Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

100% Marvel HC. Veneno: Protector letal

100% Marvel HC. Veneno: Protector letal
Guion
David Michelinie.
Dibujo
Mark Bagley, Ron Lim, Sam DeLarosa.
Tinta
Sam DeLarosa, Al Milgrom.
Color
Marie Javins.
Formato
Cartoné, 10 págs, color.
Precio
16,95€.
Editorial
Panini Cómics. 2018.
Edición original
Venom: Lethal protector #1-6 (Marvel).

«Es que eran los noventa…». Atentos, porque vamos a usar mucho esta frase. Veneno: Protector letal es una de esas series que reúnen todas las bondades y defectos del mercado editorial del cómic durante la década de los noventa. Os puede gustar más o menos… pero es la historia. Un personaje que comienza su andadura como interesante giro argumental para sacar un nuevo villano pero que acaba teniendo tanta popularidad que deciden darle su propia serie. Ahora repasaremos un poco la trayectoria editorial de Veneno, pero lo que aquí vemos no fue nada raro, y aunque la serie haya envejecido bastante mal, hay que saber apreciar algunas cosas que intentaron hacer sus autores. Además, según me cuentan mis compañeros (perdonad, pero yo no me quedé a comprobarlo)… ¡es la mejor de las miniseries del personaje!

Protector letal
Bromas aparte, poneos en contexto. Resumiendo mucho, recordad que en 1984, durante el trascurso de las Secret Wars, Spiderman consiguió su traje negro tan característico, que acabaría manteniendo durante su etapa con Michelinie y McFarlane. En la etapa previa de Tom De Falco y Ron Frenz se dejaba claro la naturaleza alienígena del traje y posteriormente se profundizaría en su naturaleza simbiótica con su portador (de ahí que se le conozca popularmente como simbionte). Conocimos a Brock durante la etapa de Peter David en Amazing Spiderman, y concretamente, en la historia con el asesino en serie, el Comepecados. Eddie Brock trabajaba como periodista para el Daily Globe y quedó en ridículo por haber publicado una exclusiva sobre la identidad del asesino, que acabó demostrando como falsa Spiderman al desenmascarar al verdadero asesino. A partir de ahí comienza un odio hacia el superhéroe que acabará aprovechando el simbionte para encontrar a su nuevo huésped, surgiendo de dicha unión uno de los villanos más carismáticos que ha tenido el personaje. Son cómics de 1986 en adelante. Y la carrera de Veneno no había hecho más que despegar.

Como suele suceder con los villanos que acaban adquiriendo tal popularidad, la editorial decide probar suerte y darle su propia miniserie. Y ahí es donde comienza el principal problema que tiene esta serie leída hoy día. Para darle su propia cabecera, y aunque Spiderman aparezca en la portada de todos los números como reclamo y avisando que es un personaje salido de su serie, hay que suavizarlo. En los noventa no era tan fácil sacar una miniserie de un personaje que mata despiadadamente a los buenos. Así que Michelinie decide aprovechar una tregua que habían firmado Veneno y Spiderman por salvar el héroe a la exmujer de Brock, para mostrar una cara diferente del villano. Por eso, Veneno sigue siendo un personaje con un alienígena sediento de sangre cubriendo la piel de un humano, pero Brock decide que solo atacará a los que lo merecen. Es que eran los noventa… 

Protector letal
Pero como digo, no todo lo noventero es sinónimo de malo, y la serie tiene algunas ideas y esfuerzos que cuando menos son de agradecer. Y comienzo por el guión de David Michelinie, que para tomar al personaje en el punto que lo toma, nos presenta una trama muy compleja para desarrollar en solo seis números. Lleva a Brock a San Francisco, donde encontrará a un grupo que ha formado una colonia subterránea. Entrarán en conflicto con un empresario al que no le interesa que estén ahí, pero también con una ex víctima de Veneno en busca de venganza. No contento con tanto ingrediente, introduce a Spiderman como reclamo evidente (Veneno parecía vender, pero mejor poner a Spiderman por si las moscas) y al padre de Brock. ¿Te faltan ingredientes? ¿Qué te parece un escuadrón de cinco nuevos simbiontes? Es que eran los noventa…

Por si quedan dudas, el primer número de la miniserie fue un rotundo éxito de ventas, superando a muchas de las series de cabecera de la editorial. Una trama muy loca, con excesivos elementos, y con un personaje que no acabas de ver como un personaje bueno. Para mí, siempre ha sido el defecto que le he visto a algunas aproximaciones al personaje, que no me acaban de cuadrar. Es como ver una nueva versión de Alien en la que Ripley lleva un alien amaestrado como sidekick. Como siempre, es mi opinión.

Protector letal
Para el dibujo contaron con un Mark Bagley que a pesar de su todavía poca experiencia, apuntaba maneras con ese dibujo dinámico y esas escenas de acción que sorprenden por su plasticidad y su velocidad. Bagley solo pudo dibujar los tres primeros números de la miniserie, por lo que tuvieron que recurrir al incombustible Ron Lim con la ayuda de Sam DeLarosa. Eran estilos bastante similares por lo que apenas hubo un salto significativo de estilo. Aún así, era un dibujo marca de la década, con gestos de intensidad y dientes apretados, que nadie se confunda.

En definitiva, Veneno: Protector letal.

Estamos ante una serie que fue un bombazo en su época, pero que hay que leer con perspectiva histórica. Si la lees sin ningún tipo de predisposición, como si leyeras cualquier serie actual, sin duda te va a horrorizar, por lo loca que es, la cantidad de personajes y tramas que contiene, y sobre todo (lo que a mí más me ha sacado) por esa necesidad de justificar a un personaje con una naturaleza puramente salvaje y negativa. Veneno es un humano que porta un traje alienígena que necesita matar. El hecho de intentar suavizar ese instinto asesino y mostrar a un Eddie Brock con principios resulta contradictorio de por sí. El Castigador mata por principios a los mafiosos, y no hay ningún pero o condición, es su naturaleza. Aquí se intenta popularizar al personaje con resultados poco notables. Pero, ya sabéis, es que eran los noventa…

Lo mejor: El esfuerzo de Michelinie de plasmar una trama compleja con muchas subtramas y personajes. Ver lo mucho que ha evolucionado Bagley como autor.

Lo peor: Es una historia que soporta el paso del tiempo muy mal.