Cuando en 2010 apareció por primera vez Superman: Tierra Uno, el por aquel entonces editor jefe, Dan Didio, mencionaba que este tipo de novela con un Superman más joven trataba de repetir el éxito que Stephanie Meyer tuvo con Crepúsculo. Obviamente ni se le acercaría y lo de la juventud del personaje no sería tan relevante como pensaron, pero se dieron cuenta de otra cosa por el camino y es que el mercado evolucionaba hacia el libro y que en este sentido, la línea Tierra Uno era un éxito que se adelantaba a las líneas juveniles o Black Label. Así, el primer volumen de Batman: Tierra Uno establecería la continuidad como línea en 2012, a la que se unirían Titanes, Wonder Woman y Green Lantern, con sus segundas y terceras partes e incluso aún se especula con la posibilidad de la salida de Aquaman y Flash.
Pese a que, cómo todos los demás libros de esta línea, dejan abierta la continuidad, la trilogía parece ser el formato en el han parado los títulos más populares y el formato perfecto para recopilar en integral. Hace algo más de un año ECC ponía a la venta Superman: Tierra Uno Integral y ahora es el turno de Batman. La premisa de Tierra Uno era bastante sencilla, ya que bastaba con tomar la idea de la línea Ultimate de Marvel de recontar los orígenes de los héroes como si hubieran sido creados hoy, añadiendo unas gotitas del cuidado por los autores de primera fila y la libertad creativa de la línea All-Star y el libro o novela gráfica como unidad básica.
De los encargados de Batman: Tierra Uno integral poco hay que decir ya a estas alturas. Tanto por separado como en equipo, nadie pone en duda el talento de los autores de Action comics, El reloj del Juicio Final o Geiger. Geoff Johns es con toda probabilidad el guionista más importante de la DC del siglo XXI y Gary Frank posiblemente el artista con el que mejor funciona. Si le añadimos que Batman es innegablemente el personaje que más juego da de todo DC, Batman: Tierra Uno partía con toda la ventaja del mundo para situarse como la mejor de cuantas obras ha dado esta línea.
Todo es lo mismo y todo es distinto en Batman: Tierra Uno. Los padres del joven Bruce Wayne son asesinados a la puerta del cine cuando éste es un niño, Alfred se hace cargo de él, Bruce se lanza al entrenamiento y aprendizaje para una cruzada contra el crimen y termina por vestirse de murciélago. Sin embargo, en esta realidad, la madre de Bruce no es Martha Kane, sino Arkham, Alfred es un veterano de la Guerra del Golfo, el alcalde es un tal Cobblepot y un tal Gordon patrulla las calles con una ex-estrella de la tele llamado Bullock.
Batman: Tierra Uno integral nos muestra tres historias bien diferenciadas. La primera será el nacimiento del héroe, aún torpe e inexperto con Cobblepot y un personaje de nuevo cuño asesino en serie llamado cumpleañero como antagonistas. La segunda historia marcará la consolidación del héroe con un Acertijo que sin duda ha servido de inspiración al de la película de Matt Reeves más Harvey Dent y Killer Croc en papeles inesperados. La tercera historia marca el afianzamiento de Batman como fuente de historias y continuidad. Por el momento es el último volumen, pero tal como es el espíritu que establece ya podríamos tener otros tres u otros diez tomos más.
No es un hecho anormal que en trilogías de este tipo sea el primer volumen el más interesante. Al fin y al cabo, es el que levanta todos los cimientos de este nuevo mundo y se plantea casi como si fuera una película, que ni siquiera sabe si va a terminar teniendo continuidad. Como película de origen funciona de manera espectacular, con una sorprendente combinación fifty-fifty de noir y superhéroes y sabiendo ser su propio universo, su propia Gotham y a la vez jugar a eso tan Johns de pillar los guiños. Tenemos un Batman torpe, impulsivo e inexperto, que aún está en proceso de gestación y un Alfred que amenaza con comerse a Bruce en el papel principal. Como decimos, Johns no puede saber mientras escribe este primer volumen si el experimento tendrá continuidad y pero juraríamos que es optimista y es ese el motivo por el que va introduciendo muchas pequeñas tramas que tendrán su verdadera importancia en las entregas posteriores.
En el volumen dos ya tenemos al Acertijo, Killer Croc, Maroni, Harvey Dent, Catwoman, un Bullock más Bullock… todo es ya mucho más Batman. Se encargan de presentarnos a Batman con una escena paralela a la inaugural del tomo uno, donde esta vez resuelve airoso todo lo que antes hacía mal. El justiciero y sus amenazas ya están maduras, pero pese a un ambiguo final que no termina de estar muy seguro de si es un cliffhanger o no, podríamos decir que el segundo tomo funciona también como una historia autónoma y de lo más notable.
El tercer y último, sin embargo, ya es un completo abrazo a la continuidad. No se puede leer sin haberlo hecho antes con los dos volúmenes anteriores, todo en Gotham es ya un mecanismo de relojería, donde cada engranaje tiene efecto en los demás y nos presenta ya una trama que aúna pasado y futuro. Todo se va haciendo cada vez más partícipe de los códigos clásicos de la historias de superhéroes y eso ya nos va alejando de la idea de libros unitarios con la que partió. Al final de este tercer volumen tranquilamente podríamos tener ya una serie regular, puesto que el terreno queda allanado para ello, pero también puede interpretarse como un fin apropiado a la idea de Tierra uno que muere cuando muere la idea de volumen unitario.
Tenemos la suerte y el lujo de contar con Gary Frank en los tres libros, cosa que no es habitual, ya que no es un dibujante precisamente rápido, pero la espera merece la pena. Frank, como es habitual, ronda entre lo impecable y lo espectacular. Su estilo abundante en detalle encaja como un guante para esa propuesta realista donde se huye de los uniformes clásicos superheroicos para ofrecernos esas máscaras con imperfecciones, esos ojos abiertos, esos trajes llenos de costuras y arrugas por más que sean elásticos y ajustados. No hay duda de que el resultado visual se hace raro e incluso le resta parte de la épica, pero es al fin y al cabo lo que tiene acercar a los mitos a la realidad, ¿no? Tal vez un entintado de mancha más sólida y menos derroche en los tramados que el de Jonathan Sibal y un color algo más austero y discreto que el de Brad Anderson habrían terminado de redondear esta propuesta de realismo cinematográfico, pero el resultado visual sigue siendo como mínimo extraordinario.
De entre los distintos personajes que han puesto sus respectivas mitologías al servicio de esta propuesta de Tierra Uno, sin duda Batman es el que mejor parado sale y este Batman: Tierra Uno integral con la trilogía completa queda como un volumen intemporal para cuantos fans quieran acercarse en el futuro.