Las primeras sensaciones que nos dejó G. Willow Wilson en sus primeros números de Wonder Woman nos hicieron pensar que estábamos ante una etapa que, aunque corta en duración, tendría su interés. Hasta ahora nos hemos encontrado con una aproximación al personaje basada más en su vertiente mitológica, tema que la autora ha mostrado en varias ocasiones a lo largo de su obra, que en la meramente superheroica. Pero no todo van a ser reflexiones sesudas sobre relaciones entre mitos, así que en este nuevo tomo la autora levanta un poco el pedal y nos presenta una historia más ligerita, La guerra de los gigantes.
Esta nueva historia, aun teniendo un cierto componente mítico, está más orientada a la acción pura y dura. La cosa arranca en un parque natural en las Rocosas, donde se han ido de excursión el caballo alado Cadmo, el fauno Damón y la minotauro Irene y se encuentran dos titanes dándose de mamporros. Wonder Woman intenta detenerlos para evitar la destrucción que va a generar su pelea, pero se ve incapaz, con lo que busca la ayuda de Amanda Waller, pidiendo que le preste para esta tarea a Giganta. Y aquí empieza la ración de tortas.
Sí, así, sin más. Ya hemos dicho que esta historia era más ligera, ¿no?
A ver, quizás demasiado ligera. Y no tiene demasiado sentido. Que Diana se vea sobrepasada por dos gigantes de piedra habiéndose enfrentado recientemente a los Titanes Omega es algo que cuesta tragar. Y que teniendo a su lado a todas las alineaciones posibles de la Liga de la Justicia, una de ellas especializada en amenazas mágicas, elija para enfrentarse a este par de moles de piedra a una villana, lo mismo. Vamos, que lo dicho, que esta historia está enfocada a la acción y no hay que buscarle una profundidad argumental que no pretende tener. Pero un poquito de coherencia no habría venido mal, ¿no?
Y hay que reconocer que precisamente en las escenas de acción es donde brilla esta historia. Cary Nord se deja llevar y hace un trabajo gráfico impecable, con un dinamismo en las peleas que vemos aquí -que son prácticamente la totalidad de los tres números- que da gloria verlo. Y así es como hay que enfocar la lectura de esta historia: como una colección de páginas visualmente espectaculares escritas única y exclusivamente para el lucimiento personal del dibujante, que sale con nota de la prueba a la que le somete la escritora.
Concluimos este tomo con la primera parte de un nuevo arco argumental, El amor es un campo de batalla, que durará un total de cuatro números, con lo que veremos su conclusión en el próximo tomo, y que nos hace preguntarnos si arrancar una historia sobre los peligros del amor en el número 69 es algún tipo de chiste de G. Willow Wilson. De esta historia ya hablaremos en un par de meses…
Teniendo claro el tipo de historia que es La guerra de los gigantes, no podemos hablar de decepción. Pero sí es cierto que, por mucho interludio de acción descerebrada que haya querido contarnos, esperábamos más de esta escritora. Vamos a tomarnos este tomo como un interludio de descanso -que tampoco es que hiciera falta tan al principio de su etapa- y confiemos en que vuelva pronto al nivel que nos mostró en La guerra justa. Y confiemos en que DC se decida a poner un autor interesante a las riendas de esta serie durante una temporada larga.
