-Ey, Lamastelle. Me habían dicho que estabas trabajando en el jardín y…¿y por qué estás cavando fosas?
-Verás, apreciado Alto Editor. Aquel que emprende el sendero de la venganza hará mejor en cavar dos tumbas.
-Si,si. Conozco el proverbio…Pero tú has cavado quince…
-Soy muy vengativo. Más incluso que Afro Samurai.
Saludos, queridos lectores y futuras víctimas de este samurái futurista rencoroso y vengativo. Empezamos con un poco de historia para entender mejor lo que tenemos hoy aquí.
Takashi Okazaki era un ilustrador al que no le gustaba lo que dibujaba. Con unos amigos se montó una revista y publicaron lo que quisieron mientras pudieron pagársela. Entre otras cosas, el Afro Samurai original. Esto sucedió allá entre 1998 y 2002. La serie debió de gustar porque se convirtió en un anime (además de una película) en 2007. Producido por un tal Samuel Leroy Jackson del que quizás hayáis oído hablar :-).
Con ocasión de este anime (también hubo videojuego) el autor reescribió (o sea, redibujó) la historia. No estoy del todo seguro, pero esta segunda versión es la que Panini nos trae en un único tomo.
¿Y de qué va Afro Samurai? Básicamente de matar gente. Si, hay una historia de venganza pero es más una excusa que otra cosa. Hay un viaje, se conocerá a gente, habrá enemigos….y muerte, mucha muerte.
Suponemos que la historia está ambientada en un Japón del futuro, pero no es la intención del autor darnos datos y datos de este mundo. Como en las historias clásicas de samuráis solitarios con una misión lo importante es el camino y la gente a la que nos encontramos durante el viaje.
A lo largo de la lectura he tenido una sensación curiosa. Más que una historia japonesa, de esas que a veces llamamos lentas o aburridas por su gusto hacia los detalles; me ha parecido estar leyendo un spaguetti western. Acción y violencia a raudales, sensación de velocidad y rapidez, un viaje sin principio ni final…
Aún así, la historia no se nos hará eterna o aparentemente sin desenlace. La duración de la obra nos permite terminarnos en una tarde el viaje de Afro Samurai.
El dibujo es en blanco y negro, aderezado con el rojo de la sangre. Es un dibujo que nos recuerda al estilo gekiga. Dibujado en sentido de lectura europeo, además. A lo largo de casi todas las páginas, sentía que algo se me escapaba, que había algo en esa esquina de mi cerebro que me decía que este dibujo tendría que estar recordándome a algo.
Personajes exagerados, movimientos forzados e imposibles, rostros tan similares…
Estamos viendo un espectáculo de sombras chinescas.
La edición incluye un apartado de notas sobre la traducción y una entrevista al autor. Quizás, teniendo en cuenta el tamaño del tomo, unas tapas duras harían la lectura más cómoda. No olvidéis sacar las cubiertas para disfrutar del dibujo de las tapas reales (son diferentes).
La traducción es de Enric Joga.
Por cierto, en español samurái se acentúa, lo sabemos. Pero como el título va sin tilde, pues lo hemos dejado así.
¿Por qué leer Afro Samurai?
Acción, violencia y muertos a montones. Como en esas pelis de los 70 que le molan tanto al tortero Don David Varelux. Un tamaño que permite disfrutar del dibujo. Las notas de traducción.
¿Por qué no leer Afro Samurai?
Buscas historias más pausadas, que exploren más el mundo y no se centren solamente en la búsqueda de la venganza del protagonista.