Es la hora de las tortas!!!

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Tercer Milenio: The Authority de Warren Ellis y Bryan Hitch

Comenzar por The Authority esta sección que repasa lo más influyente del mundo del cómic de la última década es cuanto menos tramposo. Tramposo porque para empezar, The Authority comenzó a publicarse en el 99 y porque la etapa que vamos a desglosar terminó en el 2000, lo que si nos ponemos puntillosos daría que esta obra no pertenece a esta década, sino a la de los noventa. Y si encima tenemos en cuenta que proviene de una serie anterior y hasta emblemática de los noventa, Stormwatch, lo ponemos todavía peor. Sin embargo, The Authority ha influido tanto en los cómics posteriores que no mencionarla en estas sección sería imperdonable. Además gran parte de la línea argumental de los doce primeros números gira en torno a la transición del siglo XX al XXI, con lo que al final no veo otra serie más adecuada con la que comenzar Tercer Milenio.

 

Hacia finales de los 90 Warren Ellis y Bryan Hitch se habían hecho con una de las series principales de la franquicia Wildstorm por aquel entonces aún bajo el manto de Image Comics. Stormwatch era una especie de fuerza superhumana de la ONU sin mucho más destacable que contar hasta la llegada de Ellis. El guionista inglés comenzó por destapar un grupo de operaciones encubiertas donde presentaría a algunos de los protagonistas de lo que sería Authority: Jenny Sparks, Jack Hawksmoor y Swift. Más tarde, presentaría a Apollo y Midnighter el polémico remozado gay de Superman y Batman. Con el año de cambios que supuso 1999 y recién pasados de Image a DC, Ellis aprovecharía para aderezar el grupo con dos nuevos miembros, Engineer y el Doctor, y darle un nuevo enfoque bajo la cabecera The Authority.

Por aquel entonces ya conocíamos la mala leche de Warren Ellis a través de Transmetropolitan, la obra que le lanzó tras pese a llevar algunos años en la industria del cómic. Sin embargo, era la primera vez que daba ese paso en un cómic de superhéroes. Bryan Hitch, por su parte, lejos de ser la superestrella actual, era un dibujante a quien nunca se había prestado demasiada atención más que para acusarlo de plagiador de Alan Davis.

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Entre los dos se inventaron todo un nuevo enfoque para el cómic de género superheroico, tan novedoso y original como lógico si lo tomamos como evolución de las dos décadas anteriores

Con la llegada de los 80 cayó el último bastión del ideal superheroico casi infantil, ajeno a los problemas sociales y políticos. Había nacido un concepto más complejo, un héroe cínico y visceral con sus propias ideas, su propia moral.

En los 90 llegó la tan mencionada malinterpretación y los justicieros despiadados con su propia ley campaban a sus anchas pero sin un trasfondo más allá de la pura pose. Esta falta de trasfondo vino originada por una primacía de la espectacularidad visual, pero sin un apoyo argumental adecuado de nuevo nos encontrábamos en una pose.

 

The Authority fue el estandarte de una nueva forma de hacer tebeos de superhéroes con lo mejor de las dos décadas anteriores. La fusión de ambas dio lugar a unas historias basadas en lo grandioso, lo excesivo y exagerado, tanto a nivel gráfico como literario. Esto se plasmó a través de una nueva serie de recursos recopilados de otras fuentes como el manga o el cine. The Authority es quizá el máximo exponente de lo que se ha dado en llamar widescreen comics, una técnica abundante en viñetas panorámicas donde se puede mostrar con detalle las gargantuescas escenas al más puro estilo de una superproducción hollywoodiense. Este tipo de narrativa se antoja más que adecuada para el ambiente descomunal e hiperviolento de la serie pero también implica una pega que ha derivado en lo que se ha llamado narrativa descomprimida (decompressive storytelling). Esta técnica tan de moda en los últimos años es del todo propicia para poder hacer ostentación de toda esta enormidad, pero resta espacio para desarrollar la acción rápidamente, con lo que obtendremos un ritmo más lento y menos historia en el mismo número de páginas. Actualmente esta tendencia se ha estandarizado pero más como una costumbre que como un modo de apoyar una historia. The Authority fue una de las primeras series en hacer uso de la descompresión, pero he de decir que de modo totalmente justificado. Cada uno de los tres arcos argumentales en que se divide esta primera etapa está destinado a presentar una amenaza aún mayor que la anterior sólo para ver como los protagonistas protegen el mundo a su manera y con sus reglas, del más bestia de los modos y como una autoridad categórica y del todo absoluta, casi mesiánica, una especie de versión superheroica del ‘todo por el pueblo, pero sin el pueblo’, avalada moralmente tan sólo por la superioridad de su fuerza.

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Ya sea un terrorista internacional remozado de fu manchú, una invasión universal a gran escala o una fuerza de la naturaleza de proporciones cósmicas, todo acabará en esa destrucción masiva en la que se deleitará la narración descomprimida.

A nivel de guión se prescinde también de la introspección a favor de la acción pura y desatada, aderezada con diálogos duros, contundentes y exentos de adorno. Frases como “venimos a pegaros”, “hacemos esto porque podemos” o “portaos bien” (dirigiéndose a la humanidad, pobres mortales) son algunos ejemplos.

La influencia de esta serie en los cómics posteriores ha sido innegable, si bien, con un menor grado de acierto. Así, títulos como Nuevos X-Men (de Grant Morrison y Frank Quitely), Ultimate X-Men (de Mark Millar y Adam Kubert) , The Ultimates (de Mark Millar y Bryan Hitch), Los Vengadores de Bendis, All Star Superman (de Grant Morrison y Frank Quitely) y casi cualquier macroevento (sobre todo en Marvel) como Civil War, Secret Invasion o Crisis Final son hijas de esta escuela creada por The Authority.

Volvemos en dos semanas con uno de los estandartes del género negro en el mainstream actual: Sleeper.