En la historia de Spiderman ha habido un buen puñado de cómics que han hecho historia. La creación del personaje, la muerte de Gwen Stacy, la última cacería de Kraven, la aparición de Veneno… Y cuando dentro de unos años se mire hacia atrás, en este selecto listado entrarán los números 797 al 801 americanos, recogidos todos ellos en el número 144 de Panini (el segundo número más masivo de la serie, sólo superado en número de páginas por el 100). ¿Qué es lo tan trascendente que ocurre en la saga Hasta el último aliento? Nada especial en la biografía del personaje (a falta de ver si algún autor futuro le da algo de importancia al Duende Rojo o pasa al olvido), pero sí en el plano editorial. En este número se despide Dan Slott, cerrando la etapa más larga de un guionista que ha habido en The Amazing Spider-Man desde su inicio allá por 1963. Atrás quedan 170 números (¡más del 20% de los números de la serie desde su principio!), con sus altos y sus bajos, con sus momentos épicos y sus momentos divertidos, y la despedida ha sido por todo lo grande.
Hasta el último aliento
Los lectores de Spiderman llevábamos un par de años diciendo que, aunque Dan Slott era uno de los guionistas más importantes de la historia del personaje, sus últimos tiempos no estaban del todo a la altura. Desde su desembarco a los mandos del timón con la historia A lo grande, publicado en el número 58 de la actual serie del personaje allá por 2011, nos ha dado momentos especialmente brillantes. Sin necesidad de resetear el mefistazo, consiguió que el entorno en el que se desarrollaba la serie interesara de nuevo a los lectores clásicos, decepcionados con lo que había en la colección desde Un nuevo día. Así, nos brindó espectaculares historias como Superior Spiderman, un guiño al pasado del personaje y a la vez una muestra de que pocos autores han comprendido a Peter Parker mejor que él, la divertidísima Spider-Island, la enciclopédica Universo Spiderman o, fuera de la serie regular, el canto de amor al personaje que supuso la serie limitada que compartió con la Antorcha Humana. Pero sí es cierto que coincidiendo con el final de las recientes Secret Wars, Dan Slott había perdido un poco del punch que había tenido en los últimos tiempos. No conseguía emocionar tanto como lo había hecho en los años anteriores, y quizás la llegada de un pedazo de dibujante como Stuart Immonen (que también se despide del personaje en este número… y del mundo del cómic en general) salvó un poco una serie cuyo protagonista se había convertido en algo a medio camino entre Tony Stark y el Bruce Wayne de Batman Inc.
Pero Slott no estaba quemado. En absoluto. Para esta última historia ha echado el resto y nos ha traído un final con coros, fuegos artificiales y traca final que nos ha dejado con la boca abierta. Partiendo de la presentación del Duende Rojo en el anterior número de la serie, tenemos el enésimo enfrentamiento entre Spiderman y Norman Osborn, el personaje que por derecho propio es la némesis definitiva del trepamuros. A priori, podría parecer que estamos ante una historia demasiado típica para ser el broche de oro para una etapa… y quizás lo sea, y en ello resida su grandeza. Tenemos una vista panorámica de todo el entorno de Spiderman, una historia en la que tenemos presente y pasado, con simbiontes (sí, en plural), con Duendes (sí, en plural), con Alchemax (no olvidemos que fue Slott quien unió el presente con el 2099), con tres generaciones de Osborns, con Flash, Liz, Mary Jane, Jameson, con la identidad de Spiderman en juego, con un Spiderman no more… Es una historia que sólo podría haber hecho alguien con un profundo conocimiento del personaje y que sirve tanto de despedida como de declaración de amor al mismo.
Y si Hasta el último aliento nos deja sin, ejem, aliento, el epílogo emocional que reúne de nuevo a Slott y a Marcos Martín, homenajeando el estilo de Ditko, nos deja con la sensación de que, venga quien venga detrás, el Universo Spiderman va a ser un poco menos brillante. No te envidio en absoluto, Nick Spencer.
En resumen…
Siempre hay que guardarse lo mejor para el final. Aunque en los últimos tiempos Slott no haya dado la calidad a la que nos tenía acostumbrados, en este tomo nos ha dejado claro por qué ha estado tantos años escribiendo al personaje y por qué pasará a la historia como uno de los autores más importantes de la historia del trepamuros.