Bueno, bueno, bueno… Tenemos manga nuevo en la oficina. Se llama “Área de contención X” y nos lo trae Hidra. Una editorial que sigue apostando por el cómic japonés sin prisa, pero sin pausa. Alternando series más largas como “Pétalos de reencarnación” o “Tokyo Urban Fighters” con otras más cortas del estilo de “Pygmalion” o, la que nos ocupa, con tan solo tres volúmenes.
Publicada en su país de origen por Futabasha en el complicado año 2020, “Área de contención X” es el debut de Romy Oishi (Dr. Peep) y meshe como mangakas. La obra nos presenta una historia con una buena dosis de terror, misterio y ciencia ficción en forma de mezcla muy bien equilibrada.
Todo empieza cuando Ryoka se despierta y comprueba que tiene muchos mensajes sin leer de su madre. Esta le implora que tenga cuidado porque por su edificio hay una extraña criatura suelta y las fuerzas de seguridad de Japón todavía están lejos.
Lejos de andarse por las ramas, “Área de contención X” enseña al monstruo cuando apenas han transcurrido una decena de páginas. Sin embargo, los autores se guardan un as en la manga cuando se descubre (un par de hojas más tarde) que su serie tiene gato encerrado. Y es que escapar de la criatura que está masacrando a los vecinos no es tan sencillo. De hecho, veremos a los protagonistas de la obra fracasar en numerosas ocasiones… y no digo más.
Lo cierto es que pese a tratarse de una obra primeriza, “Área de contención X” engancha gracias a su premisa sincera y directa. Sus autores no buscan dar la campanada ni reinventar género alguno. Tan solo buscan sorprender al lector, darle algún susto y dejarle con la sensación de haber pasado un buen rato. Cosa que en mi caso han conseguido de sobra.
Otro de los aspectos a destacar de este manga es su endiablado ritmo. Las doscientas páginas de este primer volumen de “Área de contención X” te las zampas de una sentada y encima te deja con ganas de más gracias a ese enigmático cliffhanger, cuya referencia literaria provoca que nos quedemos dándole una pensada a todo lo que acabamos de leer.
Ahora bien, a nivel gráfico, “Área de contención X” está todavía muy verde. El estilo de meshe es prometedor, pero por el momento sus páginas tienen un acabado muy desangelado, con la casi total ausencia de fondos. Sus personajes tampoco son muy expresivos y lo cierto es que el diseño de la criatura y las muertes que provoca no logran el impacto necesario. Tal y como es presentado el monstruo, uno piensa inevitablemente en el body horror de John Carpenter o la nueva carne de Clive Barker. Sin embargo, la falta de potencia visual le resta algunos enteros a los momentos que tendrían que ser más efectistas en un manga de estas condiciones.
De todas formas, lo expuesto más arriba, “Área de contención X” engancha, es cortito y es barato. Un póker imbatible que invita a seguir con su lectura.