Por dónde empezamos… Z es un cómic completamente mudo a cargo de Valentin Ramon. No se trata de ningún recién llegado, pero aún así ésta es la primera obra larga que hace como autor completo y nos brinda un tebeo en la que hay de todo zombies, robots, tiros, humor, mala leche, sátira… un poco de todo excepto palabras.
Z es un cómic mudo que Valentín Ramón sacó adelante a través de crowdfunding con Kickstarter y que actualmente se puede conseguir a través de la web de la barcelonesa West Wind Comics. Seguir la pista de su autor es un tanto complicado, dado que la obra de este suizo afincado entre Barcelona y Londres y alumno de la Joso, ha sido un tanto dispersa. Pudimos verlo como guionista en revistas como Creepy, Comix Internacional o Relatos Salvajes o en la línea Laberinto de Planeta, pero más recientemente, y tras otros trabajos como dibujante en el mercado USA, su mayor éxito ha sido D4ve para IDW con guiones de Ryan Ferrier.
En Z, Valentín Ramón nos cuenta la historia de una especie de antihéroe a medio camino entre el pulp y lo superheroico que se ve envuelto en una especie de conspiración que implica ataques terroristas y política. Pero al contrario de lo que pueda parecer, olvidaos del thriller, Z es una sátira con muy mala leche, mucha coña y un ambiente profundamente surrealista.
Dado que entramos en un mundo totalmente alienígena sin tiempo donde ubicarnos ni una sola palabra de exposición, hay muchas porqués que quedan en el terreno de la conjetura, pero la sensación de estar imbuido en este mundo tan extravagante se consigue rápidamente. Al fin y al cabo, tampoco parece la intención de Valentín Ramón crear un mundo complejo y articulado hasta lo milimétrico, sino conseguir un vehículo para su loca sátira, que toca un poco de todo sin intentar reinventar la rueda.
La corrupción política, el calentamiento global, el terrorismo, el control de las corporaciones… hemos oído hablar mil veces de todas esas cosas y por eso Valentín Ramón sabe que la mejor forma de hablar de ellas sin caer en lo pretencioso es el humor. De hecho, en muchas ocasiones hablamos de puro sarcasmo, que no se conforma con sacar la sonrisa, sino que antes de irse te deja una semilla negra en el cerebro.
Tenemos como protagonista a una especie de superhéroe torpe y esperpéntico, cuyos tumbos aquí y allá sin enterarse de demasiado son el vehículo perfecto, para mostrarnos el mundo, la trama y el contenido de la locura de robots, zombies y rarezas que nos ofrece Valentín Ramón.
Creo que sobra decir que un tebeo sin palabras que nos sumerge en un mundo como éste, algo de eso que se llama narrativa gráfica sabe. Sin embargo, por mucho que tenga la dificultad añadida de la ausencia de texto, lograr que una historia se entienda debería ser el fin más básico de cualquier dibujante de tebeos. Valentín Ramón sabe de sobra que no debe quedarse ahí. Pese a su estilo abigarrado que puede recordar a Geoff Darrow, sabe muy bien dónde tiene que hacerte mirar y cuando usa alguna pequeña muleta iconográfica para hacer las veces de texto, sabe hacerlo con humor sin grandes alardes, pero de un modo astutamente diseñado.
Probablemente Z no estará en los tops de los más vendidos, pero si te interesan esos experimentos que no puedes ver en esas listas y seguirle la pista a un autor como Valentín Ramón, del que probablemente volveremos a oír hablar en el futuro, te recomendaría pasar un buen rato con Z.
