Con el inicio del siglo XXI, los aguerridos miembros de Authority dirigen su atención a una clase de villanos que habían pasado inadvertidos: los traficantes de influencias que manipulan a los testaferros políticos del mundo para promover sus intereses egoístas. Tal y como lo ven los antiguos miembros de Stormwatch, esas cábalas sombrías se han salido con la suya durante demasiado tiempo, y es necesario hacer cambios muy serios si se quiere mejorar la vida de la humanidad en general. Sin embargo, los poderes fácticos no han llegado a estar donde están siendo amables…
Han hecho planes para todas las contingencias, incluidos equipos de superhumanos increíblemente poderosos con naves espaciales conscientes, interdimensionales y del tamaño de una ciudad. Así que cuando Authority empieza a fastidiar sus redes de control ganadas con esfuerzo, la respuesta es tan rápida como devastadora. Pero, por mal que estén las cosas, esos ataques siguen siendo comprensibles a escala humana. No puede decirse lo mismo de aquello que provocan.
Mark Millar toma el relevo de la rompedora serie creada por Warren Ellis y Bryan Hitch, acompañado por algunos de los mejores dibujantes de cómic – incluidos Frank Quitely, Dustin Nguyen, Art Adams y Chris Weston– en este segundo volumen de Authority, que recopila los números del 13 al 29 de esta aclamada serie.
Básicamente puedes jugar con dos tipos de juguetes: los tuyos y los ajenos. Con los ajenos tienes que tener cuidado, no puedes tratarlos como quieras y tienes que devolverlos en perfecto estado. Con los propios, sin embargo, puedes hacer todas las trastadas que quieras. Los puedes romper y reconstruir, los puedes revolcar por el barro, y a nadie le importa más que a ti. Eso es lo que pasa a los guionistas que no pueden jugar «a su manera» con los juguetes de las grandes editoriales. De modo que si no puedes jugar con Los Vengadores, o con Batman y Superman, lo más sencillo es crear tus propios Vengadores, Batman y Superman, y hacer con ellos lo que te dé la real gana.
Eso hicieron Warren Ellis y Bryan Hitch en The Authority, cogiendo personajes y conceptos del Stormwatch de Image y entregándonos un grupo de superhéroes fuera de lo común: macarras, pendencieros y faltones. Justo lo que el final de siglo merecía y estaba pidiendo a gritos. Estos 12 primeros números de The Authority fueron publicados por ECC el pasado año (y reseñados aquí por Mario y aquí por Alain, seis años antes), y ahora nos ha llegado su continuación. Bien es cierto que el listón estaba altísimo: ¿quién podría coger el testigo de dos cracks como Ellis y Hitch? Pues nada menos que otros dos cracks como son Mark Millar y Frank Quitely. Y lo que tenemos aquí es exactamente lo mismo que podemos esperar de ellos: grandilocuencia, espectacularidad y comomolismo a raudales.
– ¿Y qué haces?
– Pensar
– ¿Sobre qué?
– Sobre cómo voy a partirle todos los huesos a ese payaso y meterle la maza de su amigo tan hondo que necesitará ocho años de fisioterapia y un buen proctólogo para volver a caminar.
– Dios, hay momentos en los que te quiero con locura.
Comenzamos este tomo donde lo dejamos el volumen anterior. El supergrupo conocido como The Authority ha salido a la luz y entre una amenaza interplanetaria y otra se dedica a hacer del mundo un lugar mejor. Después de todo, tiene que ser un mundo que merezca la pena salvar, ¿no? Y para ello ponen en el punto de mira a dictadores, genocidas y corruptos, lo cual genera no pocas suspicacias en el propio gobierno de los EEUU. Pero The Authority no responde ante ningún gobierno; están por encima de eso. Pero pese a este rechazo gubernamental (recordemos que al fin y al cabo, no son los gobiernos del mundo los que mandan, sino las grandes corporaciones y las coaliciones de intereses que les respaldan económicamente), The Authority cuenta con el apoyo popular. Son los representantes de los «indignados» de 1999. Y este argumento lleva más lejos lo que Paul Dini y Alex Ross intentaron con Superman en el clásico Paz en la Tierra (reseñado aquí), donde Superman intenta acabar con el hambre en el mundo frente a la oposición de gobiernos y corporaciones e incluso la desconfianza de muchos ciudadanos de a pie. Volviendo al caso de The Authority, está claro que las potencias del mundo no van a quedarse de brazos cruzados ante esta «meada fuera de tiesto», y envían a un nuevo grupo de supercabrones a ponerles en su sitio.
