Hablábamos la semana pasada de Web of Spider-Man, un tebeo fuera de continuidad que acaba de sacar Panini enfocado a jóvenes lectores sin experiencia previa con el Universo Marvel. No es el primer cómic de estas características que hemos visto en los últimos tiempos. En 2017 ya lanzaron Spidey, otra serie ambientada fuera de la Tierra 616, cuyo primer tomo llevaba agotado una temporada y acaba de ser reeditado.
La principal diferencia entre Spidey y Web of Spider-Man es que, aún estando ambas enfocadas a un público joven -quizás el de Spidey sea más juvenil que infantil- y fuera de continuidad, la serie que hoy nos ocupa utiliza técnicas narrativas y códigos más cercanos al cómic superheroico estándar que la de la Brigada de ingenieros. En ese aspecto, podríamos decir que es una serie con unos planteamientos iniciales similares a los de Ultimate Spiderman en sus primeros tiempos. Así, tenemos por aquí un Peter Parker adolescente, que tiene que compatibilizar su vida cotidiana de estudiante de instituto con su faceta superheroica. En el instituto tendremos a los tradicionales Harry Osborn y Flash Thompson, y a una Gwen Stacy mucho más bad ass que la dulce jovencita de los años 60 de la serie clásica, actualizando su actitud a tiempos más modernos.
Mientras que el día a día de Peter en esta serie es algo que vemos avanzando de un número a otro, en el plano superheroico tenemos historias autoconclusivas, cambiando de villano a cada número y limitándose a enfrentamientos puntuales con personajes como el Doctor Octopus, el Duende Verde o el Doctor Muerte.
El escritor de esta serie, Robbie Thompson, es un viejo conocido de la franquicia arácnida. Fue el escritor de las dos series de Seda, de la marciana etapa de Veneno como Caballero del Espacio o de Spiderman/Masacre. Aquí hace un trabajo perfectamente equilibrado, dando continuidad a la vida diaria de Peter, y consiguiendo ese toque de culebrón que siempre han tenido los tebeos de Spiderman, y a la vez contando historias no demasiado complejas, teniendo en cuenta que esta serie pretende captar lectores nuevos.
A los lápices tenemos a dos artistas de estilos notablemente diferentes, dibujando cada uno tres números. Los tres primeros son de Nick Bradshaw, ese autor que nos recueda a un híbrido entre Arthur Adams y Todd Nauck que nos fascinó en Lobezno y la Patrulla X, y nos deja con la boca abierta como es habitual en él. El hecho de que Spidey sea una serie para lectores nuevos no es excusa para que Bradshaw se controle: aunque tenga momentos de horror vacui, su narrativa tiene un perfecto equilibrio entre claridad y espectacularidad.
La segunda serie del tomo la dibuja el portugués André Lima Araújo (Vengadores: Inteligencia Artificial, Secret Wars: Universo Spiderman), un autor mucho más contenido, con un trazo más limpio y quizás más cercano al estilo europeo, menos espectacular que Bradshaw pero también perfectamente funcional.
Mientras que Web of Spider-Man no tenía en cuenta al lector veterano para nada, esta Spidey, aun no teniendo en el foco al que lleva décadas coleccionando al trepamuros, es una lectura que los mayores podremos apreciar mucho más. Es una de esas historias que nos vienen a recontar historias de la juventud del personaje, al estilo de Ultimate Spiderman o Las historias jamás contadas, que no cuenta nada nuevo pero nos hará pasar un buen rato.
Como curiosidad, aunque Spidey no esté ambientada en la Tierra-616, sí que forma parte de la continuidad oficial de Marvel, dentro de la Tierra-16220.