Hay obras que por su importancia o trascendencia deben estar siempre disponibles en el mercado. Curiosamente, la mayoría de estos imprescindibles suelen pertenecer a DC. Me refiero a cómics como Watchmen, V de Vendetta, El regreso del Señor de la Noche, La broma asesina o Asilo Arkham. Ahora ECC nos ofrece una nueva edición de este último en formato tabloide.
Sí, amigos, tras el volumen de la línea Grandes Autores, el Deluxe, el Pocket y a saber cuántos más, tenemos disponible en el mercado una nueva edición de Asilo Arkham. Este tebeo de Batman que ningún editor español se ha dejado en el tintero. Zinco, Norma y Vid lo editaron una vez, pero después Planeta y ahora ECC le están sacando un gran rendimiento. No es para menos, pues es una de las mejores historias jamás publicadas del héroe de Gotham, y posiblemente la más personal.
Asilo Arkham fue publicado originalmente en formato novela gráfica gozando de un gran éxito de crítica y público. Escrita por ese chaval sacado de 2000 AD por Karen Berger (con recomendación expresa del mismísimo Alan Moore) llamado Grant Morrison, estamos ante un tebeo definitorio en la trayectoria, que choca frontalmente con la imagen nos habíamos hecho del alter ego de Bruce Wayne a raíz de otros cómics de la década como Batman: Year One o el citado Dark Knight Returns. Claro que, viendo la trayectoria de Morrison, no es algo que debería sorprender a nadie, puesto que su estancias en Animal Man o la Doom Patrol reinventaron casi por completo a unos personajes que ya contaban con décadas de vida editorial.
Asilo Arkham. La noche más larga de Batman
La premisa de Asilo Arkham es brillante por su sencillez. Una buena noche, hay un motín en el hospital psiquiátrico que alberga a los criminales más peligrosos de Gotham. Como no podría ser de otra manera, Batman debe acudir al rescate de los internos en las que se convertirán en las horas más complicadas de toda su carrera. A partir de aquí, Grant Morrison desarrolla la historia en dos líneas temporales. Una con Batman y su peligrosa cruzada. La otra, ambientada en el pasado, protagonizada por Amadeus Arkham, que convirtió la casa familiar en el hospital psiquiátrico que todos conocemos.
Asilo Arkham no es un tebeo de acción, desde luego tampoco es un cómic de superhéroes al uso. Estamos ante un thriller donde prima la psicología de los personajes sobre todas las cosas. Según vayan pasando las páginas asistiremos a un desfile de algunos de los enemigos más famosos de Batman. Desde un monstruoso Killer Croc, pasando por Dos Caras (con un diálogo entre el héroe y un trabajado de Arkham sobre el tratamiento administrado a Harvey Dent que no tiene desperdicio) o, especialmente, el Joker.
El escritor refleja a Batman y a sus enemigos encerrados en Arkham como dos caras de la misma moneda. Un reflejo en el espejo el uno del otro, el yin y el yang. Sin la presencia de sus villanos, Batman no existiría. Circunstancia que se da también al revés en algunos casos concretos.
De hecho, vemos como Morrison nos muestra a un héroe que lejos de ser el tipo duro detectivesco mostrado por Frank Miller, Englehart o Jim Starlin (por citar algunos autores importantes de la época) aparece como un hombre mentalmente roto, psicológicamente inestable y completamente traumatizado por la muerte de sus padres. Un catalizador que le llevó a iniciar ese tour de force repleto de violencia y locura que se acabaría convirtiendo en su motor vital. Vamos, que si nos dicen que el guardián oscuro es un interno más del Asilo Arkham lo habríamos creído a pies juntillas.
La novela gráfica tiene algunos momentos brillantes como el Joker analizando a su propia némesis mediante un test de Rorschach. También me ha parecido muy interesante presenciar cómo Grant Morrison vuelca sus muchas de sus inquietudes y gustos literarios en el texto. Referencias claras a la “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll, a Aleister Crowley, a la Biblia o al tarot. Un batiburrillo de influencias que empasta a la perfección con la insana espiral que supone el descenso a los infiernos de esta incursión en las instalaciones de Arkham.
¿Y qué decir de Dave Mckean? El ilustrador inglés realiza un trabajo soberbio, muy atmosférico, plasmando a la perfección la esencia onírica del texto de Grant Morrison. Algunas planchas muestran un aspecto de irrealidad completamente insano, más propio de una pesadilla indefinida que de un cómic mainstream. La edición de ECC incluye algunos extras como bocetos, storyboards o ilustraciones promocionales del propio autor. Decir también, que el mayor tamaño facilita la lectura debido a una tipografía que muchas veces parece fundirse con el dibujo y que requiere de una lectura con mucha atención. Sobra decir que Asilo Arkham es una lectura poco amable, muy exigente, pero que, a nada que te dejes atrapar, te resultará de lo más gratificante.
En definitiva, Asilo Arkham es un tebeo tan poco convencional como fascinante. Una obra que debería estar en las librerías de todo aficionado.