Desde luego que de ECC se podrán decir muchas cosas, pero lo cierto es que no paran de ampliar sus horizontes sacando material insospechado. Entre tebeos de Superman y Batman, mangas de terror y Tortugas Ninja mutantes varias, nos encontramos con que, desde hace unos meses, están recuperando la obra del genial autor zaragozano Fernando de Felipe. Tras Nacido Salvaje, ADN y S.O.U.L nos llega ahora la sensacional adaptación del clásico drama literario El hombre que ríe, escrito originalmente por Victor Hugo en 1869.
El hombre que ríe nos cuenta la desgarradora historia de Gwynplane: un niño que sufre una severa desfiguración en su cara. Un buen día se topa con Dea, una niña recién nacida cuya madre acaba de morir. Ambos son adoptados por el enigmático Ursus, con el que acaban haciendo una especie de freak show.
Fernando de Felipe hace gala de una gran capacidad de síntesis al reducir la docena de capítulos de la novela original a la mitad, alejándose un poco de la narrativa de Victor Hugo para asemejarse más a las clásicas tragedias griegas. No obstante, también es cierto que a medida que la acción en la novela gráfica avanza, esta se va alejando más del texto original.
El hombre que ríe es un tebeo extraño, de tintes absolutamente fatalistas y cuya tenebre atmósfera y ambientación conseguirá calar al lector poco a poco. Tanto, que sin darnos cuenta estaremos absolutamente absortos en una lectura de la que no nos apartaremos hasta haber finalizado.
La historia va ganando interés según Gwynplane va recogiendo de forma involuntaria las piezas que trazarán un mapa de su pasado. Unos orígenes bastante truculentos que nos serán narrados con todo lujo de detalles. Es este descenso a la locura (o a los infiernos, si lo prefieren), donde Fernando brilla con más fuerza gracias a su personalísimo estilo.
El hombre que ríe. Un trabajo descomunal de Fernando de Felipe
Y es que leyendo El hombre que ríe, lo que llama rápidamente la atención es el dibujo de Fernando de Felipe, a medio camino del barroquismo de Richard Corben y de la suciedad de Alberto Breccia. El autor se marca unas páginas de una belleza casi hipnótica por muy grotesca que sea la escena que en ellas se cuenta.
Una narrativa eficaz nos conduce a lo largo de la cautivadora historia donde también destaca el uso del color. Una predilección por una paleta oscura donde sobresalen tonos morados y púrpuras para las escenas nocturnas y ocres para las desarrolladas en interiores. Ambas suponen un contraste como la noche y el día, muy acorde con la personalidad de El hombre que ríe.
En definitiva, me atrevería a decir que El hombre que ríe es el tebeo más personal de Fernando de Felipe pese a que se trata de una adaptación. Yo en vuestro lugar, ni me lo pensaría.
Que lástima que el mercado patrio del cómic sea tan precario, pues desde hace muchos años, el autor se centra casi en exclusiva en el mundo del cine y la docencia. Una perdida monumental.
El hombre que ríe, de Fernando de Felipe vio la luz originalmente en 1992 de la mano de Toutain Editor en formato tomo con encuadernación rústica, posteriormente tuvo una segunda vida de la mano de Glénat en 1999. Ahora, treinta años más tarde, es reeditado por ECC en formato cartoné y plagado de interesantes extras como bocetos, ilustraciones, tratamientos de guion y una excelente entrevista.
