Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: Superlópez – Mambrú se va a la guerra

superlopez mambru

Magos del Humor nº 171 Superlópez. Mambrú se va a la guerra
Jan
Páginas: 48
Formato: 21 x 29 cm
ISBN: 978-84-666-5660-3
PVP: 12.00 €

Hace años se hablaba de que íbamos camino de la sociedad del ocio, y ya estamos. Solamente se piensa en nuestros jóvenes para hacerlos felices en un McDonalds, venderles el último modelo de móvil cada año, lo último en pantalones viejos, el espectacular videojuego ante el que pueden pasar el tiempo ametrallando a cualquier enemigo que se ponga delante, o, claro, también quedan guapos de camareros a tiempo parcial, cómo no… Así se pierden algunos por el camino.

Tengo 39 años. Y llevo pasando páginas de tebeos desde que tenía 2. He crecido con Mortadelo y Filemón y con El Capitán Trueno, además de con un puñado de superhéroes. Recuerdo, de muy crío, leer en el coche de mi padre algún El Guerrero del Antifaz, El Aguilucho o El Hombre Enmascarado. Con la paga de la semana me compraba el Guai! y, si me llegaba, cualquier otro tebeo que viera en el kiosco de mi barrio (en mi ciudad natal, Córdoba, las librerías especializadas son un fenómeno relativamente reciente). ¡Si hasta recuerdo haber leído algún Fuera Borda!

Pero cuando Superlópez entró en mi vida fue una revelación. El Señor de los Chupetes fue lo primero que leí y yo, en mi inocencia, desconocía la obra en que se basaba (ni falta que hacía, la verdad). Luego llegaron La Caja de Pandora, El Supergrupo, La Gran Superproducción… todas magistrales. Hasta que un día compré En el País de los Juegos, el Tuerto es el Rey, y ahí la cosa empezó a chirriar un poco. No sé por qué. Algo me dio mala espina. El dibujo había mejorado mucho. Demasiado. El humor no era el mismo. Parecía… más adulto. Más serio. Superlópez empezaba a dejar de ser Superlópez. O Jan empezaba a dejar de ser Jan.

A raíz de aquello nació una semilla de desencanto con Superlópez: ya no me gustaban sus nuevos tebeos. Prefería releer las primeras 10 aventuras (que se pueden encontrar en los dos primeros volúmenes de Superhumor dedicados al personaje). Si nos atenemos a la información suministrada por Cachis la mar, Mambrú se fue a la Guerra es el álbum número 70 de Superlópez. El desgaste es más que evidente.

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Un vistazo a la portada nos da la primera pista: la historia trata, una vez más, del yihadismo. Y, en efecto, Jan trata en este tebeo un tema tan controvertido como es el del islamismo radical, y de la captación de jóvenes para el Estado Islámico. Todo con mucha amabilidad: es sórdido, sí, pero necesariamente atemperado. Y con la concesión a la galería de que hey, no todos los musulmanes son terroristas, que quede bien clarito no se nos vaya a enfadar nadie. Pero la segunda pista es más preocupante: Superlópez no aparece en primer plano en la portada. Y aquí está el problema: esto no es un tebeo de Superlópez.

No es sólo porque Superlópez no sea el protagonista (que no lo es; es más, sólo aparece en 20 páginas de las 48 que tiene el tebeo); es porque la sensación que me daba leer el tebeo es que era un tebeo educativo sobre los peligros del islam radical. ¿Dónde están los personajes disparatados? ¿Dónde están las situaciones absurdas? ¿Dónde está ese Superlópez que no sabe en qué follón se ha metido? ¿Dónde están las risas? Aquí nuestro héroe es un mero hilo conductor de la historia, pero se podría prescindir fácilmente de él y seguiría funcionando igual. En este tebeo, Superlópez está constantemente en control de la situación, no se ve superado en ningún momento, siempre sabe lo que tiene que hacer. ¿De verdad éste es Superlópez?

Ya hace años que me di cuenta de que Superlópez estaba dejando de ser un tebeo de humor y daba bandazos entre las guías de viaje y la crítica social. ¿Y eso es malo? Mire usted, no, siempre que no se pierda la esencia. Es decir, se puede hacer una aventura de Superlópez que viaja a Galicia, a Bulgaria o a México, o hacer crítica social con el tema de las hipotecas, Ruiz-Mateos o los desahucios, pero seguir siendo divertida. De lo contrario, será un simple tebeo de crítica social o para enseñarnos lo bonitos que dibuja Jan los castillos medievales (que es verdad), pero no será un tebeo de Superlópez.

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Se podría decir que Superlópez ha perdido la inocencia, que sus historias ya no son divertidas ni para niños (¿qué niño querría leer un tebeo sobre el Estado Islámico, por amor de dios?). Pero no hace falta que lo sean, porque Jan ha pasado ahora a escribir para los adultos que una vez crecimos con Juan López, Luisa Lanas y Jaime González. Siempre nos quedarán Pulgarcito, los primeros Superlópez y Superioribus. ¿A que no os acordáis de Superioribus?