A puntito tenemos a Ángel Sefija de cumplir la mayoría de edad. Dentro de menos de cuatro meses hará dieciocho años de la primera aparición de la tira semanal de Mauro Entrialgo, siendo una de las cinco secciones más antiguas de la revista junto a Grouñidos en el desierto, de Ventura ahora sin Nieto, Martínez el facha, de Kim, Historias fermosas, de Fer y Segurida sosiá de Maikel, aunque alguna de estas hayan pasado por etapas de descanso.
Ángel Sefija los doce meses del año
Mauro Entrialgo es un autor con un buen puñado de registros. Desde el intimismo nostálgico de Los domingos hasta el humor macarra de Herminio Bolaextra, parece que no hay género con el que el autor de Vitoria no se atreva. En particular, Ángel Sefija, que ha acabado convirtiéndose en su creación más duradera, al menos en el volumen de páginas producidas, es una mirada crítica a la vida cotidiana, una colección de reflexiones cínicas sobre el día a día.
Podríamos decir que hay dos tipos de tiras fundamentalmente entre las páginas de Ángel Sefija. El primero sería la reflexión sobre acontecimientos de actualidad, una versión gráfica de las columnas de opinión periodísticas. En este grupo, tenemos páginas dedicadas al cambio de nombres de calles por la Ley de Memoria Histórica, la persecución a ciertos humoristas por su visión crítica con sectores con demasiado poder o la absurda moda del cachopo que vivimos hace unos años.
El segundo tipo es más atemporal. Son reflexiones sobre hechos del día a día que no requieren de contextualización histórica como el primero, quizás menos potentes en su lectura en el momento de su edición pero que aguantan el paso del tiempo de forma mucho más fresca. Aquí podríamos hablar de el eterno humor negro (que, como se suele decir, es como las piernas, o tienes o no tienes), de las cosas que nos sacan de quicio de la Navidad o de la visión irónica de la vida de los hipsters. Hay un subtipo de páginas en este grupo sobre internet y nuevas tecnologías (sí, hay gente que sigue usando lo de nuevas, como hay gente que llama modernitos a las bandas grunge de hace un cuarto de siglo), que pueden ser la integración en esta cabecera del Interneteo y aparatuquis que el autor publicaba en El País hace ya más de diez años. Cómo pasa el tiempo, joder.
Y hay un tipo de tiras que no sé en qué grupo meter, las de corrupción política. A priori, podría parecer que están inspiradas por hechos de actualidad, como esa señora de cierra conocida familia que decía no saber lo que firmaba, pero el hecho de que no pase una semana sin que algún miembro de la clase política aparezca pringado en algún chanchullo turbio ha acabado convirtiendo la corrupción en un tema tristemente atemporal en nuestro país.
¿Doce?
Si miramos la colección de Ángel Sefija de Astiberri, empezamos por Ángel Sefija por tercera vez, seguimos por Ángel Sefija con cuatro ojos… con lo que realmente, Ángel Sefija los doces meses del año sería el décimo tomo de la serie dentro de la editorial. ¿Cuáles son los dos primeros, entonces? Podríamos suponer que el primero sería Lo más mejor de Ángel Sefija, editado en mayo de 2003 por El Jueves, y el segundo Ángel Sefija en la cosa más nimia, número 40 de la colección Nuevos pendones del humor, editado en abril de 2004 también por El Jueves.
En resumen…
Aunque la temática de parte de las tiras aquí incluidas sea de actualidad, el enfoque del autor es totalmente atemporal. Llevamos casi dieciocho años leyendo sus reflexiones semanalmente y sigue funcionando como el primer día. La mala hostia de su mirada a la realidad disfrazada de humor deja un poso amargo en muchas ocasiones, mostrando una agudeza visual que sólo está al alcance de contadísimos autores.
Y sí, yo también pienso como Mauro. Lo mejor de la serie de Daredevil viene al final, cuando se acaba y te puedes poner a ver otra cosa.