Con Viuda Negra: Las cosas que dicen de ella, Panini termina de publicar todo el ciclo de miniseries que publicó Marvel Comics sobre Natasha Romanova a comienzos de este siglo. Recientemente pudimos ver las tres primeras limiteds en el tomo “Witsi, Witsi Araña”. Posteriormente ya publicó en volúmenes en tapa dura las dos miniseries escritas por Richard K. Morgan, primero “Hogar, dulce hogar” y ahora el tomo que nos ocupa.

Publicada originalmente a caballo entre finales del año 2005 y comienzos de 2006, esta serie limitada de seis números vio la luz en los estertores del sello Marvel Knights (aunque en su primera edición en España Panini le cascó el logo de Max en la portada). El glorioso sello inaugurado por Joe Quesada en 1998 ofrecía, al menos en teorìa, historias más adultas y arriesgadas que el sello convencional, por lo que la línea era el caldo de cultivo perfecto para un personaje como Black Widow. Devin Grayson, creadora de Yelena Belova, inició un periplo que continúo Greg Rucka, si bien la segunda miniserie escrita por este sí que fue publicada bajo el sello Max, donde pudimos disfrutar del personaje en un ambiente bastante alejado de los superhéroes, algo que pese a la naturaleza de Nastasha no se había visto demasiadas veces.

El testigo de Rucka y Grayson lo tomó Richard K. Morgan. El escritor fue uno más de los autores provenientes de otros medios como J.M Strazcynski, David Morrell o Stephen King (aunque habría que ver si este hizo algo más que dejar post-its), que poblaron las series de Marvel en los primeros años de Joe Quesada al mando de la editorial. Ya sea en forma de proyectos regulares o especiales, la sangre nueva corrió por las series Marvelitas, siendo algo con los que todos ganamos.

Richad K. Morgan es el autor de la novela de ciencia ficción Altered Carbon (traducida erróneamente en España como “Carbono Alterado”) que hoy en día es muy popular gracias a su malograda adaptación en Netflix. Pero esto es hoy, hace quince años eran pocos los que conocían su nombre. Morgan dio la clave con el personaje desde el primer momento creando unos tebeos repletos de acción, intrigas, diálogos incisivos que estaban mucho más próximos a las novelas de Robert Ludlum (Jason Bourne) o a la serie Alias de J.J. Abrams que a los cómics de Los Vengadores.

“Las cosas que dicen de ella” nos propone a una Natasha Romanov que está hasta el higo de todo. Cansada de la corrupción del sistema y de los tejemanejes políticos, decidirá arramblar con todo lo que haga falta con tal de salvar a Sally Ann Carter (personaje presentado en “Hogar, dulce hogar”). Todo ello da como resultado un cocktail efectivo que combina con acierto grandes dosis de acción, suspense y un buen número de sorpresas alejando el tono de esta serie de la tan habitual dicotomía de buenos y malos que suele poblar los tebeos de superhéroes.

Morgan no se muerde la lengua a la hora de tratar temas como la Cuba de Fidel Castro, denunciar las continuas violaciones de los derechos humanos por parte del régimen de Pinochet o los chanchullos de las agencias de la CIA, el FBI o la NSA a la hora de mirar para otro lado con tal de que sus intereses no se vean truncados. Además, el guionista de las apaña para que el ritmo no decaiga en ningún momento haciendo de la lectura de esta serie toda una carrera de obstáculos adrenalínica que nos dejará pegados al tomo hasta que lo hayamos terminado. Un más difícil todavía para Natasha, que deberá superar una prueba tras otra hasta dar con la verdad del asunto. Para lograr el éxito deberá usar métodos que nunca antes la habíamos visto usar en las viñetas de cómic alguno. Métodos que por otra parte resultan de lo más lógicos si pensamos que ha sido agente del KGB entrenada en el programa Viuda Negra.

Por otro lado, resulta todo un gustazo ver el regreso de la versión más canalla de Nick Furia. El director de Shield en su modo más cínico y respondón será el apoyo más efectivo con el que contará Natasha para llevar a cabo su misión. No será el único personaje conocido que usará Morgan en la historia. En “Las cosas que dicen de ella” hacen acto de presencia unos Matt Murdock y Yelena Belova cuyo uso es, lamentablemente, bastante desafortunado, cuadrando bastante poco con lo que se sabemos de ambos y con su contexto editorial en ese momento. El uso que hace de Murdock es casi tan sangrante como el que pudo verse en la cinta de Daredevil protagonizada por Ben Affleck con el héroe haciendo gala de sus habilidades sin llevar puesto el disfraz en más de una ocasión y comportándose de forma errática y compulsiva, lo que le resta algo de “credibilidad” a la historia.

En la parte artística tenemos un cambio notable, perdemos el arte de Goran Parlov pero ganamos el de Sean Philips mientras que los acabados continúan siendo de Bill Sienkiewicz. En esta ocasión no queda tan bien empastado como su predecesor pero el resultado es notable recordando a series dibujadas por el artista como Sleeper. Un apartado gráfico estimulante que recuerda a los magazines de historias de espías de los años 60 y 70 gracias al color de Dan Brown.

En resumidas cuentas: Una miniserie a descubrir, un tebeo de superhéroes sin capas ni fuegos de artificio. Ojalá Panini siga recuperando el resto de historias modernas de Black Widow. Después de esta hilera de series limitadas ya tocaría el turno de las malogradas series regulares de Marjorie Liu y Mark Waid. Si las reeditan, pueden contar conmigo.