Cuando empezó Cazado me dio la sensación de que era una historia que tenía potencial, que tenía un buen puñado de ideas interesantes (y un número centrado en el Gibón que es de lo mejor que hemos visto en esta serie en mucho tiempo), pero que venía lastrado por una larga lista de teasers en números anteriores, de construcción de ambiente camino hacia este evento que prometía ser el gran petardazo que hiciera que todo el mundo se fijara en Nick Spencer más allá de ser el tipo que sucedió al legendario Dan Slott. Y el problema es que con tanto teaser, tanto build up y tanta promesa, si la historia no está a la altura, puede ser una decepción potente. ¿Y lo está?
Pues supongo que tendrá su público, teniendo en cuenta que los últimos números de esta historia estaban en torno a los 90000 ejemplares vendidos y dentro del top 10 americano, sólo por detrás de DCeased y varios títulos de Batman y los periódicos y variados números uno que va sacando Marvel. Pero desde luego, en ese público no estoy yo. El meollo central de Cazado me ha parecido más alargado de la cuenta, y la resolución me ha resultado insípida, demasiado referencial y un tanto Deus ex machina.
Recordemos el meollo del tema: Kraven contrata a Arcade para que cierre Central Park y meta dentro unos Kraven-robots controlados externamente por ricachos para dar caza a todos los personajes de la franquicia arácnida con nombres animales, secuestrados por el Supervisor y Hormiga Negra. Y a la vez, tenemos un nuevo hijo de Kraven, el último superviviente de una battle royale entre un puñado de clones del propio Cazador, que tiene una personalidad muy similar a la que mostraba el Kraven clásico pre-Última Cacería. Eso sí, se escapa para qué hacía falta un nuevo hijo de Kraven después del escaso interés que despertaron todos los familiares del Cazador en la Cacería Siniestra de hace casi una década (aparte de tener a Ana en los Inhumanos, ¿se ha vuelto a saber algo de todos aquellos personajes?). Y, de la misma manera que en la mencionada Cacería Siniestra, nos preguntamos qué falta hacía resucitar a Sergei Kravinoff para contarnos estas historias de medio pelo.
Porque no podemos negar que, terminada la historia, por mucho potencial que se apreciara en su planteamiento y, sí, también un puñado de momentos muy inspirados, Cazado ha terminado siendo una notable medianía. No un absoluto desastre como el Imperio Secreto del mismo autor, pero no brilla ni de lejos lo que esperábamos. Los momentos auténticamente importantes en la resolución de la historia se dividen en remakes de momentos pasados y cosas que pasan porque sí, sin motivo y sin sentido. En particular, la desactivación de los robots y la liberación de los cautivos en Central Park es un motivo de facepalm de los que hacen historia. Y varias de las motivaciones que hay detrás de lo que ocurre a lo largo de esta trama, también.
Eso sí, hay que reconocer que, aunque los mimbres de esta historia flojeen por todas partes, Nick Spencer es un tipo que dialoga muy bien. Si te paras a pensar lo que has leído, argumentalmente es un arco fallido, pero la lectura es entretenida. En eso tienen también mucho que ver los dibujantes, Ramos, Bachalo y Sandoval, que hacen un trabajo visualmente espectacular. ¿Qué podemos decir, entonces, mirando hacia atrás de lo visto hasta ahora de Spencer en Spiderman? En general, está muy por encima de lo que hizo en Capitán América, pero su abuso del dejarte con la miel en los labios, con la sensación de «el siguiente número sí que va a molar», enfocándote hacia un evento que termina siendo una pequeña decepción hace que, aunque mes a mes Spiderman sea una lectura entretenida, se esté quedando varios escalones por debajo de su antecesor Dan Slott.