Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Vengadores 93: Sin Rendición parte 2

Vengadores 93: Sin Rendición parte 2
Guion
Jim Zub, Mark Waid y Al Ewing
Dibujo
Kim Jacinto, Mike Perkins y Sean Izaakse
Color
David Curiel
Formato
Rustica. 104 páginas. Color.
Precio
7,95€
Editorial
Panini Cómics . 2018
Edición original
The Avengers #679-682 USA (Marvel)

Estamos con el segundo episodio de Sin Rendición, el nuevo evento que ha fusionado las series Vengadoras en una sola y ha propiciado que, durante unos meses, Panini aproveche el formato del tomo mensual de Spiderman, recopilando cuatro números americanos por entrega española. En este Vengadores 93, tendemos las partes 5 a 8 del evento. Sin embargo, parece que la elección del formato ha resultado un acierto, dado que podríamos considerarlo perfectamente la segunda parte de esta saga.

La cadencia semanal en USA ha derivado en que cada arco de 4 números es obra de un dibujante, marcando de algún modo una línea divisoria que parece haberse tenido en cuenta en el desarrollo de la historia. En el número anterior todo se desataba como una explosión, desastre tras desastre, amenaza tras amenaza, con demasiado sucediendo a la vez para tener tiempo de explicaciones. Actuando completamente como un número 2, Vengadores 93 levanta el pie del acelerador y llega el momento de la exposición.

Tras el espectáculo del tomo anterior, es el momento de parar y ver dónde viene esto y qué promete. Dado el desarrollo de la trama es imprescindible hablar de sucesos del tomo anterior a la hora de repasar éste, con lo que sería conveniente que quien no haya leído Vengadores 92 pare aquí.

En el número anterior como en una gran traca, todo parecía estallar a la vez: la tierra era transportada a una ubicación desconocida, la Guardia Negra atacaba, la Legión Letal atacaba, gran parte de los héroes de la tierra quedaban congelados en el tiempo, Jarvis sufría un accidente que podría ser mortal, presentábamos a Viajera, ese personaje que siempre estuvo ahí desde la fundación de los Vengadores, pero que nadie recordaba (algo similar a lo que hicieron con El Vigía) y el Gran Maestro y un misterioso nuevo jugador tienen algo que ver… al menos con algunas de estas cosas . Todo sucedía a la vez y cada pregunta era respondida con una nueva explosión.

La presentación por todo lo alto ponía el listón bastante alto a esta segunda parte. Es probable que la historia no fuera sostenible en este punto sin algunas explicaciones, pero el modo elegido por Mark Waid, Jim Zub y Al Ewing para darlas supone una completa ruptura del ritmo de la historia. La velocidad cae para dejarnos a algunos de los principales jugadores hablando y siendo notoriamente expositivos y sobreexplicativos. En lugar de dejar que el lector deduzca qué puede haber detrás de una aparición del Gran Maestro (que básicamente es lo mismo que hay detrás de casi todas sus apariciones), tenemos páginas y páginas del también llamado En Dwi Gast rompiendo la magia y a lo que era su misterioso oponente desvelando toda una historia personal que apenas aporta nada al juego y elimina cualquier traza de misterio que pudiera dotarlo de un cierto atractivo.

Estamos ante lo que parecía en el tomo anterior un megablockbuster, con lo que se le asumen ciertas licencias como los mcguffins, los poderes que cambian de intensidad en función de las necesidades de las escenas, algún pequeño agujero, cliffhangers tramposos… todo esto se puede asumir en una historia estas características y dimensiones, pero si cambias el juego, frenas y te dedicas a intentar explicarlo todo, los lectores veremos a campo abierto todas esas inconsistencias que habíamos dejado pasar mientras duraba el viaje en la montaña rusa.

Aún no sabemos si todos los hilos abiertos en el tomo anterior tendrán algún tipo de relación entre sí, pero si la baza escogida para ello va a ser la exposición en lugar de la acción, todo lo que prometía Sin Rendición, podría resultar humo. Parece existir una voluntad de volver a los fuegos artificiales hacia el final de Vengadores 93, pero el parón ha sido tal que costará volver a coger el ritmo.

No ayuda del todo Kim Jacinto (Ángela, Veneno), un dibujante filipino en la onda de Olivier Coipel de aspecto bastante llamativo, pero tendente a abusar de las cabezas parlantes, escaso en fondos y excesivo y hasta un tanto arbitrario a la hora de jugar con los marcos de las viñetas. El resultado es un montón de ilustraciones visualmente atractivas por separado pero de narrativa engorrosa, que no termina de hacerse con la épica de los momentos de acción ni tampoco con el dinamismo que requerirían las largas exposiciones de algunas partes del tebeo.

Menos espectacular y más contenido es el sudafricano Sean Izaakse (Imposibles Vengadores, Pathfinder) que llega a cubrir al filipino en el último número. Funciona académicamente mejor, pero no permite que dejemos de echar de menos a Pepe Larraz.

Un bache en el camino de lo que se inició como un bombazo. Si los cauces fluyen por donde dictan los cánones, antes del gran final, todas estas tramas deberían experimentar un serio avance en el próximo número, con lo que crucemos dedos para que recupere el ritmo.