La línea de recopilaciones que Panini Cómics ha venido a denominar como 100% Marvel HC atemporales nos está dejando muchas sorpresas este año. Desde recopilaciones inesperadas de miniseries que en su momento pasaron desapercibidas como Veneno: Origen oscuro, pasando por obras maestras muy demandadas del tipo Spider-Man: El niño que llevas dentro o reediciones de tebeos inencontrables como Lobezno/Kaos: Fusión. En este último grupo podríamos incluir esta joyita llamada The Punisher: Zona de guerra.
Publicados en su mayoría en 1992, los once números americanos que se incluyen en este tomo fueron el arranque de la que sería la tercera serie regular mensual del personaje. En una época donde el tono grim & gritty de las historias era lo más importante, The Punsiher: War Zone llegó haciendo mucho ruido, pues reunió lo mejor de sus predecesoras con unas historias potentes y un guionista competente (Mike Baron en The Punisher, que duró 104 números) y un dibujante explosivo (Jim Lee en The Punisher War Journal, que alcanzó la cifra de 80 entregas).
De todas formas, a esta cabecera no le fue tan bien, puesto que se quedó en el número 41. Pero teniendo en cuenta que comenzó cuando el mercado USA comenzó a irse a la mierda, pues como que duró bastante. Tras la cancelación llegó una colección titulada sencillamente como Punisher de 18 entregas con guiones de John Ostrander y que está totalmente inédita en España. En ella Frank Castle era aparentemente ejecutado, se unía a la mafia o quedaba amnésico. En nuestro país vimos algunos coletazos de estos comportamientos en breves cameos del personaje en la serie de Héroes de Alquiler (también de John Ostrander), el crossover Crisis de identidad de Spider-Man o la miniserie Spider-Man/Punisher: Complot mortal.
En su momento Cómics Forum publicó los seis primeros números de la serie, dejando inconcluso tanto el trabajo de John Romita Jr. (que aguantó un par más de números), como la trama general de la serie contra la familia Carbone. También publicó algunos números sueltos de un crossover que implicó a todos los títulos de Punisher llamado Carretera suicida (y que si nadie ha pedido jamás que se reedite es por algo), y por último, y con el nombre de Río de sangre, salió otro tomo recopilatorio con los tebeos dibujados por el ínclito Joe Kubert: Un tomo agotadísimo y muy cotizado hoy en día. Pero dejemos la lección de historia por hoy para centrarnos en la descarga de testosterona, armas, sudor y sangre que supone la lectura de las más de doscientas páginas de El Castigador: Zona de guerra.
El cómic es deudor del cine de acción ochentero más fascistoide, gobernado por actores de gatillo fácil como Charles Bronson, Chuck Norris o en menor medida (tiene huevos la cosa) Stallone o el Chuache. Chuck Dixon se alejó bastante de sus etapas previas con el personaje para ofrecernos un tebeo de acción pura y dura, de corte realista y que está enmarcado en el Universo Marvel porque sabemos que el personaje viene de ahí, pero no hay mención alguna al resto de héroes o villanos del cosmos de La casa de las ideas. La única concesión es un mercenario llamado Shotgun que fue creado gráficamente por John Romita Jr. en su etapa en Daredevil junto a Ann Nocenti.
Este tebeo también es un adelantado a su tiempo. El Frank Castle que aquí nos encontramos es un excelente caldo de cultivo para lo que nos encontraríamos años más tarde en Marvel Knights (corramos aquí un estúpido velo por la temporada en la que fue un ángel vengador) de la mano de Garth Ennis. Hombre de pocas palabras, de pocas alianzas (más allá de su fiel y atormentado Micro), pero de mucha acción. Mata criminales porque los odia, porque, como decían en Cobra: “El crimen es una plaga, y él tiene el remedio”. Que nadie busque grandes implicaciones filosóficas en estas páginas, ni metáforas sobre el bien y el mal. Aquí veremos a un particular doctor que a base de plomo y hierro cura todos los males.
Punisher War Zone fue también un cómic muy influyente en el estilo que abandonó la tendencia de armar al castigador con cachivaches que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Aquí le bastan los rifles, las escopetas y las pistolas para hacer justicia. Algunos conceptos y personajes presentados sirvieron de inspiración para las adaptaciones audiovisuales del personaje, como por ejemplo la base en la chatarrería que se puede ver en la serie de Netflix o incluso el personaje de Mickey y cómo es torturado con un polo a imagen y semejanza de lo que se podría ver en la película del personaje de 2004.
Por supuesto no vamos a terminar la reseña sin arrodillarnos y reverenciar a John Romita Jr, que durante toda la década de los noventa firmó su mejor etapa como dibujante (con permiso del Spider-Man de Strazcynski). Unas páginas que desprenden energía, vitalidad y espectacularidad, además de algunas composiciones de página sublimes con dobles splashpages verticales al comienzo de cada capítulo. Algunas de estas planchas tuvieron que ser remontadas para su edición en tomo. En el volumen de Panini podemos disfrutar de como fueron publicadas originalmente, así como una selección de cubiertas de Romita Jr. donde ilustró al personaje. Comentar que Romita hijo solo dibuja ocho de los once números, aunque es sustituido de manera solvente por Mike Harris que hace todo lo posible por suplir su estilo.
No hemos mencionado nada en lo referente a la trama, tampoco creo que haga falta. Todos sabemos los ingredientes que debe tener un buen tebeo del Castigador, y Zona de guerra los tiene a patadas. Solo una cosa para terminar: ¡Pobre familia Carbone!