En estos primeros números de esta colección, seguimos viendo que la serie, a día de hoy, tiene más relevancia por los nombres que pasaron por ella y el debut de personajes relevantes que por la calidad de sus historias. Stan Lee comenzaba a mostrar señales de agotamiento en cuanto a llevar tantas colecciones como guionista y repetía fórmulas y clichés. Pero a su vez, esa idea de ir cruzando personajes de otras colecciones que, con toda seguridad se hacía con un fin promocional del resto de colecciones de la casa de las ideas, comenzaba a asentar un universo compartido que hoy día consideramos su principal seña de identidad. En Biblioteca Marvel Daredevil 3 , Panini alcanza el número 18 de la serie.
El tomo comienza cerrando la historia que se inició en el número anterior con Daredevil en la Tierra Salvaje cruzando su camino con Ka-Zar, quien ya había debutado en la serie de la Patrulla-X, pero que aquí presentaba a un personaje que acabaría cobrando especial relevancia treinta años después en la etapa de Mark Waid al frente de la colección de Ka-Zar. Cerrada esa historia recuperaremos al villano el Buey y es entonces cuando comienza un arco argumental que cruza a Daredevil con Spiderman. No era la primera vez que se encontraban, puesto que ya lo habían hecho en la propia serie del lanzarredes, pero casualmente sí era la primera vez que quedaba en manos de quien sería uno de los dibujantes que más relevancia artística tendría en la historia de Spiderman: John Romita.
Romita venía de dibujar series románticas y no mostraba demasiado interés en dibujar superhéroes. Pero dicen las malas lenguas (incluida la del propio Lee) que el elocuente Stan se las arregló para convencer a Romita de que le echara una mano con algunas colecciones que se habían quedado sin dibujante. Comenzó entintando a Kirby en una portada de Vengadores y poco después aceptó hacerse cargo de algún número de Daredevil también sobre bocetos de Jack. Y el resto… es historia. A partir de ahí se hizo cargo como dibujante principal de esta serie durante unos meses para dar luego el salto a The Amazing Spider-Man, donde completaría una etapa absolutamente legendaria…
Pero volviendo a Daredevil, y recuperando ese comentario inicial sobre las tramas repetitivas, es verdad que al bueno de Stan en sus primeros años le podía la repetición de fórmulas que le habían dado buen fruto. Y en esta serie, leída en tomos con varios números, la que resulta un poco cansina es el «triángulo» amoroso entre Matt, Karen y Foggy Nelson. Ya no es que veamos ese amor correspondido que no se acaba de fraguar por el miedo a confesarse entre sí sus sentimientos entre Matt y Karen, muy similar al que hemos visto con Jane Foster y Donald/Thor, sino que entra en juego un tercer elemento, Foggy, en una trama que hoy día se ve un poco ridícula, aunque tenga fundamento de por sí. Pero en esta Marvel maniquea de buenos y malos, ver a Foggy poner en peligro a sus compañeros y a sí mismo, con tal de impresionar a su compañera en el bufete… llega a desentonar un poco. Como siempre, estos cómics hay que leerlos con su correspondiente perspectiva histórica del momento en que se publicaron.
Aunque para mi gusto, lo más relevante de este tomo es el debut de un personaje que podría haber quedado como otro más de esos villanos ridículos y pintorescos (no, Matador, no estamos hablando de ti ahora…) pero que gracias a autores como Brian M. Bendis y Ed Brubaker y… ¿por qué no? a que el diseño caló bien entre los lectores, ha acabado ganándose su lugar en este universo de ficción. Me estoy refiriendo a Melvin Potter, más conocido como el Gladiador. Aún recuerdo cómo me impresionó cuando descubrí este número en un ejemplar de Vertice de Dan Defensor en el que venían la historia del Buey y esta en la que debuta el Gladiador como un diseñador que tiene odio por los superhéroes y se presentaba con esa camiseta amarilla, el casco y esas cuchillas sobre sus muñecas.
En definitiva, Biblioteca Marvel Daredevil 3 es un tomo con esquemas repetidos y cebos estirados… pero también es un deleite para el lector de Marvel que puede ver el debut de personajes como el Gladiador, los primeros trabajos de John Romita en la editorial y un buen número de cruces con otros superhéroes. Además, se veían historias desarrolladas en varios números, semillas plantadas para historias posteriores y tramas que se heredaban de arcos argumentales anteriores. Me encanta ver cómo van asentándose aspectos tan aceptados hoy día pero que en aquellos tiempos iban llegando como experimentación por parte de sus autores, y con una fórmula de ensayo y error.
Lo mejor: Romita. El debut de Gladiador. Algunos aspectos de la trama del cruce con Spiderman.
Lo peor: El triángulo amoroso se hace repetitivo y con subtramas un poco inocentonas.