Los Ángeles, hoy en día. Tras una ruptura sentimental, Celyna, una ingenua joven estudiante, conoce a un joven encantador en un club nocturno que la convence para rodar una película pornográfica. Lo que parecía ser una experiencia lúdica se convierte en una pesadilla cuando es atacada y mordida por un grupo de hombres sobrenaturales. Días después, Celyna / Katsuni es presa de violentas fiebres y extrañas fantasías sedientas de sangre.

Mucha gente se maravilla ante mi vasto conocimiento sobre materias a todas luces inútiles. Es lo que se llama información trivial. Me preguntan “¿pero tú dónde has aprendido eso?”. Y la respuesta siempre es la misma: “Leyendo”. Por desgracia, la edad hace que también haya mucha información importante que olvido, como fechas de cumpleaños o nombres de personas, pero ésa es otra historia, y estoy desvariando. Venía a referirme que una de las cosas que más valoro en la lectura de un cómic es que me aporte algo de información nueva, cualquier cosa. Y gracias a este último Doggy Bags he aprendido que en el norte de Los Angeles está el valle de San Fernando, llamado también Porn Valley, donde se concentra gran parte de la industria pornográfica de Estados Unidos. ¿Es información útil? Para mí, ya os digo yo que no. Pero hey, lo guay que quedas tirándote el moco delante de unas cervezas con los colegas…

Y esto enlaza con el contenido del cómic. Es el equivalente a ver una película macarra con los colegas, armado de pizza y cerveza. Un festín de sangre, sexo y gore, envuelto en una pátina de glamuroso cuero y katanas. La idea de una vampira que se convierte en cazadora de vampiros por venganza hará saltar las alarmas a los fans de Blade, pero en realidad recuerda más a ese actioner fallido de Lucy Liu llamado Rise. Cierto, Blade es anterior tanto en papel como en celuloide, pero el germen de esta Katsuni está más en lo que pudo ser Rise y no fue. O si le hubieran dejado meter algo más de sexo, que en cuyo caso no habría habido Lucy Liu. Doggy Bags es exploitation puro y duro en cada uno de sus números publicados hasta ahora. Ya sea ambientado en el cártel del narcotráfico mexicano, la ruta 66 o en el mundo de la pornografía underground, Doggy Bags saca siempre lo más sórdido de cada uno de estos ambientes y lo riega generosamente con sangre y muerte.

Aquí, en este volumen subtitulado Heart Breaker, se une al reparto coral la actriz porno / bailarina erótica Céline Tran, que sirve de inspiración para el personaje de Katsuni, además de colaborar en el guion. No es que el guion necesite muchas manos para escribirse, puesto que lo realmente importante en Doggy Bags es la impactante premisa de cada historia, y cómo se lleva hasta el final de la manera más salvaje posible. Tran, además de dar su aspecto físico al personaje de Katsuni, ha rodado un trailer para el cómic, algo que el estudio 619 ha hecho para los volúmenes anteriores. Es impresionante el nivel de este cortometraje, y cómo se invierte para la promoción de los cómics en Francia. Aquí tenemos mucho que aprender todavía:

El tomo está dividido en 3 partes que, a diferencia de los números anteriores de Doggy Bags, forman una sola historia, la de la protagonista. Cada una de estas historias está ilustrada por un dibujante diferente, pero todas tienen en común las escenas explícitas de sexo y muerte. Recordad que estamos hablando de una historia de vampiros, y en estas historias el componente erótico es casi igual de importante que el de beber sangre. La propia Céline Tran lo explica muy bien en los artículos que acompañan al cómic, relacionando la sangre con el esperma, y la atracción y repulsión que despiertan a partes iguales los vampiros y las pornstars. Puede que Tran sea tan sólo una actriz porno (no una pornstar) venida a más, pero hay que reconocer que en estos artículos las analogías están muy bien hiladas.

La última historia, Too rich for my blood (Demasiado rico para mi sangre), cierra el tomo con una inquietante imagen de la bodega privada de un millonario con vicios un tanto… execrables. Por todo el tomo transpira la idea de que los vampiros están infiltrados en nuestra sociedad, sobre todo los Sepulkros, una raza de vampiros que tolera la luz del día, y que parte de la industria pornográfica está estructurada para saciar sus apetitos… no sólo los sexuales. Las aventuras de Katsuni no terminan en este tomo; la historia queda abierta para que podamos saber más de ella más adelante. Basta que Run y el resto del equipo creativo de Label 619 se acuerden de sacarla de un cajón, quitarle un poco el polvo (jeje, he dicho polvo) y volverla a embadurnar de sangre y tripas. Esperamos ansiosos.

Dibbuks vuelve a poner una nota de color, en este caso rojo sangre, en las estanterías de nuestras librerías con el sexto volumen de Doggy Bags, y ya está anunciando un one-off llamado South Central Stories. Esperemos que no tarde en salir de imprenta.