Bárbara Maravilla sólo sale de casa para ir a trabajar. Ronda la mediana edad y su timidez enfermiza la retiene aún en casa de sus padres, sólo se relaciona y por obligación, con compañeros de trabajo anodinos. De su sexualidad mejor no hablar, porque no existe… Hasta que un accidente bioquímico desata sus feromonas y se ve catapultada a las más altas esferas en una espiral de geopolítica desenfrenada y orgasmos monumentales. Marta Alonso Berná deja de lado la autocensura y despliega un humor insensato en el que afloran críticas contundentes a la sociedad occidental, desde los riesgos de cocinar con microondas, pasando por la trastienda del G7, la influencia de la Iglesia o los manejos de la industria farmacéutica. La autora parodia el mundo en el que vivimos, donde sexo, poder y dinero orquestan nuestro destino, y se ríe sin compasión de la condición humana.
La lectura de este tomo me ha dejado sensaciones contrapuestas. Normalmente, la colección Sillón Orejero de Astiberri suele ser garantía de tebeos de calidad. No obstante con este Bárbara Maravilla me he encontrado con una gran decepción en todos los niveles. Este tomo tiene una premisa muy interesante que se desinfla nada más empezar. Nos presenta a una protagonista anodina, que a causa de una combinación de elementos químicos y electricidad (que recuerda al origen de los poderes del superhéroes Flash) ve cómo su sex-appeal y sus feromonas se disparan ajenos a su voluntad, creando una irresistible atracción física hacia personas cada vez más poderosas. Empezando por el director de su empresa, va escalando posiciones pasando por el Director General de la Agencia Europea del Medicamento, el hijo de la Reina de Holanda, el presidente de una poderosa multinacional… Todos caen rendidos a su nuevo e irresistible atractivo y se entregan a una pasión sin freno. No obstante, Bárbara tiene sueños eróticos con un amigo de la infancia que ahora trabaja de misionero en Zambia; un amor imposible que arrastra desde hace años, y que es el único inmune a sus encantos.
Lo que podía haber sido una divertida comedia de enredo o una inteligente trama de espionaje político y empresarial se queda en tierra de nadie, pretendiendo ser una mordaz crítica social cuando apenas rasca en la superficie. Sí, vemos cómo Bárbara va ascendiendo en la escala social a medida que encadena amantes, pero no llegamos a entender qué pasa por su mente en ningún momento. No queda claro si es una mujer que está viviendo el sueño de su vida, o si es sólo esclava de sus incontrolables pasiones. Cambia de amante como quien se cambia de ropa interior pero ¿les ama o sólo les desea? ¿Es consciente de su situación? ¿Se enamora de verdad o es sólo víctima de la erótica del poder? Todas estas preguntas se quedan en el aire mientras Bárbara va enlazando un amante detrás de otro. Con un dibujo más esmerado y escenas de sexo más elaboradas podría haber sido un buen punto de partida para un cómic erótico, pero ni siquiera se acerca a eso. El dibujo es otro punto que hace un flaco favor a este cómic. Un estilo feísta, un coloreado que abusa del bitono y una narrativa insulsa y poco inspirada hacen de este Bárbara Maravilla una experiencia decepcionante.
La autora de Bárbara Maravilla es la barcelonesa Marta Alonso Berná (Recuerdos de Perrito de Mierda, Dibbuks), ingeniera técnica en informática, licenciada en Bellas Artes y con un master de animación por ordenador. Ésta es su segunda obra y aún se le notan las costuras en el lenguaje del cómic. La historia es repetitiva y no alcanza ni a hacernos empatizar con la protagonista ni a realizar una verdadera crítica social. Y en lo que respecta al dibujo, todavía tiene muchas aristas que pulir para convertirse en una buena narradora. El material de partida está ahí, y no le falta potencial, pero debe trabajarlo mucho para convertirse en una autora realmente buena.
Bárbara Maravilla es una obra que me ha dejado muy frío, aunque es posible que sea por las altas expectativas que tenía puestas en ella. La sinopsis de la editorial me la presentaba como una obra divertida y crítica, y esperaba algo a la altura de lo que nos tiene acostumbrados la editorial. Espero que para futuros trabajos, Marta Alonso Berná haya adquirido algo más de experiencia y madurez gráfica, y nos sorprenda con algo realmente impactante.
