Es la hora de las tortas!!!

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Agujeros espeluznantes: Donde nace el terror, de Junji Ito

Agujeros espeluznantes: Donde nace el terror, de Junji Ito
Guion
Junji Ito
Dibujo
Junji Ito
Traducción
Olinda Cordukes Salleras
Formato
B6, rústica con sobrecubierta, blanco y negro, 30 páginas
Precio
12,95m€
Editorial
ECC. Abril 2024
Edición original
Bukimi No Ana Kyofu Ga Umare Deru Tokoro (不気味の穴―恐怖が生まれ出るところ)

Supongo que todos estaremos de acuerdo en que Junji Ito es el autor de manga de terror más importante en este momento. Bueno, por lo menos en España es raro que haya un mes sin que ECC publiqué algo suyo. La editorial de Barcelona lleva un montón de años publicando cada nuevo tebeo del autor, reeditando sus obras más populares en nuevos formatos, o creando antologías y coleccionables para la ocasión. Vamos, que salvo “Uzumaki”, que está en poder de Planeta, el resto del catálogo de Ito está siempre disponible en una edición u otra. Ahora llega “Agujeros espeluznantes”, una autobiografía en prosa escrita por el propio autor donde se desnuda ante el lector.

No es la primera publicación de este tipo. Hace un par de años ya pudimos disfrutar de “Estudio desde el abismo del terror”, un libro que nos acercaba a Ito en clave de entrevista. No obstante, este que tenemos entre manos es mucho más exhaustivo e interesante y gustará a todos los fans del autor y a aquellos que disfruten con un ensayo que trate sobre la creación de un cómic.

Agujeros espeluznantes: Donde nace el terror

Publicado en formato B6, a lo largo de sus trescientas páginas la obra nos acerca a Junji Ito. El autor, nacido en 1963, nos contará de manera amena su vida y cómo esta influyó desde que era muy pequeño en su forma de ver la vida y trabajar. Haber crecido en una familia poco convencional y en una casa de curiosa composición (hasta nos enseñará un plano de la misma) fueron factores clave para que, de joven, ya tuviera predilección por el género fantástico, disfrutando de todo el tokusatsu que emitía la televisión nipona en los años sesenta.

Como muchos otros autores, Junji Ito comenzó su actividad profesional en algo tan alejado del manga como es la higiene dental. Claro, que esto solo fue una parada en el camino. Ito empezó a dibujar mangas desde muy pequeño, pintarrajeando cada trozo de papel que caía en su mano. En cierto modo, la imagen que me he creado del joven Ito se asemeja al personaje de Bakuman” Eiji Niizuma por esa pasión obsesiva compulsiva que tenía por crear historias propias.

Pese a estos retazos de simpática locura, Junji Ito me ha parecido un tipo más sensato y coherente de lo que podría uno imaginarse. No obstante, cualquier normalidad que se le pueda achacar acaba evaporándose en el momento en que se pone a hablar de su sistema de trabajo. Se podría decir, sin demasiado margen de error, que el mangaka es un agente del caos. Lejos de abrazar cualquier tipo de metodología sistemática y ordenada, nuestro protagonista tira de visceralidad para afrontar la hoja en blanco de manera obstinada y rabiosa, para dar vida en ella a sus peculiares creaciones. Para ello, no duda en caminar por una cuerda floja donde el lirismo y la locura crean su particular equilibrio.

“Agujeros espeluznantes” nos permite echar un vistazo a la fascinante mente del cuatro veces ganador del prestigioso premio Eisner. Los diversos capítulos de la obra se centran en diversos aspectos de su sistema de trabajo, en personajes concretos y en algunas de sus principales obras.

Para hacer más interesante la lectura de “Agujeros espeluznantes”, el libro incorpora una ingente cantidad de material gráfico, que va desde una selección de viñetas de las obras que aparecen referenciadas hasta bocetos de personajes y hojas repletas de anotaciones. En la mayoría de los casos es material que nunca antes se había visto.

En definitiva, una lectura amena y muy ilustrativa que nos acerca mejor a la vida y milagros de uno de los mangakas en activo más importantes de todos los tiempos. La única pega que le pongo a la edición en castellano de “Bukimi No Ana” son los márgenes negros que hay en cada página. Imagino que el original japonés es así, pero uno ya tiene cierta edad y no habría hecho ascos a que la fuente de la letra fuera mayor a costa de reducir los dichosos bordes. Sí, lo sé, es una queja de abuelo cebolleta.