Es la hora de las tortas!!!

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Sociedad de Tierra 2: Una Nación Indivisible

Ya tenemos aquí el segundo tomo de la serie que sigue a los supervivientes de Tierra 2. Vamos con ello.

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En el tomo anterior, pudimos ver como los refugiados interdimensionales llegaban a Telos, después de todo lo que habían pasado (véase Tierra 2, El Fin del Mundo, El Fin del Mañana y Convergencia) y establecían en este nuevo planeta su residencia definitiva. El problema es que Telos es un planeta artificial, y sus recursos energéticos son limitados. Y ante la escasez, la humanidad ha reaccionado siempre del mismo modo: con violencia. La guerra nunca cambia, que decían en Fallout.

Y surge el inevitable conflicto. Por un lado, la guerra que parece que se quieren declarar las ciudades de Erebus y Ark. Pero también, una revuelta anarquista contra las Maravillas, el término con el que ser refieren a los héroes que los ayudaron a escapar de la aniquilación total a manos de Darkseid.

Pero las Maravillas también están cansadas. Y no están dispuestas a permitir una guerra civil que diezme aún más su ya escasa población…

Se notan claras inspiraciones en esta serie. Quizás la más obvia sea Battlestar Galactica, que nos cuenta la búsqueda de un nuevo hogar por parte de una humanidad diezmada a bordo de una flota de naves estelares. Podríamos hablar también de Watchmen. ¿Qué obra de los últimos treinta años no ha sido influída de uno u otro modo por la obra del autor de Northampton? Las revueltas contra los héroes enmascarados que vemos aquí me recuerdan a los disturbios de 1977, después del Acta Keene, con los manifestantes lanzando objetos contra el team-up de Búho Nocturno y el Comediante. ¿Y los superhéroes intentando controlar a la población, decidiendo lo que pueden hacer o no por su bien? The Authority ya lo hizo. Y antes que ellos, el Escuadrón Supremo. Y hasta Miracleman, si me apuras.

¿Es, acaso, algo malo o criticable? No , en absoulto. Las referencias están ahí y son innegables (tampoco es que el autor pretenda esconderlas), pero no estamos ante un plagio descarado de historias previas. A estas alturas, a un par de décadas de cumplir un siglo de las primeras historias de superhéroes, es francamente difícil ser original. Pero encontrarse con un tebeo que, aún revisitando lugares ya conocidos, resulte una lectura fresca y agradable, tiene mucho mérito.

Los autores

Cambiamos al guionista, el recién llegado Daniel H. Wilson, por otro Daniel, el mucho más conocido Dan Abnett. El versátil autor británico es el responsable de un buen puñado de novelas de licencias como Warhammer 40K, Warhammer Fantasy, Doctor Who o Tomb Raider, así como de otras tres de creación propia. En el mundo del cómic, es el responsable de la revitalización desde Aniquilación de la medio dormida -hasta su llegada- franquicia cósmica de Marvel, llevándola a niveles de excelencia pocas veces vistos antes, culminando en el estreno de una película protagonizada por unos personajes por los que unos años antes nadie daba ni un duro, como son los Guardianes de la Galaxia. Que esta película tuviera bien poquito que ver con los cómics en los que se inspiraba fue otro cantar.

Jorge Jiménez es el responsable de los tres primeros números del tomo, y, tal y como dijimos cuando hablamos del primer tomo de esta serie, su trabajo es impresionante. Tenemos en este tomo los últimos números de este autor con claras influencias manga, pues ha recibido un nuevo encargo. Desde septiembre de este mismo año forma parte del equipo creativo regular de la nueva serie de Superman, además de haber diseñado el uniforme del nuevo Superboy y ser el dibujante regular de la esperada Super Sons. En breve podréis escuchar la entrevista que le hicimos hace unos días en el reciente Expocómic, en la que hablamos con él de este y muchos otros temas. Enhorabuena, Jorge.

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Los otros dos números están dibujados por Federico Dallocchio (Escuadrón Suicida, Convergencia) e Iban Coello (Injustice, Secret Wars: La Era de Apocalipsis, Batman Beyond Universe). Ambos firman un trabajo correcto, no tan llamativo como el de Jorge Jiménez, y quizás mejor el de Coello que el de Dallocchio, pero cumplen sobradamente.

En resumen…

Una Nación Indivisble supone una notable mejora respecto a La Caída De Un Planeta. Abnett sí que tiene la habilidad en el medio que le falta a su antecesor, y se nota. No voy a decir que la historia que planteaba el principio de la serie no tuviera interés, que lo tenía, pero le faltaba ritmo. Aún teniendo todo un terreno de juego nuevo que explorar, la serie no era… vibrante. Todo eso se corrige en el primer tomo del nuevo guionista, que firma una historia con varios frentes abiertos que no deja descanso ni al lector ni a los machacados personajes. Aún contando con un guionista nuevo, no se hace borrón y cuenta nueva en la serie. Se continúa con las tramas que se estaban desarrollando hasta ahora, pero tenemos un nuevo empujón que da alas renovadas a una serie a la que le estaba costando encontrar su lugar.

¿Es, entonces, Una Nación Indivisible un buen punto para subirse a la serie? No, ni de lejos. Me imagino a un lector que llegue aquí de nuevas y el nivel de confusión que se podía encontrar puede ser épico. Se podría empezar en el tomo anterior, con una breve contextualización de acontecimientos anteriores (para lo que vendría muy bien un artículo introductorio, la falta de los cuales es posiblemente el punto más flojo de ECC), pero empezar con estos personajes en este tomo es entrar a la película a medias. Pero para los que ya llevamos tiempo leyendo las andanzas de Alan, Wesley, Val, Kendra y demás… esta nueva entrega de la serie marca el camino correcto a seguir. Así, sí. Y que dure.