Groot ha vuelto… ¡más pequeño y más mono que nunca! A miles de años luz de sus compañeros, un Groot del tamaño de una pinta está perdido y abandonado a su suerte. Para volver con los suyos, tendrá que viajar hasta el corazón de un planeta lleno de misterios.
Al actor Buster Keaton le llamaban Cara de Palo por su absoluta inexpresividad. Al protagonista del tomo que reseñaremos hoy le ocurre todo lo contrario: también tiene cara de palo, pero expresividad no le falta. Groot, el árbol parlante y ambulante que junto con Mapache Cohete se comió con patatas al resto del reparto de la exitosa película Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014) y su secuela, ha adoptado a consecuencia de un accidente cuerpo y mentalidad de niño. Ahora los Guardianes se ven obligados a cargar con él hasta que recupere su forma adulta. Y claro, entre aventura y aventura hay muchos miles de kilómetros de vacío espacial durante los que cualquier niño se aburriría lo indecible. Groot, como todo niño, quiere divertirse, correr aventuras y pasárselo bien con sus amigos, pero el resto de Guardianes adultos no opina lo contrario. Esta sed de aventuras es la que llevará a Groot a vivir la mayor de su vida (bueno, de la parte de vida que lleva hasta ahora).
Aunque pequeño, Groot tiene MADERA de héroe
Un incidente con una especia de agujero de gusano espacial da con Groot en un extraño planeta llamado Terminal, donde es recogido por un extraño ser mitad perro mitad robot llamado Colega. Terminal está gobernado por un Administrador que ha hecho desaparecer al custodio original del planeta, y ahora ejerce una tiranía mediante sus robots de servicio. Groot, con la ayuda de sus nuevos, participará involuntariamente en una revuelta para derrocar al tirano y vivir la mayor de las aventuras antes de regresar con los Guardianes de la Galaxia.
Resulta curioso que un personaje que sólo sabe expresarse con dos monosílabos pueda resultar tan atractivo. En el fondo, las historias de aventuras protagonizadas por niños siempre han gozado de gran éxito, tanto en literatura (La Isla del Tesoro, La Historia Interminable) como en el cine (Los Goonies). Imaginaos volver a ser niños y vivir aventuras en el espacio. ¿No sería fantástico? Sí, siempre y cuando supiéramos que habría un final feliz. Pues aquí Groot no lo sabe. Se asusta, se desespera, corre pero también lucha y saca las uñas astillas cuando es necesario. Este libro tiene todos los ingredientes para convertirse en una gran aventura espacial con el protagonista más carismático que han dado los cómics en los últimos 10 años.
El guionista Christopher Hastings (Masacre-Gwen, Universo Veneno: Prólogo), autor con muchos cómics infantiles de aventuras a sus espaldas como Hora de Aventuras, es el responsable de esta historia divertida y emocionante a partes iguales, con un héroe que ha vivido mil aventuras, pero tras su regresión a la infancia vuelve a verlo todo con los ojos de un niño. Hastings crea un planeta gobernado por un villano de opereta, malvado a la par que ridículo, para quitar seriedad a la historia. En este sentido, este Soy Groot se podría leer como un tebeo para niños, con un personaje protagonista con el que los lectores más pequeños se puedan identificar, y unos secundarios cómicos que pongan en boca de dicho protagonista las palabras necesarias para comprender la trama; trama, por otro lado, tal vez algo compleja para los lectores niños, pero que seguramente podrán entender acompañados de un adulto.
Da PALO que no te entiendan
El dibujo de Flaviano Armentaro (América, Power Man y Puño de Hierro), por otro lado, es una delicia. Caricaturesco, lleno de dinamismo y con un diseño del pequeño Groot realmente adorable. Flaviano tiene un estilo alejado del canon superheroico, muy orgánico y expresivo. Todo esto, acompañado del estupendo coloreado de Marcio Menys (Doctor Who) y la veterana Rachelle Rosenberg (Pájaro Burlón), da un tono marcadamente infantil a las aventuras de nuestro pequeño héroe.
Panini Comics ha recopilado los 5 números de esta miniserie en formato tapa dura al precio algo excesivo de 15 EUR. Tal vez el formato cartoné responde a la orientación de esta obra al público infantil, pero lo cierto es que no desmerece la calidad del tebeo. Por cierto, en el número 3 de esta serie hay una splash page a dos páginas que en el tomo de Panini ha visto la luz en caras opuestas de la misma hoja. Cuidadín con estas cosas.