Los cuatro números siguientes están dedicados a la saga Infierno en la Tierra, donde los continuos abusos que el ser humano ha llevado a cabo sobre nuestro planeta han acabado por hartarlo, y ahora se rebela en forma de terremotos, grandes catástrofes naturales y su inminente destrucción. The Authority puede luchar contra atacantes de otros planetas, pero ¿cómo luchas contra tu propio planeta? La única solución que encuentran para salvar a la humanidad es… evacuar el planeta. Así, como suena. Pero ¿será suficiente? Volvemos aquí a ver otra de las constantes de los cómics de Mark Millar: la gargantuesca escala a la que está todo. Nada es lo bastante grande para él, ningún enemigo es lo bastante poderoso. Millar es experto en diseñar planes y contingencias que escapan a la imaginación del común de los mortales. Y ahí está Frank Quitely para poner sobre el papel sus ideas, con su dibujo espectacular y su puesta en escena en cinemascope, llevando al papel técnicas del lenguaje cinematográfico dando perfecta réplica a su predecesor Bryan Hitch.
– El siglo XXI es un mal momento para ser un cabrón, niños.
Llega el número 21 de la colección USA, y Millar y Quitely se dan un respiro (sobre todo Quitely, quien es conocido por lo que le cuesta cumplir las fechas de entrega) para dejar los personajes en manos de Joselle Young y John McCrea en un número de relleno sin la menor trascendencia (tanto que fue no fue incluido en la recopilación de esta colección que hizo NORMA Editorial hace unos cuantos años). Por suerte el tándem titular regresa en el número 22 para iniciar la saga Un Mundo Feliz, en la que los gobiernos vuelven a enviar a otro supermalote para acabar con el equipo protagonista y dejar al cargo a unos nuevos The Authority, muy similares a los anteriores pero con peor actitud y menos heroicos que los anteriores. Este arco se ve interrumpido por la saga Transferencia de poder, en la que los nuevos Authority deben hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, recibiendo tanto dolor como han infligido. El guionista Tom Peyer se une aquí a un joven y primerizo Dustin Nguyen para mostrarnos la vida de la nueva Authority, sus actos, sus miedos, incluso sus inseguridades, pero sin dejar que nos encariñemos con ellos porque los miembros originales volverán para recuperar su merecido lugar. Porque van a volver, ¿verdad?
Claro que tienen que volver, y lo harán en el arco argumental que cierra este volumen, llamado Un Mundo Feliz (iniciado en el número 22, y dejado en suspenso hasta este número 27), escrito por Mark Millar y dibujado por Arthur Adams primero y por Gary Erskine después. Se trata de un regreso al más puro estilo The Authority, a lo grande y con una espectacular ensalada de hostias que Adams resuelve como puede (porque Adams es MUY BUENO, pero estas escenas requerían la mano de un Hitch o un Quitely). Millar evita la introspección de Peyer en los personajes, porque sabe que esta colección necesita un broche de oro para cerrar: cuando todo parece perdido, aparece esa pequeña luz que lleva ahí todo el tiempo y en la que nadie había reparado hasta ahora. Lo que en manos de otro habría sido un WTF en toda regla, Millar lo convierte en la única solución posible para una situación sin solución aparente. No podría terminar de otra manera.
– Doctor, si el bebé es la reencarnación de quien creemos, ¿no deberías intentar ponerlo a salvo?
– ¿Y dejar que luches tú solo?
– ¿Te das cuenta de que hablas con un hombre que lleva una cabeza humana en la mano y que pretende usarla para matar a golpes a esta gente?
– Bien visto.
La deconstrucción del superhéroe en los años 80 dio como resultado unos años 90 marcados por la hiperviolencia, las armas descomunales y la actitud chulesca de nuevos personajes que no estarían destinados a sobrevivir a esa década (como así resultó ser en la mayoría de los casos). The Authority cogió esta actitud de los 90 y la sazonó con un «deja que te enseñe cómo se hacen las cosas, chaval», marcando una tendencia que desembocó en la creación de The Ultimates por Millar y Hitch. Esto queda reflejado en las líneas de Jack Hawksmoore que cierran el tomo:
– Ahora, los superhéroes caminan diferente, hablan diferente. Incluso la gente que no estaba de acuerdo con nosotros ha acabado siguiendo nuestro estilo. Los tipos que pueden oír cómo giran los átomos ya no ignoran los gritos de auxilio desde los campos de concentración del tercer mundo. Las capas y las mallas ya no reciben la misma adulación que antes por salir cada noche a patear a la gente pobre. Hemos cambiado las cosas para siempre, Angie. No hay vuelta atrás.
Si ya conocéis The Authority, no necesitáis más motivos para coincidir en que este tomo es imprescindible en cualquier estantería que se precie. Y si aún no conocéis The Authority, este tomo y su precedente son una lectura obligada para entender qué pasó a finales de los 90, y de dónde vienen muchos supergrupos (del papel y de la gran pantalla) que ahora abundan.