Chinpún, se acabó lo que se daba. Con la publicación de este volumen, Panini termina de reeditar (por primera vez desde su publicación original hace más de veinte años por parte de Forum) todo el ciclo de miniseries y especiales centrados en Veneno. La serie regular no oficial del simbionte alienígena comenzó en febrero de 1993 con el primer número de “Protector letal” y finalizó en noviembre de 1997 con el tercer número de “Final”.
Fueron casi cinco años de miniseries y especiales concatenados en los que vimos a Veneno prácticamente hacer de todo. Desde combatir el crimen a su modo y manera como justiciero urbano, pasando por ver cómo aparecían nuevos simbiontes derivados del suyo; se peleó con el Juggernaut, con Lobezno, volvía a verse las caras con Matanza e incluso se convirtió en agente del gobierno. Un maremagnum de situaciones y status quo que evidenciaban la convulsa situación por la que pasaba Marvel Comics en aquella época.
Ahora, Panini recopila en este último tomo una miniserie de dos números, un one-shot y otra mini de tres números, extensión habitual en los últimos tiempos. Veamos qué nos ofrece. Pero antes, una advertencia: el material del que vamos a hablar aquí es café para muy cafeteros. Una sucesión tras otra de clichés y manierismos noventeros que según con el ánimo con el que afrontes su lectura puede atragantar más o menos. Personalmente, me lo he pasado en grande leyendo esta última traca de mamarrachadas, pues, por encima de todo, son unos tebeos muy divertidos.
Comenzamos con “La marca del jefe”. En dos números Iván Velez Jr. y Tom Derenick se las ingenian para mezclar una trama política centrada en uno de esos países bananeros ficticios que tanto gustan en la editorial (San Gregorio para más señas), un secuestro multitudinario en una iglesia y la aparición del Motorista Fantasma del momento (Danny Ketch con un diseño de uniforme horrendo). Como ya os podréis imaginar, esto desembocará en uno de los tópicos más comunes del género de superhéroes con dos “héroes” que tras luchar entre sí deberán hacer piña por una causa común. La historia se lee en un suspiro, pese a que los verdaderos villanos sean de vergüenza ajena, y no solo porque sus diseños parecen ser los ganadores de un concurso de dibujo de párvulos.
Seguimos con el one-shot “La agenda de Veneno”, a la postre la mejor historia de todas las incluídas en el recopilatorio que nos ocupa. Aquí empieza el verdadero camino hacía el final de la primera etapa de Eddie Brock como portador del simbionte. Escrita por el habitual Larry Hama, acompañado por un Tom Lyle que muestra un muy buen nivel, parte de una premisa muy interesante: J.J.Jameson está investigando y haciendo preguntas muy incómodas sobre Bastión, el líder de la operación Tolerancia Cero contra los mutis. Por ello, el agente Smith manda a Veneno como medida disuasoria. Pero claro, cada uno tiene una idea sobre el grado en que debe disuadir a Jameson.
Un argumento sencillo muy bien ejecutado por sus autores que garantizan un buen rato gracias a una espectacular contienda entre Veneno y Spider-Man. Nada que no hayamos leído mil veces, aunque en esta ocasión tendremos la jarana amenizada con los comentarios del vendehumos de Jameson.
Ahora ya sí, llegamos a “Final”. En su momento esta miniserie fue promocionada como el adiós definitivo de la versión de Veneno que fue presentada en The Amazing Spider-Man 300. Y desde luego que así fue durante un tiempo. Incluso tuvimos una serie regular de 18 números en la que el simbionte no estaba anclado a un huésped concreto. Fue a comienzos de este siglo, al amparo de la línea tsunami con un tono similar al de la mítica cinta The Thing, de John Carpenter.
Pero me estoy desviando. Esta última miniserie nos presenta el enfrentamiento de Eddie Brock y su otro yo contra la agencia gubernamental para la que había estado trabajando durante los últimos tiempos. Repite Hama al guion, con un horrendo Mark Pajarillo a los lápices. Tres números bastante insulsos con el único aliciente de ver a Veneno contra las cuerdas como nunca había estado. De todos modos, se nota demasiado que los autores estaban tan desmotivados realizando esta mini como los lectores leyéndola. Todo pasa un poco porque sí y su final es bastante apresurado. Pese a todo, sigue manteniendo un ritmo endiablado que consigue que se trate de un tebeo pijamero decente, pero poco más.
Y hasta aquí llegamos. Espero que Panini siga recuperando todo el material de Veneno. Ojalá que con la tercera película veamos reeditada la serie regular de Tsunami o la del Agente Veneno de Rick Remender. Tebeos que, sin duda alguna, merecen estar disponibles.
