Desde hace unos cuantos años, los entornos superheroicos están marcados por un contexto temporal variable, como si estuviéramos hablando de temporadas de series de televisión. Así, DC ha pasado por Los Nuevos 52, por DCYou, por Renacimiento, por El año del villano… Y estos cambios de era suelen venir definidos por un macroevento que marca un antes y un después. Absolute Power, el gran crossover del que hablamos hoy, vino para poner un punto y aparte en Amanecer de DC y dar la bienvenida a All In, el momento en el que ha comenzado la edición de DC de Panini.
La publicación de Absolute Power puede parecer un poco extraña. En este evento concluyen varias tramas de la época de Amanecer de DC, parcialmente inédita en castellano a día de hoy, aunque se está reeditando en el formato DC Premiere. Así, veremos por aquí a Failsafe (al que ya hemos visto en Mecanismo de seguridad, de Chip Zdarsky y Jorge Jiménez) o a la Reina Brainiac, a la que conoceremos a finales de año. Pero también es cierto que parte de los acontecimientos que ocurren en DC All In Special, como la fundación de la Liga de la Justicia Ilimitada, tienen su origen en estas páginas. Quizás por ello, aunque el lector que entre en DC -o vuelva- no termine de tener todo el contexto para lo que ocurre aquí, aunque tampoco es que se vaya a encontrar perdido, pero con esta decisión lo que queda claro es que quien empiece su andadura en DC con All In sí que tiene encima de la mesa lo que tiene que saber.
Absolute Power es un evento palomitero sin complejos. La gran amenaza en esta ocasión no es otra que Amanda Waller, a la que hemos visto desde el lado de la ley pero moviéndose siempre en posiciones morales grises en el mejor de los casos -su alineación moral D&D tradicional oscila entre legal neutral y legal malvada, para entendernos- pero que en esta ocasión ha cruzado una línea. No busca la dominación mundial, no busca el genocidio heroico, no es el mal por el mal: considera que los superhéroes son un peligro mayor del bien que pueden aportar y deben ser detenidos, en una línea muy similar al planteamiento de Lex Luthor que hizo años atrás Brian Azzarello. Así, con un maquiavelismo radical y una visión utilitarista de todo lo que la rodea, Waller se sirve de villanos y héroes, a través de la manipulación, el condicionamiento, la negociación o el chantaje para disponer de las herramientas para conseguir su fin: que los superhéroes dejen de ser súper.
Lo que más destaca a primera vista de Absolute Power es el espectacular nivel gráfico de la serie. Dan Mora ha sido siempre un dibujante dotadísimo, pero a día de hoy se ha convertido en una de las grandes superestrellas de DC, y lo que hace en este tomo es auténticamente de dejar al lector con la boca abierta. Sus personajes son reconocibles y expresivos, su narrativa es fluida y clara, sus composiciones de página son claras cuando tienen que serlo y más complejas cuando lo pide la historia, sus escenas de acción son dinámicas y épicas… tenemos, en definitiva, un dibujante espectacular que pone su arte al servicio de la historia. Como debería ser siempre.
El guion de Mark Waid nos trae al veterano guionista a una nueva era dorada, siendo uno de los principales activos argumentales de la editorial desde Amanecer de DC. Waid nos demuestra que conoce los códigos del género como pocos, dando el equilibrio perfecto entre acción, épica y momentos de definición psicológica de personajes que una historia blockbuster como esta necesita. Además, es de agradecer también el planteamiento de la serie editada por Paul Kaminski: en el tomo de Panini se incluyen dos especiales de prólogo y la miniserie central. Los tie-ins se irán viendo en cada una de las series, publicadas en grapa como Wonder Woman o en DC Premiere cuando le toquen, pero la parte central de la historia se puede comprender a la perfección sin recurrir a ninguno de los numerosos cruces. Más de cuarenta, por cierto.
Absolute Power es una lectura que ningún fan de DC se debería perder. Es un tebeo adrenalínico y superentretenido, dibujado por un artista en estado de gracia, que sirve para contextualizar la muy inspirada etapa actual de la editorial que estamos leyendo mes a mes y además publicado por Panini a precio reducido como oferta de lanzamiento, casi doscientas páginas por ocho euros. ¿Algún punto en contra? La verdad, no se me ocurre.