Podríamos decir sin demasiado miedo a equivocarnos que de todas las series con las que Marvel comenzó a dominar el mercado de cómics de superhéroes, Daredevil era la más floja. Podríamos buscar la justificación en unos villanos con aspecto más bien ridículo, sin el empaque y la amenaza que mostraban el Duende Verde, Dr. Muerte o Magneto. A pesar de ser un personaje tremendamente atractivo, las primeras aventuras podían resultar algo repetitivas, y la trama de ese hermano gemelo Mike Murdock tampoco es que ayudase demasiado, daba la sensación de ser un concepto rápidamente agotable. Pero leyendo la Biblioteca Marvel Daredevil 6 editada por Panini podemos entender por qué una colección que tenía todos los ingredientes para caer en el olvido y quedar relegada a un cajón, consiguió persistir y crear a uno de los héroes más interesantes que tiene la casa de las ideas.
Y es que en este tomo que recoge los números de la segunda mitad de 1967 vamos a ver la conclusión del enfrentamiento de Daredevil con Mr. Hyde y Cobra, el primer anual de la serie, donde se enfrentará a una traslación del concepto de Los seis siniestros, que tan bien había funcionado en Spiderman; y una última aventura que aprovechaba la exposición universal de Montreal para enfrentar al Hombre sin miedo con el Escarabajo, un villano heredado de la Antorcha Humana y el trepamuros.
Pero, siendo unos números que recogen aventuras que enfrentan al protagonista a los villanos de turno, sin embargo vemos varios conceptos interesantes: el primero es cómo aprovechan el largo arco que comenzó en el tomo anterior para plantear algo que hoy día es muy habitual, pero en aquel entonces no: la pérdida de superpoderes por culpa de un ataque que, en este caso, cobra más relevancia debido a que Matt Murdock es ciego. Ya habíamos visto a Thor sin su Mjolnir, pero en este caso, no es que dejemos a un tipo atlético con menos fuerza o cualquier otro superpoder, sino que hace que se convierta en una persona que ya de por sí contaba con una importante desventaja. Se explora ese concepto de encontrar el verdadero heroísmo en la persona y no en sus poderes, con una situación en la que resulta aún más relevante que los muchos casos similares que veríamos en los siguientes años.
El anual también tiene su interés, ya que pone de relieve que muchas veces un mismo concepto funciona de manera regular si careces de elementos interesantes con los que jugar: Al igual que la idea de Los seis siniestros funcionó tan bien que ha perdurado durante décadas, gracias a que eran villanos con un enorme carisma, los Emisarios del mal contaban con Electro junto al Gladiador, el Zancudo, la Rana Saltarina y el Matador. Y no, no es lo mismo. Con todo, resulta divertido de leer, pero es evidente que no funcionan del mismo modo que los enemigos de Spiderman. El anual se completa con una serie de pin-ups de personajes, las típicas páginas que explican los poderes del superhéroe e incluso una pequeña historia en la que los propios Stan Lee y Gene Colan hablan de sus planes para la colección.
Al igual que comentaba en la Bilbioteca Marvel de Thor lo interesante que resultaba ver la evolución exponencial de Jack Kirby como dibujante y narrador, aquí podemos decir lo mismo de un Gene Colan que aportaba un dinamismo y unos encuadres que hasta entonces no eran nada habituales en las páginas de un cómic de superhéroes. En mi opinión Colan es otro de los grandes responsables de que esta colección haya perdurado en el tiempo como lo ha hecho, por conseguir que algunas subtramas, que hoy día podrían arrastrar una serie a su cancelación, resultasen incluso divertidas por la manera de plasmarlas sobre el papel.
En definitiva, la Biblioteca Marvel Daredevil 6 es una buena muestra de lo que supuso esta serie en una época de explosión creativa: Números divertidos de leer gracias a una narrativa diferente y dinámica, y subtramas que seguían funcionando a pesar de lo repetitivo gracias, sobre todo, al carisma de su protagonista. La exploración de un Daredevil sin poderes deja clara la importancia de la construcción de un personaje y de cómo puede funcionar una serie sosteniéndose en un buen protagonista.
Lo mejor: La evolución de Colan, sobre todo en narrativa.
Lo peor: La subtrama de Mike Murdock y lo mucho que se mantuvo en el tiempo (demasiado). Ver cómo la traslación del concepto de Los seis siniestros deja de funcionar con unos personajes con menos carisma.