Desde que Star Trek volvió a la televisión en la segunda mitad de los años 80 con La Nueva Generación, la franquicia tuvo una presencia permanente en pantalla durante casi dos décadas. A lo largo de este tiempo, al menos una serie trekkie se emitía en televisión, coincidiendo dos de ellas en varias ocasiones. Así fue hasta la fallida Enterprise. La serie protagonizada por Scott Bakula no consiguió atraer suficiente interés del público y fue cancelada en 2005 en su cuarta temporada, marcando el inicio de una travesía en el desierto que duraría doce años, hasta la llegada de Discovery en 2017.
Star trek: Discovery fue una interesante propuesta, ambientada unos diez años antes de la serie original, en los tiempos del principio de la guerra entre los Klingon y la Federación. Tuvo varias tramas en su primera temporada, alguna de las cuales dejó a una buena parte de la audiencia totalmente descolocada sin saber que estaba pasando. Sólo una buena parte, sí. Los que escucharon los programas de Warp 10 de nuestros hermanos de Destino Arrakis durante la primera temporada pudieron escuchar cómo Iratxe (sí, la Iratxe de Warp 10 es la misma que de vez en cuando se deja caer por esta web) desvelaba los grandes misterios de la serie con semanas de antelación. Pero a mí, en particular, conseguía sorprenderme. Bueno, todo lo sorprendido que puedes estar cuando un mes antes alguien a tu lado te ha contado lo que está pasando, claro está.
El caso es que Discovery consiguió devolver el interés por una franquicia que llevaba una temporada en horas bajas. Sí, estaban las películas de J.J. Abrams, pero no era lo mismo. Además, el sitio natural de Star Trek es la televisión. Y ahora, con el motivo del estreno de la segunda temporada, la gente de Drakul nos trae La luz de Kahless, la precuela de una de las tramas que se plantearon en la temporada pasada.
La luz de Kahless nos cuenta el pasado del klingon T’Kuvma, uno de los personajes con más trascendencia de toda la serie, aunque muriera en el segundo capítulo de Discovery. Este personaje, mitad caudillo militar y mitad figura mesiánica cuasi religiosa, fue el responsable de unir a las veinticuatro Casas del Alto Consejo Klingon y que presentaran un frente unido contra la Federación. A la vez era una figura tremendamente xenófoba y alguien contrario a la discriminación, como se pudo ver cuando confió en el albino Voq para ser el nuevo Portador tras la muerte de Rejac. Así, aunque mueriera a manos de Michael Burnham en la Batalla de las Estrellas Binarias, T’Kuvma es uno de los personajes más complejos e interesantes que han pasado por Discovery.
La luz de Kahless es una historia contada en tercera persona. Tras la mencionada Batalla, L’Rell le cuenta a Voq la historia del Klingon que les unió de nuevo a todos. Así, vista la historia desde el otro lado del conflicto, T’Kuvma no es visto como un enemigo a batir, sino como una leyenda, un inspirador. Y en este tomo sabemos cómo llego este personaje a ser quien fue.
Kirsten Beyer, guionista de la serie de televisión, y Mike Johnson, guionista habitual de los cómics de Star Trek editados por IDW desde 2009, nos desvelan detalles del pasado del caudillo guerrero Klingon, desde su infancia en Qo’noS, el planeta natal de su especie. Vemos sus años jóvenes, como hermano pequeño de la familia que gobernaba una casa menor casi desaparecida, cómo se encuentra con la Sarcophagus, la nave que vemos al principio de la serie, abandonada y olvidada por la caída en desgracia de su Casa, y cómo se va al planeta Boreth para estudiar las enseñanzas de Kahless, el primer Emperador Klingon, en un antiguo monasterio.
Quizás lo más interesante de este tomo es el trasfondo que se da a un personaje que sirve para poner la historia de Discovery en movimiento. Se dota a T’Kuvma de un pasado que hace que entendamos un pcoo mejor al caudillo que vimos al principio de la serie, pero hay algo más. En estas páginas llegamos a comprender un poco más a su raza, a ver qué es ser un auténtico Klingon.
En el aspecto meramente físico de este tomo, nos encontramos con un volumen de 104 páginas, en rústica con solapas, con papel satinado de buena calidad, pero que queda afeado con una rotulación de aspecto totalmente amateur por el uso de la fuente Comic Sans, error en el que la editorial ya ha caído en ocasiones anteriores.
Habitualmente, los cómics de explotación de franquicias cinematográficas o televisivas suelen ser productos de segunda. El título ya suele atraer suficientes compradores como para necesitar esforzarse en presentar un producto de calidad. Sin embargo, con La luz de Kahless no ocurre esto. Al contar con una guionista de la serie de televisión y un experto en los cómics de Star Trek, tenemos aquí una obra de calidad, perfectamente integrada con Discovery y coherente con la historia y los personajes vistos en televisión. Así, la lectura de este tomo cumplirá con las expectativas de todo fan de Discovery que quiera profundizar en el trasfondo de esta serie. Y recordad…
