Buenos días criaturas de la noche (menuda contradicción), sean todos bienvenidos a esta entrega de la Biblioteca Caballero Luna, que incluye los números 17 a 21 del primer volumen americano, dedicado al Puño de Konshu.
Lo primero que debo decir es que sin duda este es el tomo que más me ha gustado de cuantos se han publicado hasta el momento. Quizás empatado con el primero. El caso es que en las páginas que nos ocupan, Doug Moench cambió la forma en que narraba las historias pasando de historias más o menos autoconclusivas a una gran trama que ocupa cuatro de los cinco capítulos incluídos.
Esta historia se aleja también de cualquier canon superheroico, siendo abordada como si de una novela de espías se tratase. La saga en cuestión nos devuelve la versión más Pulp de Doug Moench, que le había hecho brillar unos años atrás en su mítica etapa en Shang Chi junto a Paul Gulacy, y que destacaría a partir del año 1983 en diversos proyectos con el Señor de la noche, sobre todo en la cabecera de Batman.
La premisa es sencilla: Con el Caballero Luna clamando venganza contra el terrible Nimrod Strange, un autoproclamado señor de la guerra que lidera al Ejército del Tercer Mundo, una coalición de terroristas de extrema izquierda y derecha. Sí, sé como suena, pero esto debería quedar muy molón en los años ochenta.
Su nombre es Luna, Caballero Luna
Para conseguir su misión seremos testigos de un desfile de tópicos y tropos dignos de la mejor película de James Bond. Hay infiltraciones, una base secreta en una isla y una galería de villanos pintoresca con nombres como el Francotirador Maestro y tres guardaespaldas femeninas letales que van siempre en bikini (sic). El desarrollo de la historia también puede recordarnos al típico videojuego plataformero de la época, en el que el héroe va superando al final boss de cada nivel hasta llegar al malo final y lograr su objetivo.
Doug Moench no inventa nada pero logra insuflar a la historia un ritmo frenético cuya lectura es un ejercicio de lo más interesante y satisfactorio. En este volumen también seguirán sin prisa pero sin pausa un par de prometedoras subtramas relativas al deterioro de la relación de Marc Spector y Marlene y comienza a apreciarse una evolución de su conflicto de identidad múltiple hacía uno de personalidad disociativa.
Como siempre, tenemos a un Bill Sienkiewicz que dibuja de manera magistral al Caballero Luna. Sus escenas de acción son dinámicas y fluidas. Su narrativa es espectacular, con planos y contrapicados deudores del mejor Neal Adams. No en vano, Bill Sienkiewicz se ha referido siempre al recientemente desaparecido dibujante como su “padre artístico”.
El quinto episodio recopilado en esta quinta entrega de la Biblioteca Caballero Luna cuenta con Vicente Alcázar como dibujante invitado, llevando a nuestro héroe hasta los dominios del Doctor Vudú para enfrentarse con un montón de zombis (o zuvembies) en un relato algo disparatado pero muy divertido.
Aunque para divertida una historia corta dibujada por Denys Cowan, que parodia a la perfección las películas de Indiana Jones en particular y a todas las historias de exploradores o Tomb Raiders en general. En un puñado de páginas veremos como Marc Spector sufre todas las penurias posibles hasta alzarse con su preciado trofeo.
Como siempre, la edición de Panini incluye extras como textos de Sergio Aguirre, portadas inéditas, páginas a lápiz, bocetos o la reproducción de los correos originales.
