Una de las escenas que, por desgracia, se repite a lo largo de la historia es el intento de destruir conocimiento. Cuando emerge una figura que intenta dominar la sociedad que dirige, de las primeras cosas que suele pasar por la mente de este tipo de personajes es el anular la capacidad de crítica, y para eso, nada mejor que quitar de la vista los libros. De eso trata precisamente La bibliomula de Córdoba, una obra fabulosa de Wilfred Lupano y Léonard Chemineau, que Norma Editorial ha publicado en una fantástica edición cartoné, con cantos tintados, cinta marcapágina y unas cubiertas con acabados dorados.
La obra está ambientada en el califato de Córdoba de finales del siglo X, cuando la muerte de Alhakén II deja en el poder a su hijo de 11 años, Hisham II. Debido a su edad, su tutor aprovechará la inocencia del niño para dirigir el califato a su antojo, tal vez os suene de algo, se trataba de un tal Abu ʿAmir Muhammad ben Abi ʿAmir al-Maʿafirí. ¿No? Tal vez os suene más su apodo, al-Manṣūr (el victorioso)… ¿tampoco? Entonces solo me queda la occidentalización de su nombre, Almanzor. Ahora sí, ¿verdad? Pues una de sus primeras decisiones fue acabar con todo aquel libro que no fuese en sintonía con la palabra del profeta Mahoma y que, según ellos, fuesen libros blasfemos. Teniendo en cuenta que la Biblioteca de Córdoba era una de las más grandes fuentes de conocimiento del planeta, la situación contaba con especial gravedad. Para intentar salvaguardar la cultura, el bibliotecario Tarid y la copista Lubna le roban la mula al ladronzuelo Marwan y sacan de Córdoba los libros más importantes para evitar su quema.
La historia llevó a su guionista a trabajar en ella durante casi cinco años, contando con el asesoramiento de Pascal Buresi, director de investigación del Centro Nacional para la Investigación Científica en Francia, quien escribe un artículo interesantisimo al final del libro en el que, además de poner en contexto histórico la obra, aprovecha para comentar la fidelidad de algunos de los pasajes que podemos leer a lo largo de la obra. Lo que más me ha gustado del trabajo de Lupano es que construye una suerte de Las mil y una noches en la que la historia principal de intento de huída por parte del trío protagonista va dando pie a un buen número de historias que van desde pequeñas aventuras a fábulas o flashbacks históricos, haciendo la lectura muy variada y entretenida.
Aun centrándose en el agravio contra la cultura, escudados en nombre de la religión, otro de los grandes fuertes de esta La bibliomula de Córdoba es su defensa de la tolerancia y la diversidad cultural. El propio Tarid tuvo que cambiar de religión en pos de su propia superviviencia, y su historia es un alegato a favor de la educación y la importancia que tiene la transmisión de cultura. Por ejemplo, uno de los libros con protagonismo dentro de la historia es El libro de los animales de al-Jahiz, un libro que incluye algunas teorías evolucionistas un milenio antes de las de Darwin. Como explica Buresi en su artículo son muchos los libros que se han perdido a lo largo de la historia en los que se ha adelantado información que siglos después adquiriría mucha relevancia, y que de no ser por su pérdida, la historia habría sido bien diferente.
El dibujo de Chemineu es muy apropiado para la obra. Con un toque próximo al cartoon o a un cómic más juvenil, dota de una narrativa muy ágil y ligera a la hora de su lectura, pero sabe alternar con otros estilos o endurecer su trazo cuando la historia lo requiere. Así, en las escenas oníricas recurre a un estilo muy sobrecargado de líneas que dan un aspecto como de filtro a la escena; o en los flashbacks con Abderraman III con un trazo más fino que da ese aspecto de refinamiento que tuvo el Gran Califa. Se permite también algunas composiciones de página muy interesantes, especialmente al principio de la obra, en esa introducción casi muda en la que los autores nos ponen en situación con el plan tramado por el bibliotecario.
La edición tiene un precio elevado, pero hay que destacar un acabado absolutamente a la altura de la obra, con un borde de página tintado que da unos cantos al libro en azul oscuro, del mismo tono que la portada, cuyos acabados en dorado dan un aspecto elegante a la edición, a juego con el marcapágina de hilo dorado.
En definitiva, La bibliomula de Córdoba es una obra que aboga por la tolerancia y la cultura, por cómo esta última suele ser centro de ataques cuando interesa «dormir» a la población restándole capacidad de autocrítica. Una historia contada con un estilo que puede resultar atractivo también para los más jóvenes y que, a pesar de tener una intencionalidad narrativa clara, cuenta con bastante rigor histórico en muchos aspectos. Si no quedase suficientemente claro, el epílogo de la obra es todo un repaso a cómo este tipo de situaciones se han ido repitiendo a lo largo de la historia y cómo debemos luchar para evitar que vuelva a repetirse… porque va a volver a suceder. Una edición digna de hojear por su cuidado acabado y su calidad.
Lo mejor: Cómo está contada la historia, con numerosos relatos paralelos que aportan variedad y diversión en la lectura. La edición es una absoluta maravilla. Su rigor histórico y el asesoramiento con el que ha contado.
Lo peor: La calidad de su edición obliga a aumentar el precio y, probablemente, se lo haga pensar mucho al lector.
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