Unos vienen y otros se van. Renacimiento ha llevado a las publicaciones de DC a un nivel de calidad y popularidad que hacía años que no se veían, pero no todas las series se mantienen permanentemente en el mercado. Ya sea por bajas ventas, partida de sus autores en series demasiado personales o finalización de las tramas que se pretendían contar, hay series que cierran. A finales de 2017, DC echó el cierre a All Star Batman, aunque en este caso las ventas no fueran un problema, que estaba en unos muy cómodos 55000 ejemplares vendidos al mes, por encima de Amazing Spiderman o Justice League. Así que para mantener estable el número de títulos de la Batfamilia, unos meses antes vio la luz el primer número de la segunda oleada de títulos de esta franquicia. Bienvenidos a la nueva serie regular de Batwoman, la segunda protagonizada por el personaje en sus más de sesenta años de historia.
Batwoman: un poco de historia
El origen de Batwoman como personaje no responde a ningún tipo de necesidad narrativa, ni aparece como parte de ningún tipo de historia. Kathy Kane aparece en 1956, a principios de la Silver Age, con dos objetivos muy definidos. Uno, ampliar el elenco de personajes secundarios de las series de Batman. Y el otro, presentar un interés romántico estable para Batman, para refutar las acusaciones que el infame Frederic Wertham vertió en su libro Seduction of the innocent de que Batman y Robin mantenían una relación homosexual. Su popularidad fue decayendo con el tiempo, llegado a ser borrada de la continuidad tras Crisis en Tierras Infinitas, como muchos de los personajes y conceptos de la época más camp del género superheroico.
Dos décadas después, Kate Kane reaparece en las páginas de 52, serie de la que nuca se llegará a hablar suficientemente bien. En la reinvención del personaje, es presentada como lesbiana. Irónicamente, la lesbiana más importante de la historia de la editorial (no, Wonder Woman es bisexual, no lesbiana) había sido creada para negar la homosexualidad de otro personaje. Es una lástima que Wertham esté muerto y no haya podido ver este fantástico giro de los acontecimientos.
Tras su presentación en 52, Batwoman se convierte en la protagonista de Detective Comics durante una corta pero intensa etapa, escrita por Greg Rucka y preciosamente dibujada por J. H. Williams III (de la cual ya dimos cuenta aquí, reseñada por Elisa McCausland). Un año después, y ya dentro de los Nuevos 52, llega la primera cabecera titulada Batwoman, con J. H. Williams III como autor completo, ayudado en los guiones por Haden W. Blackman. Esta serie duró cuarenta números, y ahora, con Renacimiento, llega su segundo volumen.
Los muchos brazos de la muerte
DC está intentando convertir a Batwoman en un personaje de referencia dentro del elenco de personajes de Gotham City y alrededores. Sus primeros pasos dentro de Renacimiento los dio como líder casi militar del equipo de secundarios que protagoniza Detective Comics y acabó resultando una de las grandes sorpresas del último relanzamiento de la editorial. Tan buena fue la sorpresa que se le dio una segunda serie regular, en este caso en solitario (Detective Comics es una serie coral, por mucho que Batwoman sea la líder), guionizada por el mismo autor que ha sido responsable de su reciente popularidad, James Tynion IV, compartiendo la escritura aquí con Marguerite Bennett.
Este primer tomo de su nueva serie regular saca a Batwoman de su entorno geográfico y temático habitual. Abandonamos Gotham City y el estilo superheroico para embarcarnos en una historia internacional más próxima al género de espionaje, que podría incluso ser protagonizada por algún personaje del estilo de James Bond.
El primer número que leemos es el especial Rebirth. Lo que en otras series ha servido para sentar las bases y el tono de lo que leeríamos en las colecciones que empezarían un mes después, aquí sirve para dar a conocer la historia del personaje, haciendo un repaso por su biografía desde su infancia, contándonos su relación con su familia, su vida social y su paso por el ejército, haciendo una referencia al infame Don’t Ask, Don’t Tell, normativa por la cual se vetaba la pertenencia a las Fuerzas Armadas norteamericanas a las personas abiertamente LGBT, mientras que se permitía el acceso a las personas pertenecientes a estos colectivos que estuvieran dentro del armario.
