Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña: Saga 7, de Vaughan & Staples

Reseña: Saga 7, de Vaughan & Staples
Guion
Brian K. Vaughan
Dibujo
Fiona Staples
Formato
Cartoné. 159 páginas. Color
Precio
16.95€
Editorial
Planeta Cómics. 2017

Hace cinco años que Alana y Marko presentaron a Hazel a los privilegiados que por aquel entonces ya teníamos un ojo puesto en Grieta. La conjunción de alas y cuernos se suele reservar a seres de los que alejarse, por eso, bien se podría haber pensado que la criaturilla no podía representar el advenimiento de nada bueno; pero como ya sabéis de sobra los que habéis llegado hasta este punto de la historia, Brian y Fiona han puesto coto al prejuicio.

Las últimas viñetas del sexto tomo de Saga nos dejaron una situación más compacta de lo habitual en la serie. Pese a ello, el tremendo salto temporal del número 31, y el desenlace con el potente cliffhanger marca de la casa del número 36, propiciaban suscitar en el lector un buen montón de dudas, puede que esta vez de diferente calado: ¿Quién es Petrichor y cuáles son sus intenciones?, ¿no está tardando demasiado en liarla el Príncipe Robot IV?, ¿por qué no sabemos de Sophie?; y la más importante…

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Desde hace algo más de un mes ya podemos disfrutar de las últimas andanzas de los más famosos habitantes de Terrada y Guirnalda. Saga 7, con Brian K. Vaughan al guion y los pinceles de Fiona Staples, publicado por Planeta Cómics, continúa construyendo un relato con sello Image, que atesora más premios que todos los mikolápiz del mundo juntos.

Como forma de resumen un poco por encima del devenir de los personajes en este séptimo tomo, e intentando no destripar gran cosa para aquellos pacientes que todavía no le hayáis hincado el diente, decir que nos encontramos ante una especie de impás con un salto temporal de seis meses de por medio, en el que, como dejaba caer anteriormente, y a diferencia de los últimos acontecimientos, los personajes no están tan desperdigados por el universo de Saga. Es tiempo de adentrarse en la intimidad de Petrichor, del Príncipe Robot IV y de una Hazel algo más crecidita que, desde el tomo anterior, ya se vale por sí misma para acaparar viñetas y escenas movidas. También se dejan caer Sophie, Gwendolyn, la Gata de la Mentira, y el que para mí es el personaje más interesante y con una mayor evolución hasta la fecha, La Voluntad, quien continúa inmerso en esa vorágine de autocomplacencia y pasotismo con los que ha decidido afrontar la pérdida, y que unidos a su profesión, hacen que haya tomado un cariz de perturbado psycho killer muy útil para los golpes de efecto que tanto gustan a Vaughan.

Noticias frescas sobre el Sindicato de Autónomos, alguna que otra intriga palaciega que tendrá sus consecuencias en el futuro de la serie, y nuevas estrambóticas amenazas. Reflexión, drama, acción…

… y despedidas. Varias despedidas.

Por cierto, sigo alucinando con el recurso narrativo de la proyección de imágenes en la cabeza con forma de televisión del Príncipe Robot IV y los de su raza. El triple mensaje: sus gestos, sus palabras, y sus emociones y pensamientos que «salen por pantalla».

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El concepto no es nuevo, pero esta doble página de Fiona es tremenda

Creo que a estas alturas de la película, Saga es un título que ha pasado por las manos de la mayoría de aficionados al tebeo, y otros tantos que no lo son tanto. El boca a boca de sus comienzos allá por el año 2012 dejó de ser necesario a medida que los premios de la industria iban cayendo.

Una amalgama de personajes bien construidos con una heterogeneidad tremenda, los increíbles diseños y el color de Fiona Staples, o el empeño de los autores por transmitir un mensaje de tolerancia y empatía, han granjeado a Saga desde sus inicios una gran acogida y reconocimiento. Reconocimiento, que si bien al principio parecía obvio y merecido para casi todo el mundo, ahora me da la impresión de que se está volviendo en su contra de alguna manera. Hablar de la gente como ente abstracto al que atribuir una opinión nunca es una opción ni  buena praxis, pero sí que son varios los comentarios que oigo, al respecto de los premios y Saga, con los que no comulgo… aunque respeto, por supuesto. Ay los dichosos Eisner…

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¿Hoy en día le daría a Saga un premio a mejor serie en curso? ¿A Fiona a mejor dibujante o portadista? ¿Mejor guionista a Vaughan? Saga no consigue sacarme las tripas y retorcérmelas como consigue hacer Jason Aaron en Paletos Cabrones; las portadas de David Aja en Bruja Escarlata, las de Sana Takeda en Monstress o las de Mike Del Mundo me gustan más que las de Fiona; y ya no entro a comentar el Providence del «barbudo» porque sé que me van a tildar de fanboy, pero en mi humilde opinión se merienda cualquier guion en el último año. Es más, puedo comprender que algunos prefieran mayor variedad en los premios, que bailen de manos un poquito más; pero ya entramos en el terreno de los gustos personales. Ahora bien, ¿son inmerecidos los premios que Saga y sus autores están recibiendo? No… rotundo. Es más, sería muy osado e injusto por mi parte decir lo contrario.

Puede que no sea una lectura tan fresca como en sus primeros veinte o veinticinco números. Ya, como el 99% de los títulos. ¿Cuántos llegan al número 43 ofreciendo un nivel medio-alto tan constante como Saga? A un manco le sobran dedos.

El día que me empiece a cansar no tendré problema en decirlo. Seguro volveré para seguir escribiendo sobre una de las series del último lustro. También para hablar sobre lo que no me gusta de ella, faltaría más. Hoy no me apetecía. Hoy me parecía más razonable romper una lanza. Pero calma, que no voy a arrojar los cachos.

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