Es la hora de las tortas!!!

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X-Men: Apocalipsis. Más larga no quiere decir mejor.

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El primer semestre de 2016 se planteaba casi como una competición entre tres títulos para lograr ser la mejor película de superhéroes, o al menos la más taquillera. Una batalla entre Batman v Superman: el amanecer de la justicia, Capitán América: Civil War y X-Men: Apocalipsis. Tres productos bien distintos que se encuentran en diferentes puntos del universo que ellos mismos han conformado y que han batallado justamente.

Y ha ganado Capitán América: Civil War. Una película que es cierto que presenta flaquezas pero que en general brinda un filme entretenido y bastante redondo, con algunos momentos en que baja el ritmo pero que se pueden perdonar viendo el total.

Por parte de X-Men: Apocalipsis esta situación se repite a lo largo de toda la película, siendo una montaña rusa pero no en el buen sentido. Lo es en la idea de que está llena de altibajos con momentos realmente bien llevados y dignos de alabanza, seguidos de otros bastante olvidables que logran al final que (seamos parcos y sinceros) nos aburramos en más de una ocasión.

Bryan Singer fue el que hace ya tanto tiempo dio comienzo a la saga cinematográfica de los mutantes, se alejó y regresó a ella haciendo que la anterior película (X-Men: días del futuro pasado) fuera una pequeña e interesante joya que servía a la ve de precuela, secuela y reboot para así librarse de la carga de todo lo existente y tener total libertad para contar esta historia.

Esa libertad es patente en la primera escena que brinda un comienzo realmente potente con la presentación de Apocalipsis, mostrado como alguien a temer y casi una fuerza de la naturaleza en sí mismo pero que no logra aguantar bien el resto del metraje. En parte esto se debe a una construcción muy básica del personaje y otro tanto a la cantidad de ellos que se dan cita en las casi dos horas y media de metraje.

Tal aluvión de mutantes conlleva un problema que suele ser habitual en muchas películas corales, ninguno se desarrolla realmente bien y casi parecen invitados a su propia fiesta en lugar de los anfitriones. Más se nota en la primera y (casi) innecesario hora en la que se vuelven a narrar hechos conocidos en ocasiones modificados y que a pesar de pretender sentar las bases del equipo que protagonizará la cinta lo que logra es que nuestro deseo de que termine todo vaya a más.

Hay que alabar, eso sí, la factura técnica y visual que es realmente buena con escenas y planos que son una pura delicia para el espectador. Además de la siempre sobresaliente actuación de Michael Fassbender que se come literalmente la pantalla cada vez que aparece en ella, pero al igual que todos los demás peca de apenas tener espacio para crear un buen personaje. Lo mismo sucede con Oscar Isaac cuyo Apocalipsis (al que nunca veremos realmente mentado así) llega a ser cansino con su voz profundo y ademanes lentos.

Por desgracia la sensación de que se repite lo sucedido en X-Men: la decisión final está bastante presente, con un constante tono de película de cierre que se sabe que es peor (y de hecho se llega a hacer mención de esto en un diálogo. Al menos saben dónde están y qué están haciendo). Al punto de similitud llega esta idea que se encuentran algunas muestras de trama que ya se vieron entonces y que nos hace pensar si no sería mejor dar carpetazo a esta saga.

Pero lo que os importa seguramente sea si debéis gastaros la panoja en ir a verla, ¿verdad? Sí, podéis hacerlo, al menos visualmente os gustará y puedo que el argumento no os resulte tan tedioso tras leer estas palabras (e imaginaros lo peor). Y no, realmente no es comparable a lo que el cierre de la anterior saga (casi) pero ni de lejos llega a lo que cabría esperar de semejante director que tras X-Men: días del futuro pasado había dejado su propio listón muy alto.

Ahora solo queda esperar y ver qué deparará la nueva aventura de Lobezno.