Cuando hablamos de clásicos de la franquicia mutante, siempre nos viene a la cabeza la misma etapa, las casi dos décadas que Chris Claremont, el patriarca mutante, estuvo al frente de la colección. Aunque tuvo sus altos y sus bajos, la Patrulla X es hoy lo que es gracias a la labor del escritor inglés. Muchos de los personajes fueron creaciones suyas, pero otros que venían de otros autores vieron su personalidad definida a lo largo de estos años.
Pero hay material anterior que también tiene su interés. La mayor parte de los 66 números que vieron la luz antes de la cancelación -o más bien, reconversión en reediciones de material antiguo- fueron bastante prescindibles, pero hay un par de etapas que merecen un cierto interés. Una, la etapa fundacional de Stan Lee y Jack Kirby. Y la otra, los últimos números, de Roy Thomas y Neal Adams.
Graduación
Los X-Men de Thomas y Adams suponen la madurez, visual y de tono, del grupo. Queda atrás la imagen cutre de autores anteriores, el aspecto de serie menor incluso para una colección de finales de los 60. Aquí empieza a perfilarse con un mínimo de profundidad la personalidad del quinteto protagonista -en la época de Stan Lee eran unos personajes notablemente planos- y se empieza a ampliar el cosmos mutante, con la adición de nuevos personajes como Alex Summers, que realmente aparece un par de números antes pero es aquí donde se desarrolla el primer arco argumental centrado en él, Sauron o Fuego Solar.
Y si la mejora de los guiones es notable con la llegada de Roy Thomas, la revolución visual que supone el arte de Neal Adams es impactante.
Aquí podemos ver dos páginas muy similares. A la izquierda, Don Heck, en el número 54 de la colección. A la derecha, Neal Adams en el 56. Además de una notable mejora en el trazo, de un estilo mucho más realista, Adams introduce perspectivas y narrativa mucho más osadas, mucho más arriesgadas que su predecesor en la serie, un autor con un estilo más conservador, mucho más cercano al de otros autores de la época.
Cancelación
Hablemos claro: Aunque los primerísimos números de los X-Men son un derroche de imaginación y creatividad -como casi todo lo que hacía la fuerza creativa conjunta de Stan Lee y Jack Kirby- la serie pega un bajón de calidad impresionante en cuanto cae en manos de autores como Arnold Drake, Don Heck o Werner Roth. Eso hizo que las ventas se hundieran poco a poco hasta llegar a niveles en los que la rentabilidad del título exigía su cancelación.
El gran problema que tuvo esta serie es que en 1970, año en el que finalmente fue cancelada la serie, la transmisión de la información era tremendamente lenta. Las cifras de ventas que decidieron el cierre en el número 66 eran anteriores a la llegada de Dennis O’Neil y Neal Adams. Para cuando llegaron las cifras de los números recogidos en este tomo, la editorial fue consciente de que las ventas habían remontado hasta niveles más que aceptables, pero para entonces los autores ya se habían embarcado en proyectos nuevos, y los X-Men tuvieron que pasar una temporada en el limbo de los personajes semi olvidados. De este tema (y muchos otros) nos habló Chris Claremont en la entrevista que le hicimos en el Salón del Cómic de Getxo de 2017.
Otras ediciones
Cuando un material clásico vuelve periódicamente a las estanterías es que tiene una calidad innegable, que el mercado demanda su presencia. El caso extremo dentro del cómic americano sería Watchmen, que tenido más de veinte ediciones en castellano y en catalán por nada menos que cinco editoriales (Zinco, Glénat, Norma, Planeta y ECC). Salvando las distancias, estos números también han visto la luz en múltiples ocasiones. Si no me fallan los cálculos, esta es la sexta. La primera, en Vértice, en las ediciones características de la editorial, de forma absurdamente dispersa. La segunda, ya en Fórum, fue una reedición de parte de estos números (57 al 63) en los números 20 a 24 de Clásicos Marvel. La tercera, dentro de la línea Clásicos Marvel Blanco y Negro, en un tomo, incluyendo sólo los números dibujados por Neal Adams. La cuarta mantiene el blanco y negro y vuelve al formato reducido, pero sin remontado de viñetas, en los números 8 y 9 de Biblioteca Marvel. La quinta viene con un nuevo salto de editorial, y Panini lo edita en el tomo 21 del coleccionable Marvel Héroes, a diez euros y con papel de batalla. Esta edición que hoy nos ocupa, la sexta, es la primera en un formato de lujo, bien cuidado. Una edición que se iba mereciendo un material que tiene ya casi cincuenta años.
Como curiosidad, el volumen americano de X-Men Visionaries que recopila esta etapa está dedicado a Neal Adams y se salta los dos números que no están dibujados por él.
En resumen…
Aunque la historia de este tomo empiece in media res (la presentación de los personajes nuevos y el planteamiento de la historia con la que arranca el tomo tuvieron lugar en el número 54 americano, y este tomo empieza en el 56), la escasa complejidad de las tramas de las publicaciones de la época hace que no sea complicado subirse en marcha a la historia. Y lo que tenemos en este tomo es la parte mutante de la gran revolución visual que tuvo en la editorial a finales de los 60, con autores como Jim Steranko o John Buscema, combinado con la llegada de Roy Thomas dando el relevo a Stan Lee como gran arquitecto del Universo Marvel, frenando un poco en la creación de personajes y conceptos nuevos pero desarrollando con más profundidad los que ya tenía. Así, aunque no sea un material comparable al de épocas más recientes, estamos ante una de las etapas que han hecho historia en la franquicia X y merece estar por derecho propio en la colección de todo lector de la Patrulla que se precie.