Con Más allá del límite llegamos al cuarto tomo de la serie mensual de Archie. Cuando empezó esta colección, yo tenía dos dudas muy serias. La primera, que Mark Waid fuera a quedarse mucho tiempo escribiéndola, y que muy posiblemente estaría una media docena de números para llamar la atención y después volvería a los superhéroes. La segunda, que una serie con un planteamiento de culebrón adolescente como ésta fuera a conseguir mantener mi interés durante demasiado tiempo. Y aquí estoy, reconociendo que estaba doblemente equivocado. Ya ha visto la luz en número 32 de la serie y Mark Waid sigue al frente, y cada vez que llega un tomo nuevo de Archie a mi casa escala automáticamente a los primeros puestos de la pila de lectura.
Más allá del límite
Arrancamos el tomo con un número de interludio, explorando las consecuencias de lo que ocurrió en el volumen anterior. Archie se reencuentra con Verónica, Betty intenta pasar página en su vida y olvidar a Archie, los Blossom intentan contratar al Sherlock Holmes particular de Riverdale para ver qué demonios pasa con las finanzas familiares… nada que no nos esperemos en una serie teen de estas características. Lo que ya es un poco menos esperado es lo tremendamente bien definidos que están los personajes. Waid hace que nos preguntemos qué pinta una chica con tanto mundo como Verónica con un simplón como Archie, y nos hace entender la amargura de una chica de instituto como Betty. Lo dicho, no son historias tremendamente enrevesadas ni con una narrativa gráfica rompedora, pero estamos leyendo unas páginas con unos personajes muchísimo más tridimensionales de lo que es habitual en el género. Y esto ha sido sólo el primer número.
Seguimos adelante. Los siguientes cuatro números comienzan una nueva historia que arranca con ecos de Grease. Betty y Archie están trabajando en un coche (pero sin cantar Greased Lightning), y aparece Reggie Mantle, lo más parecido que hay a un malo en Riverdale -en los cómics, en la serie de televisión es otro cantar-. Reggie desafía a Archie a una carrera, y como buen patán descerebrado que es, nuestro pelirrojo protagonista acepta. Así, tenemos una escena como la carrera del canal de la película de 1978, pero aquí los amigos no se quedan animando la irresponsabilidad de Archie como Danny y Reggie como Leo. Aquí, cuando uno de los habitantes de Riverdale se entera de lo que está a punto de ocurrir, se monta en un coche y sale a toda pastilla para intentar evitarlo. Pero la carrera ya ha empezado, y en lugar de evitar una posible catástrofe, provoca un accidente. Y uno de los tres implicados sufre serias consecuencias…
No vamos a decir quién es la persona que acaba en el hospital (spoilers y eso), pero sí podemos comentar que el último número del tomo vuelve al tono más intimista con el que se abre este cuarto volumen. En esta ocasión, mediante flashbacks, se señala, con unas pocas pinceladas, de qué forma ha influido en las vidas de algunos de los personajes habituales la persona que está conectada a un puñado de máquinas en ese momento. Y termina el tomo con un monumental cliffhanger que dejará con la boca abierta a más de uno. ¿La continuación? Esa es la mala noticia, la editorial ya ha confirmado que hasta 2019 no habrá tomos nuevos de la serie.
En el plano artístico, siguiendo la costumbre, cada nuevo tomo tiene un nuevo dibujante. En esta ocasión, el responsable de la parte gráfica es Pete Woods, artista conocido principalmente por una larga etapa de cuatro años en Robin y por números en varias series de Superman durante la historia de Nuevo Krypton.
En resumen…
Una vez más, Mark Waid nos demuestra que es un autor con muchas tablas, capaz de adaptarse a prácticamente cualquier material que tenga entre manos y hacerlo con un nivel notablemente por encima de la media del cómic americano. En este tomo, aún teniendo la clásica ambientación de historia de instituto americano, se centra mucho más en la definición de personajes, en emociones y sentimientos. Aún teniendo momentos abiertamente cómicos, el tono general de estos cinco números es notablemente dramático, sin quedar forzado ni artificial en ningún momento. Si ya estabas siguiendo Archie previamente, con este tomo te vas a volver un lector más fiel aún. Y si no lo estabas haciendo, el nivel que está alcanzando esta serie merece que eches un ojo atrás y empieces desde el principio. Total, hasta el momento sólo han salido cuatro tomos de la etapa Waid, tampoco te estoy diciendo que te pongas a leer una serie de la Golden Age desde su primer número…