Saludos, queridos lectores. Buf, ¡qué calor hace! Y yo aquí ayudando a fundar ciudades sin nombre. Aquí, donde abunda el nílad que dicen las nativos. Realmente, ellos dicen May nilad. Hmmm, Manila, no suena mal, no señor.
1574: La forja de Manila nos lleva a la época fundacional de la actual capital de Filipinas. De la mano de Cascaborra, de Raúl Vidal y de Alejandro Pérez.
La historia nos lleva al intento de un señor de la guerra chino y sus gentes de crear su dominio en las Islas que serían filipinas (adjetivo que viene del rey Felipe II) años después. Y que serían Filipinas tras aún más años. Desgraciadamente, para la mayoría de los lectores españoles actuales, la historia de Filipinas se reduce a unas vagas ideas de Los Últimos de Filipinas y el Desastre del 98.
Así que este tipo de historias sobre la conquista y creación siempre es bien recibido. Con que os leáis este artículo de la Wikipedia gracias a esta reseña ya me consideraré bien pagado.
Hay un problema con este tipo de historias históricas más bien desconocidas. Los autores deben «gastar» muchas páginas en ponernos en contexto a los personajes y la situación o presentarnos tramas directas y centradas más en lo bélico. En este caso quedamos en medio de estas dos tendencias. Veremos un episodio bélico de acción y batalla mezclado con la situación política de la zona. Pero no se pueden desarrollar más allá de escenas puntuales que nos dejan con ganas de saber más.
Me ha gustado que el tema se trate desde un punto de vista múltiple a nivel de narrador. Aunque esto hace que a veces tome más el aspecto de una crónica o una carta enviada al distante Rey de las Españas que un tebeo de acción más clásico.
También hay un detalle que le quita emoción a la historia cuando el lector se adentra en estas islas asiáticas y su historia. Y es que ya sabemos que los españoles van a ganar, porque sabemos que Manila no cambiará de manos en esta ocasión.
A nivel de dibujo, me ha gustado a un nivel general. A nivel de documentación y de diseño también me ha agradado. Quizás los personajes parezcan un poco abocetados, sin desarrollar demasiado. Pero posiblemente sea un aspecto del estilo del dibujante.
Se le puede achacar algo típico de la editorial y que no es un defecto realmente. Al ritmo de publicación de al menos un tomo mensual, tienen que tener a varios equipos trabajando a la vez. Esto, por supuesto, rompe la coherencia estilística; pues se permite que cada dibujante mantenga su propio estilo.
La edición incluye una cronología, dos artículos sobre los hechos y personajes y unas páginas dedicadas a la creación de la obra.
¿Por qué leer 1574: La forja de Manila?
Interesante punto de entrada en la historia de las Islas Filipinas hispánicas.
¿Por qué no leer 1574: La forja de Manila?
Por desconocimiento del lector, puede dejarnos con más preguntas de las que responde sobre esta época y lugar.