Qué mejor reseña para hoy que la reedición por parte de ECC de Los mejores del mundo, la miniserie que contaba una de las “primeras” aventuras conjuntas de Batman y Superman con la que Dave Gibbons debutaba a los guiones allá por los años 90. Una historia que rezuma nostalgia, y es una oda de homenaje hacia los dos personajes. Cuando lo leía, comentaba lo bonito que me parecía este cómic en el típico grupo de whatsapp y un amigo me decía que el guión era muy flojo. Yo le decía que si lo hubiera hecho hoy habría sido un homenaje precioso a una época añorada por muchos, a lo que me contestó algo que me hizo pensar: “¿Escrito hoy o leído hoy?”. Y tenía más razón que un santo. Es un cómic que hoy gana por la nostalgia. En tiempos de nUDCs, de Batmans v Superman… volver a leer una historia como esta, inocente, sí, pero por otro lado con un cariño y un continuo homenaje (sobre todo en el primer número de la miniserie) a la historia de ambos es una auténtica delicia. Pero vayamos por partes…

La historia.

A propósito de la apertura de un orfanato en Midway, a medio camino entre Gotham y Metropolis, Clark Kent y Bruce Wayne son invitados a la fiesta realizada para anunciar que los antiguos orfanatos del callejón del crimen en Gotham y de la Barriada suicida en Metropolis darán paso a uno mayor y más moderno. Al frente de ellos, ambos directores de los orfanatos, el reverendo Monk y el reverendo Fulbright. Pero detrás de todo, existe un pacto secreto. El Joker se ha hecho con los terrenos del antiguo orfanato de Gotham y hace un trato con Lex Luthor para venderle dichos terrenos con la condición de que le deje campar a sus anchas en Metropolis durante un período limitado. Así, Superman, a pesar de no estar de acuerdos con los métodos de Batman, acordará hacer un cambio de ciudades para enfrentarse cada uno a su propio némesis. Toda esta historia tiene además de fondo una subtrama en torno al antiguo y difunto director de los orfanatos, que fue arrestado por usar dichas instituciones como centros criminales.

Los autores.

Poco debería tener que contar de Dave Gibbons y Steve Rude. El primero es mundialmente conocido por su Watchmen (como si necesitara más credenciales) y Green Lantern Corps. Steve Rude es el autor de Nexus o la fantástica Thor: Tormenta Divina, entre otros.

En cuanto al guión, estoy con mi amigo, se nota que es su primer trabajo. Es una historia muy simple, con más ganas que acierto. La estructura es un bastante torpe, con la historia principal resuelta en los dos primeros números, mientras que el tercero sirve casi de epílogo. No obstante, visto en conjunto con el dibujo me resulta un precioso homenaje a la edad de oro. Son muchos los recursos usados para tocar la fibra sensible del lector veterano, desde esas secuencias paralelas sin guión con las que se contrasta la luminosidad de Superman con la oscuridad de Batman, a la también secuencia paralela en la que ambos protagonistas tienen pesadillas acerca de su pasado, y el propio hecho de usar el tema de la orfandad con estos dos personajes, huérfanos desde muy corta edad. Además, aparece todo el grueso de los personajes secundarios de ambos personajes, desde Lois a Jimmy Olsen, Perry White, Jim y Barbara Gordon, Alfred… Para mi gusto, ese cariño que rezuma el guión compensa la impericia a la hora de escribir la historia.

Y qué decir del dibujo. Qué maravilla. Qué Superman homenaje a los dibujos de Fleischer, qué Batman recordando al de Kane y posteriores… Si por algo puede presumir Rude es por tener un estilo muy clásico, con una narrativa exquisita. A veces me leéis mucho hablar de narrativa, y tal vez algunos os preguntéis cómo podemos saber cuándo una historia está bien contada o no. Echad un ojo a las primeras 30 páginas de Los mejores del mundo, y sabréis a qué me refiero. Siempre está bien escogido el ángulo de narración, los escenarios dan ganas de meterse en ellos, por lo detallados y con continuos huevos de pascua y guiños al lector. Sin dejar de lado esas portadas estupendas, con su correspondiente contraportada en la que se amplía la escena de alguna manera. Los contrastes entre la luz y la oscuridad, no solo de Batman, sino también del Joker y Lex están perfectamente captadas por el dibujo de Rude.

No menos importante son las tintas de Karl Kessel o el color de Steve Oliff. Trabajos muy clásicos que hay que ver en contexto histórico (se trata de un cómic de 1992) y que mantienen esa línea clásica que busca Rude en su dibujo. Un complemento perfecto.

En definitiva.

Los mejores del mundo es una serie de 3 números USA dobles (46 páginas cada uno) publicada en 1992. Son numerosas las reediciones que se han hecho, y ahora tenemos la oportunidad de volver a leerla gracias a ECC ediciones. Insisto en que la historia gana hoy por hoy por el precioso homenaje a los personajes. Y todo un acierto por parte de la editorial por apostar por títulos clásicos y empezar a captar lectores de numerosas etapas que a día de hoy permanecen inéditas en nuestro país por la irregular publicación que ha sufrido DC a lo largo de los años. Espero que este título funcione y sirva como aliciente para poder ver más títulos clásicos, y no solo “los éxitos”. Hay mucho por reeditar, desde el Green Arrow de Mike Grell, la JLA de Dick Dillin al Escuadrón Suicida de Ostrander… Los mejores del mundo está editado en cartoné, con 176 páginas a color a un precio de 17,95€. Incluye una introducción de Gibbons y algunos bocetos de Rude y de las primeras ideas de Gibbons para la historia.

Lo mejor: DC en estado puro. Un homenaje en condiciones a dos personajes eternos.

Lo peor: Guión algo torpe, pero no lo suficiente para impedir el disfrute de su lectura.

Para lectores de DC de toda la vida, para lectores ajenos a DC que quieran disfrutar de una historia clásica y de su nutrida galería de secundarios. Para amantes de los clásicos.