No hace demasiado tiempo hablaba por estas tierras del primer volumen de Alien, publicado por Marvel Comics. Esta es la enésima franquicia que regresa a la Casa de las Ideas tras haberlo hecho Star Wars, Conan (aunque ya se ha marchado a Titan Books), El Planeta de los Simios y en futuro, según se dice, Transformers o G.I.Joe. Nada que objetar. Dicho primer tomo me gustó mucho. Fue una historia que asentaba nuevamente los fundamentos de la saga cinematográfica trasladados al noveno arte, y además funcionaba muy bien.
Lo curioso es que eso pensaba también con el comienzo del Darth Vader de Kieron Gillen o el Conan de Jason Aaron (y también su Star Wars). Una sensación que se fue evaporando según avanzaban los meses, pues iba saliendo a la luz una repetición de ideas y esquemas que acabó dejando a los relanzamientos en la más absoluta de las desidias. Con esto no digo que Marvel haya publicado cómics malos de la saga galáctica por excelencia o del bárbaro cimmerio, simplemente me parecen menos interesantes que sus precedentes de Dark Horse.
Alien 2: Reanimación. Esto me suena de algo
El segundo arco de Alien cambia de escenario súbitamente, abandonando la oscuridad y el vacío del espacio para trasladar la amenaza a la superficie de un planeta. Sí, exacto, tal y como pasaba en Aliens, de James Cameron. No obstante, mientras que la secuela fílmica es una obra maestra a la altura de la película original, no podemos decir lo mismo de esta nueva historia de Phillip Kennedy Johnson y Salvador Larroca.
Johnson fusila descaradamente el argumento de la mencionada cinta del director de Avatar. Vale, aquí cambiamos una colonia minera por una luna habitada por una congregación religiosa que, de manera similar a los amish, han decidido rechazar la tecnología. Tampoco tenemos a Ellen Ripley, pero tenemos a una mujer de armas tomar, decidida y dispuesta a hacer lo que haga falta con tal de proteger a sus fieles. Por último, y como no podía ser de otra manera, la corporación Weyland-Yutani es mala malísima de cojones.
Johnson crea una trama que abusa de la revisitación de lugares comunes y conocidos por el fandom que, por desgracia, acaba resultando demasiado previsible. La naturaleza religiosa de los nuevos personajes queda rápidamente relegada a un segundo plano, lo que se debe a que la mayoría de protagonistas son usados como mera carne de cañón… Por lo que entiendo que el autorha debido de pensar que para qué molestarse.
De todas formas, esta nueva entrega de Alien tiene cosas buenas porque en el fondo el tipo de historia que cuentan los autores funciona muy bien dentro de los cánones de la franquicia. Vale, todo se limita a una manada de Xenomorfos dando caza a inocentes humanos, pero si sabes lo que te vas a encontrar no quedarás completamente decepcionado. No hay nada original salvo un par de aspectos relacionados con lo tiquismiquis que pueden ser para poner huevos. Pero estamos ante un tebeo efectivo, con mucha acción, tensión que entretiene y que deja un buen número de escenas violentas en la retina.
Y es que la violencia desatada por los aliens es lo más destacable del dibujo de un Salvador Larroca al que parece que lo único que le apetecía dibujar son los bichitos descuidando aspectos básicos como la narrativa, la anatomía o el correcto encuadre de las figuras dentro de una viñeta. La protagonista de la historia sufre una enfermedad que le impide moverse fluidamente, y de la cual sabemos por el guion de Johnson, ya que gráficamente no es evidente en ningún momento.
En definitiva: Alien 2: Reanimación es tan decepcionante como entretenido, tan dinámico como superfluo. Pero con todo, estoy deseando echarle un ojo a su continuación.