Este número es un perfecto arranque para nuevos lectores, mientras que para los más veteranos funciona como un punto de enlace entre la anterior serie mensual y la nueva, sentándose a mirar atrás y recordando quién es Kate Kane y de dónde viene. En este número, además, Epting utiliza en varias ocasiones una composición de página que recuerda poderosamente a las de J. H. Williams III, autor que al que homenajea y, hoy por hoy, es el más importante de la historia del personaje, incluso por encima de sus creadores, Edmond Hamilton y Sheldon Moldoff.
La historia que ocupa la mayor parte del tomo, Los muchos brazos de la muerte, arranca a raiz de los acontecimientos de La noche de los hombres monstruo, el crossover publicado por ECC en un tomo único entre Batman, Nightwing y Detective Comics, que sirve de punto de partida con el que el personaje se involucra en la historia. Hay un traficante de Veneno que lleva a Batwoman hasta Estambul, donde tendrá un enfrentamiento con un monstruo que la llevará a Coryana, una isla del mediterráneo que, retrocontinuidad mediante, nos enteramos de que forma parte de su pasado. A partir de aquí, nos encontraremos con dos narraciones paralelas, una en el pasado, en el que veremos la historia de Kate en Coryana y su relación con la reina pirata de la isla, y otra en el presente, con los actuales dirigentes de la misma y su relación con el tráfico de la droga mencionada.
El último número del tomo, Pax Batmana, es un punto y aparte que sirve para plantear una historia futura, tanto en la edición de los cómics como en la ambientación cronológica. En un momento temporal indefinido, Bruce Wayne está muerto y Gotham es un estado policial controlado por batsoldados que despierta ecos de Kingdom Come.
El papel de Julia Pennyworth, aunque dé un contrapunto interesante al personaje, me ha hecho torcer el gesto. No es que esté mal llevado, que no lo está, es que duplica la relación entre Batman y Alfred. Un murciélago con un Pennyworth de ayudante es algo que ya conocemos de toda la vida, y aquí suena a la versión femenina de lo ya visto, lo cual no es precisamente algo positivo cuando se está pretendiendo definir a un personaje por sí mismo en lugar de como una recreación de otro. Sí es cierto, en cambio, que Julia, además de fiel reflejo de su padre, cumple también la labor de una Oráculo privada.
En el plano gráfico, Steve Epting hace un trabajo mucho más que correcto, encontrando un equilibrio perfecto entre la caracterización de personajes y la acción dinámica, sin caer en el estatismo de los dibujantes más fotorrealistas ni en los personajes genéricos de los autores que se orientan más a las escenas de combate. Quizás podríamos decir que no se encuentra a la altura de su trabajo en Capitán América, que a día de hoy podríamos decir que es su obra cumbre.
Los autores
Marguerite Bennett y James Tynion IV son ambos autores queer, lo cual puede ser uno de los motivos por los que las relaciones de pareja de Kate estén tratadas de una forma tan natural, tan poco forzada. No pretendo decir con esto que un guionista heterosexual no pueda escribir un personaje homosexual, pero a lo largo de los últimos años se han visto casos auténticamente sonrojantes. Tynion, guionista de Batwoman en Detective Comics, coescribe los números incluidos en este tomo, dándole el relevo a Bennett en exclusiva a partir del número 7.
De Marguerite Bennett podríamos destacar su trabajo en Bombshells en DC, en Fuerza V y las series de Angela en Marvel, y en Josie and the Pussycats en Archie Comics.
Las obras más destacadas de James Tynion IV son la actual etapa en Detective Comics, Constantine: The Hellblazer o The Woods, esta última para Boom Studios.
Steve Epting es un veterano del sector, de estilo clásico, que lleva publicando desde finales de los 80. Empezó en First Comics, haciendo historias cortas de complemento, y dio el salto a Marvel dos años después, en 1991, entrando en la editorial por la puerta grande, en Los Vengadores. Sus trabajos más afamados son Vengadores: Operación tormenta galáctica, la serie de Factor-X en la Era de Apocalipsis, la muerte del Capitán América o la muerte de la Antorcha humana durante la época de Jonathan Hickman en los 4F.
En resumen…
Este primer tomo de Batwoman: Renacimiento no está al nivel de la espectacularidad gráfica de las etapas de J. H. Williams III, ni tampoco tiene la calidad argumental de los números de Detective Comics de Greg Rucka, pero resulta un planteamiento interesante para sentar las bases de una dirección a largo plazo de un personaje que, aunque tiene más de sesenta años de historia, sólo ha sido mínimamente interesante a lo largo de los últimos diez. Seguiremos con interés lo que se haga a partir de aquí.