Mis primeros contactos con la Spider-Woman de Tierra-65 no fueron precisamente positivos. La presentación del personaje tuvo lugar dentro del evento Universo Spiderman, en el que había que presentar todos los Spiderman aparecidos hasta el momento y además crear nuevas versiones alternativas para la ocasión. Así, esta Spider-Gwen tenía toda la pinta de invento sobre la marcha sin ningún tipo de interés más allá de rellenar páginas con más héroes arácnidos todavía. Unos meses después de aquello, llegó el momento de la polémica entre Frank Cho y el dibujante Robbi Rodríguez. Sí, la historia del Outrage. Y para concluir, los primeros números de Spider-Gwen aparecieron en el tomo mensual de Spiderman, metidos con calzador como complemento indeseado, como tiene costumbre de hacer Panini en la serie del trepamuros.

Con este histórico, todo apuntaba a que Spider-Gwen acabaría siendo un personaje al que iba a tener muy poquito aprecio. Y así empezó, desde luego. Pero después de leer la serie limitada inicial, los primeros tomos de su serie regular y el crossover Spider-Women… ¡He acabado totalmente enganchado al personaje!

Depredadores

Después de tres tomos (que son realmente cinco, ya hablamos de ello aquí), el entorno de Tierra-65 en el que se desarrolla  Spider-Gwen va cogiendo forma estable. Ya no es un experimento sin pretensiones de continuidad para un evento puntual. Tierra-65 ya va resultando familiar, ya le vamos cogiendo el punto a ese universo en el que todo es conocido pero tiene un giro retorcido que lo hace tan diferente.

La historia empieza con Gwen intentando ayudar a Harry Osborn (que en este mundo es el Lagarto) a deshacerse de su alter ego monstruoso, para lo que tiene que pactar con Matt Murdock (que en este mundo es Kingpin, y además el líder de la Mano), pero se encontrará por el camino con un samurái víctima de una maldición llamado Manos Asesinas (cuyo nombre es Logan) acompañado de una tal Gata Sombra (que en este caso sí es Kitty Pryde, aunque en algunos momentos recuerde a X-23). Y el suero que puede curar a Harry podría generar algún tipo de simbionte con elque tampoco queda muy claro qué puede pasar…

Hablando claro: Depredadores es un circo de tres pistas. A ver, no quiero decir que sea una historia vacía, pero sí que está orientada a la acción y pretende sorprender prácticamente en cada página. Y lo mejor de todo es que Latour y Rodríguez han conseguido una conexión, entre ellos y con el personaje, que realmente consiguen sorprender. Que sea una historia palomitera no quiere decir que no funcione a la perfección, y este tercer tomo de Spider-Gwen funciona.

El interludio

El número 23 es una pausa justo antes de la conclusión de la historia. Abandonamos las correrías de Gwen para echar una mirada atrás a unos personajes secundarios a los que teníamos un poco abandonados: ¡Las Mary Janes! Las versiones de Tierra-65 de Mary Jane Watson, Betty Brant y Glory Grant protagonizan un fill-in coguionizado por el guionista regular de la serie que, aunque rompe un poco el ritmo, resulta muy divertido de leer. Y además tenemos la respuesta a una de las grandes preguntas de la historia del cómic: ¿Quién vigila a los vigilantes?

En resumen…

El personaje que comenzó provocando una mueca de desagrado ha acabado por convertirse en la colección más interesante de la franquicia arácnida. Después de la cancelación de Seda y Spider-Woman, estando Amazing Spider-Man en horas bajas -después de siete años y medio como guionista de la serie, es normal que Dan Slott haya perdido el empuje que tenía- y el Spectacular de Chip Zdarsky aún dando sus primeros pasos, Spider-Gwen es la serie más interesante que podemos encontrar en esta línea editorial. Ni siquiera vamos a hablar de Gwenpool, porque es otra cosa diferente (muy diferente), ni de Spiderman/Masacre, porque es la peor ponzoña que ha dado Spiderman desde los 90.

Lo que tenemos es una serie fresca e imaginativa -gracias, en parte, a que no está lastrada por la continuidad tradicional al tener lugar en una tierra paralela- que, además, ha tenido en este tomo su momento más inspirado hasta el momento. Y aunque tenga la palabra Spider en el título, funciona más como un Otros Mundos de la competencia que como una serie arácnida más. Cuando parecía que la serie estaba empezando a perder el interés de la novedad, Latour le ha pegado un empuje nuevo que hace que tengamos ganas de que llegue el siguiente tomo.

Y en el próximo tomo…

¡¡¡Gweneno!!!