¡Hola amiguitos! Bienvenidos a la vuelta al cole de ¡Viñetas y … acción! La sección de ELHDLT donde vamos repasando todas las adaptaciones comiqueras que han visto su paso al cine. Este nuevo curso promete ser apasionante con Batman & Robin, Catwoman o Steel entre otras. Pero antes de llegar a estos niveles de drogadicción volvamos a 1992 para centrarnos en Batman Returns de Tim Burton.

Batman fue un pelotazo. La Warner se gastó 40 millones y multiplicó esa cantidad por diez a la hora de las ganancias. Era obvio que querían una secuela. ¿El problema? Pues que Tim Burton no estaba para nada por la labor. El particular director había sufrido un infierno en un rodaje totalmente accidentado y prefería centrarse en sus propias películas. Fue entonces cuando la Warner estuvo fina presentando al cineasta un guion de Daniel Waters (sobre un borrador de Sam Hamm) que no pudo rechazar. Fueron los villanos que aparecían en el texto los que le hicieron dar el sí definitivo. Batman Returns trataría sobre un puñado de personajes marginados, un mundo lleno de inadaptados. Esas aguas se las conoce muy bien Mr. Burton y nada muy a gusto en ellas.

Tim Burton tuvo una libertad creativa total a la hora de afrontar Batman Vuelve. Tomó decisiones finales en el casting, volvió a contar con Danny Elfman para la banda sonora (que realizó un trabajo brutal apoyado en los instrumentos de cuerda) y rescató a su amigo Bo Welch para el diseño de producción, cuya Gotham es diametralmente distinta a la de Anton Furst: De corte muy más realista, sus diseños han aguantado mejor el paso del tiempo que el exceso de cartón piedra de su predecesora. La película está ambientada en navidad, por lo que veremos una Gotham cubierta de nieve pero plagada de sombras tenebrosas muy del gusto del director. Lamentablemente poco después del estreno de la cinta, Anton Furst (del que se respetó su diseño del traje y el Batmovil) se suicidó… Dicen que por el disgusto de no haber podido trabajar en Batman Vuelve.

Pero donde de verdad se nota la mano de Burton es en los personajes. Lo primero que destaca del casting es la ausencia de Kim Basinger como Vicky Vale y de Billy Dee Williams como Harvey Dent. Ninguno de los actores llegó a un acuerdo con Warner por lo que desaparecieron para siempre de la franquicia. Más allá de esto, contamos con hasta tres villanos que eclipsan por completo al héroe de la cinta, que aparece una cantidad ridícula de minutos en comparación con sus antagonistas. Michael Keaton vuelve a clavar su interpretación como Batman pese a que siga sin convencerme como Bruce Wayne, pero esto es más debido al tono de la cinta que a las dotes de interpretación de Keaton.

La película comienza con unos padres que abandonan a su bebé monstruoso en las alcantarillas de Gotham. Dicho bebé no es otro que Danny De Vito que da vida a un Pingüino más literalmente que nunca. Es un mutante, tiene dientes afilados, camina a destiempo (gracias a unos zapatos de distinto tamaño diseñados por Bob Ringwood) y tiene aletas por manos. Es un ser noble y perverso a la vez que busca su lugar en el mundo, al que no le importaría ver arder si las cosas no salen como él quiere. Vamos, una psique torturada muy del gusto del realizador. De Vito borda su interpretación de Oswald Cobblepot otorgando al villano un aura trágica, acercándole más a los monstruos de la Hammer que a un maloso de la galería del murciélago.

El siguiente villano en aparecer es un soberbio Christopher Walken que da vida a Max Shreck (homenaje a Schrek, el actor de la cinta Nosferatu de los años 20). La primera vez que lo vemos en pantalla, Walken lleva escrita la palabra villano en la frente: usa guantes de cuero negro a todas horas (¡incluso en las reuniones de empresa!), viste un traje oscuro con pajarita y como peinado tiene una especie de mullet plateada. Shreck es el típico hombre de negocios que carece de cualquier código moral. Su máxima ley es hacerse rico, al precio que sea y si para ello tiene que despojar a Gotham de toda su electricidad en pleno invierno, que así sea. Walken realiza una interpretación muy hiperbolizada con unos excelentes resultados. Le detestas en cuanto lo ves.

Este tridente del mal se completa con Michelle Pfeiffer que da vida a Selina Kyle: Una secretaria sin amigos, sin pareja, un cero a la izquierda de la sociedad. Para este personaje Tim Burton no se anda con tonterias. Catwoman nace una vez muere Selina asesinada por su jefe, Max Shreck. Catwoman es el personaje visualmente más atractivo de Batman Vuelve, pero argumentalmente más absurdo. Selina resucita a lametazos de un montón de gatos que la encuentran en el callejón donde cae. Literalmente, no le hace falta más. A partir de aquí veremos a la Pfeiffer embutida en un traje de cuero que pasó a la historia. Difiere del del cómic pero por poco, unicamente por las costuras que asoman por todos lados y que le dan cierto aire de sadomaso. Una oportunidad perdida, la verdad y un capón de orejas para Burton al no trabajar su personalidad tanto como la de los otros dos personajes. Michlle ha declarado varias veces que el traje fue un agobio, no podía escuchar y apenas andar cuando se levantaba debido a los exagerados tacones. Con todo, sus escenas con Bruce Wayne son las mejores gracias a la complicidad entre ambos autores que habían compartido una historia en el pasado.

Como habíamos comentado, Batman aparece muy poco. Es cierto que la primera vez que se le convoca con la batseñal iluminando el salón de un Bruce Wayne que esperaba taciturno en la oscuridad es muy épica y espectacular. Pero luego las escenas de acción son bastante mediocres y uno casi espera más ver su coche (o la Batlancha) que al propio Batman. Este cambio también es debido a que los especialistas que trabajaron en la primera entrega no estuvieron presentes en esta. Las dos horas de duración de Batman Returns resultan largas debido al fallido ritmo, por no decir que la historia en general hace bastante agua y se apoya en la tensión de algunas escenas y situaciones puntuales. La forma en que los villanos se alían y se vuelven a separar es bastante ridícula y le resta consistencia a la historia.

Batman Returns fue una cinta mucho más personal y menos convencional que su primera parte. Este hecho tuvo su reflejo en la taquilla. En Estados Unidos recaudó 162 millones de dólares, más de 100 menos que Batman. Con la recaudación del resto del mundo alcanzó los 266. Una muy buena cantidad, pero que en la Warner no terminó de cuajar, especialmente al haber invertido el doble en hacerla. Cinco años después llegaría una tercera entrega que poco o nada tendría ya que ver con lo vivido hasta el momento.

El impacto mediático de Batman Returns fue mucho menor que el de la original. Esto no quita que gracias a su aparición nos llegase esa pequeña joya que fue Batman: The Animated Series de Paul Dini y Bruce Timm. La Warner encargó la serie en cuanto la película estuvo en marcha para hacerla coincidir, siendo de lejos la mejor decisión que tomaron. Algún día hablaremos de las series animadas… Mientras tanto me pongo a temblar con la próxima película que nos toca revisionar para esta sección.