El atractivo que tienen ciertos personajes cinematográficos a la hora plasmar sus aventuras en otros medios visuales y gráficos, ha sido una constante desde hace unas décadas. E incluso, motivo para una lucha encarnizada por hacerse con sus derechos.

Robocop, el policía del futuro, ha sido uno de estos personajes, cuyos derechos han ido pasando de mano en mano, a lo largo de casi tres décadas, pero solamente ha habido un nombre que siempre ha estado vinculado al personaje, tanto en su vertiente fílmica como en viñetas, Frank Miller.

El controvertido creador de Sin City, estuvo ligado a Robocop desde la concepción de su segunda película (no desde el principio cómo se ha dicho durante mucho tiempo; para saber un poco más, pinchad aquí), encargándose de la escritura en solitario del guión original, el cual terminó sufriendo los inevitables cambios por parte de los productores (algo típico y normal en la meca del cine), ya sea por falta de presupuesto o por temor de plasmar las alocadas y salvajes ideas de este pequeño genio del Noveno Arte.

El resultado final, en ambas secuelas, distaba mucho de la idea que tenía Miller. Pero no hay mal que dure demasiado, debido a que el guión original de Frank Miller podría ser plasmado a la perfección, sin censuras, ni pequeños presupuestos en papel, narrado en viñetas y con un único ojo controlador, él mismo.

Coincidiendo con el estreno del remake de Robocop, Aleta Ediciones publica de nuevo el tomo Frank Miller’s Robocop, y el primer volumen de Robocop: El Último Asalto, adaptaciones gráficas llevadas a cabo por Steve Grant basándose en los guiones originales (sin cambios) de Frank Miller para las secuelas de Robocop.

Frank Miller’s Robocop

Steve Grant, recoge todas las ideas propuestas por Frank Miller en la secuela de Robocop (1990), para mostrarnos un espectáculo de violencia y acción sin límites, una orgía de balas y sangre bien orquestada por los lápices de un primerizo Juan José Ryp, todavía muy deudor del estilo hipercargado de Geoff Darrow (Hard Boiled), pero que solventa con mayúsculas la papeleta de ilustrar un guión tan recargado detalles.

Por que con esa misma palabra se resume este guión pensado por Miller para la secuela de Robocop: Acción. Acción desatada sin contemplaciones, con poca censura por parte de todos los implicados, autores y protagonistas, en un almágana de humor negro, ciencia ficción cibernética, y, crítica social y corporativa, para este futuro tan deshumanizado que nos presentaba tanto la primera película cómo Frank Miller.

Steve Grant, utiliza la figura de Robocop como catalizador para denunciar los planes expansionistas de la corporación OCP, en su intento de adueñarse de la ciudad de Detriot para crear el complejo Delta City, una macrourbe para el consumismo exacerbado. Así mismo, las propias ideas de Miller, muchas de ellas de rabiosa actualidad (huelga de funcionarios públicos, desahucios), dan pie a presentarnos los primeros retazos de aquello que luego se ha podido contemplar en las películas, sobre todo en esos programas de información dirigida y de opinión mediática, o los famosos anuncios de productos que destilan un humor salvaje que no tendrían cabida en Marvel o DC.

Pero no todo en este tomo es crítica. Acción, sangre, balas y mucho sexo, son las únicas metas que leeremos en todas y en cada una de las viñetas que ilustra hasta la extenuación Ryp. Por que de eso se trata al fin al cabo, un divertimento brutal para los amantes del personaje, que da un paso más, o varios, de aquello que Paul Verhoeven presentaba en su primera película, el lado más salvaje del hombre.

Robocop: El Último Asalto

Si en el anterior guión adaptado por Steve Grant, lo que imperaba era la acción, en El Último Asalto seremos espectadores del principio de la deshumanización de la Sociedad. Con las calles tomadas por las fuerzas de asalto paramilitares de la OCP, debido a la cruenta huelga en la que está sumida la Policía, sumada a una Detroit reconvertida en ciudad fantasma por los desahucios constantes, Robocop se erige cómo el único salvador, un Mesías Cibernético, el último bastión para mantener la paz y el orden.

Relato mucho más crudo, más realista que el anterior, con un Robocop abocado actuar del mismo modo que una guerrilla: atacar/defender y volver a esconderse para un próximo ataque, para evitar el último intento de una OCP desmantelada tras el fracaso de repetir el Proyecto Robocop (el adversario del anterior tomo), que está siendo atacada por una OPA hostil por una mega corporación japonesa.

Sin olvidarse de la acción, Steve Grant apoyado por el estilo más sucio y feista de Korkut Öztekin, que encaja a la perfección con la historia, amplifica la critica social de esta ciudad abocada al desastre, dando protagonismo a aquellas voces anónimas que son los vecinos de un pequeño barrio, que tomando las armas para defender sus casas, terminan siendo el único apoyo de la cada vez más lejana humanidad del agente Murphy, además de los culpables de su nueva situación, en busca y captura.

Si alguien piensa, que las degeneradas ideas de Frank Miller han desaparecido, que no lo hagan. Desde el Ninja cibernético encargado de eliminar la molestia en que se ha convertido Robocop para sus amos, hasta esos destellos de humor negro, se suma el atrevimiento de una atracción sexual entre mujer y máquina, vislumbrado en pequeños momentos en el anterior tomo.

Relato más maduro, más sólido que lo mostrado en la tercera película, sin ninguna fisura (por ahora) en la historia y la narración del último asalto contra el malvado corporativo. El mal de todos los males.

Antes de despedirme, os recuerdo que ya está para descarga nuestro último Podcast dedicado a Robocop, donde podréis ampliar mis conclusiones a estos tebeos, además de informaros del resto de tebeos publicados del personaje, películas, y además de informaros del concurso que tenemos con Aleta Ediciones, que regalamos estos dos tomos reseñados.

Pinchad aquí para informaros del concurso y del Podcast.