De unos años a esta parte, con motivo del 80 aniversario de DC Comics y la llegada de dos de sus series principales a una numeración con cuatro cifras, hemos podido ver un buen número de tomos compuestos por historias cortas de nueva creación, firmadas por autores variados. En particular, del Hombre Murciélago hemos visto tres en el último par de años: el especial Detective Comics nº 1000, el Detective Comics nº 1027 que celebraba los 1000 números de Batman en su cabecera más antigua, y ahora un tercer lanzamiento similar pero con un espíritu muy diferente, Batman: El Mundo.
Batman: El Mundo es una colección de catorce historias firmadas por autores provenientes de Europa, Asia y América. Habría sido interesante ver alguna muestra de cómic de África o de Oceanía, pero por algún motivo no hay ningún autor proveniente de esos dos contienentes en esta recopilación. El caso es que las catorce historias incluidas, de ocho páginas cada una, nos da una pequeña muestra de cómo es el cómic en Estados Unidos, Francia, España, Italia, Alemania, la República Checa, Rusia, Turquía, Polonia, México, Brasil, Corea del Sur, China y Japón. Como es tradicional en este tipo de productos, el resultado final es bastante irregular. Cada equipo creativo ha enfocado su historia de una forma diferente, y tenemos algunas historias de corte introspectivo, otras que se centran en la idea de Batman como un icono inspirador y algunas son escenas de acción sin más. Evidentemente, teniendo cada lector una sensibilidad diferente, a cada uno le tocará la fibra de una forma diferente cada historia. Hay que tener en cuenta que hacer una historia en tan solo ocho páginas y totalmente inconexa del resto del tomo es tremendamente complicado y tiene que girar alrededor de una idea concisa.
Quizás la que más pueda llamar la atención del lector internacional, debido principalmente a la fama de sus autores, sea la estadounidense Ciudad Global, firmada por Brian Azzarello y Lee Bermejo, viejos conocidos del personaje (Joker, Batman: Condenado) que abre el tomo y quizás sea una de las grandes decepciones que nos encontraremos en él. La historia que nos cuenta Azzarello en los cuadros de texto nos plantea a un Batman que mantiene una relación obsesiva con Gotham, acompañada de splash pages de Lee Bermejo , muy espectaculares, pero que no tienen ninguna relación con el texto y acaba resultando una mezcla desaprovechada que no termina de cuajar en ningún momento, resultando uno de los puntos más flojos de la antología.
París, en cambio, es una de las historias más disfrutables. La historia francesa, firmada por Mathieu Gabella (El Verdugo) y Thierry Martin (Último aliento) gira alrededor del eterno flirteo entre Batman y Catwoman, y qué mejor lugar que una de las ciudades consideradas más románticas del mundo. Y dentro de esa ciudad, teniendo como una de las protagonistas a la ladrona por excelencia del Universo DC, no podría ocurrir en otro lugar que no fuera el Louvre. Una historia que aprovecha el formato, es dinámica y demuestra conocer y entender a los personajes. No en vano, una de las obras más conocidas del guionista es una versión francesa de Batman.
Posiblemente, la parte que más esperábamos los lectores españoles era Cerrado por vacaciones, la de Paco Roca. Aquí, Bruce Wayne se va de vacaciones a Benidorm después de que una pelea con el Joker le deje machacado física y emocionalmente. El autor valenciano escribe por primera vez al murciélago (no es la primera vez que lo dibuja, como él mismo nos contó en Emotional World Tour) en una historia prácticamente muda, en la que el peso total de la narración lo lleva el dibujo. Podríamos decir que en estas vacaciones levantinas del murciélago, Paco Roca consigue a la perfección narrar el aburrimiento. La historia que nos cuenta no es gran cosa, pero es gráficamente impecable.
Del resto de historias habría que destacar sin duda la rusa Mi Batman, de tono aparentemente autobiográfico y que gira alrededor de la fascinación que crean los iconos en las mentes infantiles y la italiana Ianus, una extraña historia que gira alrededor de la idea de pasado y futuro, de romper ciclos, con el dios Jano como excusa argumental para una narrativa no lineal que puede llegar a desconcertar al lector y puede necesitar un par de lecturas.
El resto del tomo se reparte entre historias olvidables y otras que directamente nos hacen torcer el gesto. La alemana Un mañana mejor, por ejemplo, nos lleva a una noche de Reyes en los Alpes bávaros con un Joker ecoterrorista con principios políticos, muy alejado de la esencia nihilista del personaje. La checa Masa roja es una historia simple y superficial en la que Batman investiga a un asesino psíquico y deja con la sensación de que es el mayor relleno del volumen.
Al margen de la calidad de los relatos incluidos, hay varias historias en las que se aprecia una personalidad diferente, que no están intentando imitar los modos del cómic norteamericano, y que resultan especialmente interesantes por lo ajenas en sus formas que resultan, y de las que quizás nos habría gustado ver más muestras. Entre estas, destacan la mejicana Funeral, en la que Batman se encuentra con un alma en pena, aprovechando las supersticiones de la región, la coreana Muninn, que quizás no tenga mucha chicha argumental pero utiliza un estilo Manwha que no es especialmente conocido por estos lares, y la china Batman y Panda girl, una historia de corte humorístico en la que una niña china toma el papel de Robin ayudando a Batman a combatir a unos malvados capitalistas. La japonesa Batman desencadenado también tiene un estilo claramente local, pero ya hemos visto al murciélago en mangas previamente, como Batman y la Liga de la Justicia, de Shiori Teshirogi, o El hijo de los sueños, de Kia Asamiya. Nada nuevo en este caso, y tampoco es especialmente destacable.
Finalmente, llegamos a la conclusión de que la idea que teníamos de este tomo antes de abrirlo es totalmente acertada: es una colección de historias cortas, unas más inspiradas y otras menos, cuyo mayor interés es tener una colección de pinceladas de cómo se hace el cómic alrededor del mundo. O al menos, parte de él.