Continuamos con la recuperación del material de Shadowman que editaran en su día en Aleta, llegando al final de la serie regular, y editando por primera vez en España la miniserie Shadowman: End Times y el one-shot de Punk Mambo. Un material fundamental para cerrar ese tremendo cliffhanger con el que acaba el número dieciséis de la serie, y las siguientes apariciones del personaje en series como Ninjak. Podéis consultar la reseña del primer tomo en este enlace.

El tomo contiene los últimos seis números de la serie regular (#11-16)  más el número 13X. Este número fue un especial que se regaló con la revista Bleeding Cool Magazine #7 y que, a pesar de ser publicado antes del número doce, es realmente un preludio del número trece de la serie. En estos seis números «y medio» tenemos dos primeros números de transición: el once es un fill-in con una historia que tiene lugar en Nueva Orleans durante el Mardi Gras en la que Shadowman tendrá que hacer frente a dos entidades que deciden tomar los cuerpos de tres jóvenes con ganas de fiesta; mientras que el doce es un conjunto de relatos cortos de los que tan solo destacaría el espectacular dibujo de Cafu en el primer relato.

En los números trece a dieciséis entra en la serie el guionista Peter Milligan acompañado de Roberto de la Torre, para lo que parecía iba a ser el final de la historia y de la serie. Una historia en la que Milligan vuelve en cierto modo a su tema recurrente de la identidad, presentándonos a un Jack Boniface que tiene accesos de ira que le arrastran a la violencia, pero que luego no recuerda. Se debate aquí entre si todo es obra de su loa de las sombras o si realmente él es así. Nos presenta una historia de la infancia de Jack en la que plantó cara a un matón de su colegio y que acabó mucho peor de lo que debiera. También nos presenta como historia principal de este arco, cómo Jack luchará por deshacerse de su loa, y cómo este se resistirá. Cuenta aquí Jack con la ayuda de Alyssa Miles, quien todavía no es más que una ayudante, lejos de esa sacerdotisa mambo que nos ha presentado la nueva serie de Andy Diggle. Milligan introduce también la persecución del loa de Shadowman hacia otros loas exiliados, y en estos y los siguientes números explicará un poco cómo funciona y de dónde salen dichos loas.

A quien sí se nos presenta en estos números es a Punk Mambo, haciendo su debut en el Universo Valiant. Es curioso porque antes de leer esta serie, pensaba que era el nombre de guerra del personaje, pero realmente surge de la descripción que hace el propio Boniface de ella: es una (sacerdotisa) mambo punk. El personaje bebe mucho de John Constantine, tanto por su procedencia británica, su cinismo y su hábitat natural (el pantano). Se incluye al final del tomo, como complemento de End Times el one-shot escrito por el propio Milligan, donde conoceremos cómo llego a convertirse en la mambo que ha llegado a ser. Aunque a decir verdad, no tiene ninguna conexión con el arco en el que se ha incluido.

Pero si Milligan tiene sus señas de identidad reconocibles en este último arco de la serie regular, quien realmente destaca y brilla es Roberto de la Torre, que nos presenta un trabajo con gran peso de las masas de negro propias de un cómic que se apoya en la sombras, pero que aprovecha con mucha inteligencia el entorno para la propia composición de página, dibujando páginas en la que el humo o el fuego suele formar parte de las viñetas o sirven de guía para orientar la lectura. Su dibujo sucio recuerda al de Michael Lark o Bill Sienkiewicz y le sienta realmente bien al tono de la historia. Si además se combina con el color que aporta David Baron, el resultado final es aún más destacable. Las escenas sobrenaturales tienen un color muy llamativo, sin llegar a caer en la saturación visual.

El tomo cierra con la miniserie de tres números End Times, una serie de la que no se puede hablar sin spoilear el cliffhanger del numero dieciséis, y que cambia a Roberto de la Torre por Valentine de Ladro quien, a pesar de intentar mantener ese tono sombrío de de la Torre, tiene un dibujo de trazo limpio y contornos claros y gruesos. El color sigue siendo obra de David Baron, quien para mi gusto cambia mucho de paletas en estos números, perdiendo un poco esa uniformidad que había tenido en el arco anterior de este tomo.

El dibujo de Punk Mambo número cero es obra de Robert Gill, muy detallado y con un trazo fino muy atractivo y que además marca una diferencia visual radical con el resto de los cómics que hemos visto en este tomo. Pero una vez más destaca el color, obra de José Villarrubia, con una paleta muy variada pero con un constante predominio del rosa/lila de la cresta de Mambo.

Como suele ser habitual en estos tomos de lujo, contiene un buen número de bocetos, pasos de guión a acabados y portadas alternativas o bocetos en blanco y negro.

En definitiva, Shadowman Edición de lujo nº2.

Shadowman es una obra muy autocontenida dentro del Universo Valiant. Al ser la magia algo tan peculiar y alejado del resto de personajes, hace que los autores den prioridad a todo el entorno, escenarios y reglas en pos de los crossovers entre personajes o cambios de tramas cotinuos. Si bien estos últimos números son algo menos asequibles que los primeros donde predominaban más los arcos explicando el funcionamiento de las loas y presentación de personajes, da también más pie a profundizar un poco más en la historia, y más cuando tienes a un guionista con experiencia como Peter Milligan. Muchos dibujantes, pero me gusta especialmente el trabajo de Roberto de la Torre, al que ya se le vieran sus maneras en una de las primeras series que viéramos de Valiant de esta nueva hornada, también ambientada en el mundo mágico, Doctora Mirage.

Lo mejor: Recuperar por fin en castellano la miniserie End Times, con el final de la historia. Roberto de la Torre. El empaque que le da Milligan a la historia al final.

Lo peor: Si no te va la magia, el vudú y Nueva Orleans, no sé cómo has llegado hasta aquí.