Si esta obra hubiera sido publicada a principios de los años noventa sin duda se hubiera considerado una referencia e influencia para muchas de las obras de Batman que hoy seguimos alabando. Sin embargo, esta serie limitada de 12 números se publicó originalmente entre los años 2008 y 2009, hace unos diez años, por lo que podríamos decir que lo que Steve Niles y sobre todo Kelley Jones hacen con ella es todo un homenaje a algunas de las mejores obras de Batman. Gotham después de la medianoche es una obra con una premisa nada original, pero muy bien planteada. Tanto, que permite fijarnos en todos los homenajes y disfrutar de ella mucho más de lo que haríamos si Niles hubiese retorcido mucho más la trama.
Un nuevo personaje aparece en Gotham. Se trata de Medianoche, un tipo de aspecto lúgubre que decide tomarse la justicia por su mano y pretende acabar con el crimen de una vez por todas con métodos sanguinarios y exhibicionistas. Para ello no dudará en contar con la «ayuda» de algunos de los villanos más emblemáticos de la ciudad, aunque tenga que ser utilizando métodos poco convencionales. Batman intentará detener a este villano/justiciero, aunque la policía y, concretamente los detectives Clarkson y Lucas, al cargo de la investigación, no parezcan especialmente entusiasmados.
Steve Niles (30 días de noche, Monstruosidades) es especialista en historias de terror y de atmósferas opresivas. Su visión le sienta francamente bien al personaje, pero aún lo hace más cuando combina con el estilo gráfico de Kelley Jones (Batman vampiro, Gotham maldita). Jones tiene un estilo retorcido, hiperbólico y casi diría que anticuado. Y por favor, no entendáis este anticuado con un tono despectivo, pero es un dibujo noventero a más no poder, lo cual no es algo necesariamente negativo. Aquí vemos su estilo, pero también vemos, y comenzamos con las referencias, homenajes a grandes autores que han dibujado alguna vez a Batman: desde el propio Frank Miller, al que no solo vamos a recordar cuando veamos esas poses retorcidas e imposibles, sino en ciertos momentos en los que recupera esos sombreados de persianas que se hicieron muy reconocibles en Sin City. Pero no solo vamos a ver a Miller, sino también a Tim Sale, con unos rostros y un uso de las sombras que son marca de la casa del autor del Largo Halloween, una obra que aquí vamos a ver además en esa estructura en doce números y en el propio tono sombrío de la historia.
El color de Michelle Madsen contribuye aún más si cabe a dar esa atmósfera noventera. Madsen usa colores muy satinados y planos para los fondos en momentos determinados, consiguiendo aportar intensidad en las escenas más impactantes.
Niles usa una estructura por capítulos dentro de cada número, hasta llegar al 56 en el número 12 de la serie, algo que hace ver a toda la obra como una sola novela gráfica con sus propios capítulos, aunque fuera editada en doce entregas. Niles tira de influencias de otro clásico moderno como es Silencio para traernos a un personaje de nuevo cuño, que además sirve para hacer un recorrido por la galería principal de villanos de Gotham, recurriendo a gente como el Espantapájaros, Catwoman, Clayface, o el Joker, entre otros. Esto, al igual que sucedía en la obra de Loeb/Lee, hace que resulten una obra perfecta para un lector novato que no sepa por donde empezar a leer al personaje.
Como decía, la premisa del nuevo personaje justiciero no es nueva, de hecho diría que incluso está manida, pero Niles acierta en desarrollar a los secundarios, como la detective Clarkson, que comienza como una enemiga pero poco a poco va relacionandose con Batman/Bruce Wayne. También me gusta mucho lo que hace con Gordon, que en un principio puede parecer que no hace más que de personaje-mueble, pero que en el fondo está siempre en el momento adecuado y es un elemento de apoyo para Batman en momentos críticos. Pero si hay un personaje que brilla y, que casi me atrevería a decir que es el virtual protagonista (o al menos el protagonista moral), es Alfred. El mayordomo hace una serie de análisis y reflexiones críticas acerca del comportamiento de Batman, y tiene unos diálogos con su jefe que son caviar puro.
En definitiva, Gotham después de la medianoche.
Una obra que puede verse como un homenaje al cómic de los noventa-dos mil de Batman, con homenajes frecuentes. Es una historia autocontenida e independiente para lo cual no es necesario haber leído más nada. Eso, junto al repaso a la galería de villanos tan exhaustiva, la convierte en una de esas obras perfectas para recomendar al típico que nos pregunta «¿por dónde empiezo?». Una lectura rápida puede hacer pensar que estamos ante un pastiche de conceptos más que trillados, pero Niles hace un inteligente desarrollo de personajes secundarios de una manera muy sutil, y hace evolucionar a algunos de los nuevos personajes con bastante acierto. El tomo incluye algunos bocetos y diseño de personaje de Jones que son bastante interesantes.
Lo mejor: Los homenajes. Alfred. El tratamiento de algunos secundarios.
Lo peor: Un vistazo por encima puede hacer pensar que estamos ante una obra anticuada, cuando no es para nada así. La resolución del «misterio científico» no está muy trabajada…
Para alguien que quiera leer algo de Batman y no sepa por dónde empezar. Para buscadores de referencias a otras obras. Para amantes de obras con tono lúgubre.