Cuando hablamos de distopías, la cabeza se nos va a parajes oscuros y sucios y ambientes dramáticos y catastrofistas. Con El Rey de la Carretera, Josep Busquet y José Ángel Ares deciden darle una vuelta y buscarle el tono cómico. Como en cualquier buena distopía que se precie, tendremos nuestra dosis de crítica, pero nada de graves introspecciones ni profundidades contemplativas. No hay tiempo para eso con el acelerador pisado a fondo.
El Rey de la Carretera
Guión de Josep Busquet
Dibujo de José Ángel Ares
96 páginas, b/n, rústica
9,95€
Aleta ediciones. 2016
El rey de la carretera empieza con el acelerón puesto desde la primera página. No hay la más mínima concesión para presentar la trama o a los personajes, ya te pondrás al día en ruta. Puede que al principio no tengas muy claro qué está pasando, pero sabes que lo que sea que suceda está pasando muy rápido. Quizá una sinopsis, por escueta que sea, rompe un poco ese caótico barullo del principio y que es parte de la magia del tebeo, pero qué demonios, no se puede hacer una reseña sin sinopsis argumental, ¿no?. Estamos en algún momento de un futuro postapocalíptico donde todo lo que no son megalópolis es desierto radiactivo. El reality más famoso de la tele nos muestra a un tipo barbudo y regordete que surca motorizado las carreteras haciendo frente a criaturas mutantes y pandilleros, pero la cosa va más allá y montan un nuevo programa a lo Gran Hermano para buscarle un sucesor. No hace falta decir que se lía parda.
Las referencias a Mad Max o Juez Dredd son evidentes, pero la novedad es añadirles ese toque de comedia manga del mejor Akira Toriyama. El Rey de la carretera llega bajo el subtítulo Kilómetro cero, lo que nos hace suponer que este tomo es el primero de una serie y nos explicaría lo sueltos que se quedan la mayoría de los versos que componen esta obra. Básicamente, este cómic funciona como una introducción a un mundo, planteamiento y personajes con mucho por desarrollar aún, pero con suficientes pinceladas para que los mimbres tengan buena pinta.
Entre los aciertos podemos ver la riqueza y variedad de la fauna (humana y no humana), que puebla este mundo, la energía que destila cada viñeta o el delicioso diseño de personajes. En la parte negativa pondría que la velocidad y el atropello hace que todos se quede cogido por los pelos. No llegamos a conocer a los personajes y la carga crítica se queda en superficie sin aportar ningún matiz que no tengamos visto. Por lado, El Rey de la carretera destila potencial y terminas el tebeo cruzando dedos para que pronto podamos tener nuevas historias de los personajes donde vaya floreciendo todo lo sembrado.
Busquet es ya un veterano en estas lindes, pero para Ares apenas hace cuatro años desde que salió su primer trabajo profesional largo. Se aprecia ya en tan corto tiempo una fuerte evolución en su trabajo y en esta obra en concreto, el movimiento y el diseño de personajes tienen una potencia muy por encima de sus obras anteriores. Además al terminar el tebeo es inevitable la sensación de que se lo ha pasado como un niño mientras dibujaba, metiendo cada pequeña locura que se le iba ocurriendo.
Estamos ante un tebeo un tanto irregular lleno de aciertos y desaciertos en tan sólo 96 páginas, pero en un totum revolutum como éste era de prever que la disparidad fuera casi una marca de fábrica. En cualquier caso, El Rey de la carretera es frescura pura y se le adivina un potencial que ojalá tenga ocasión de explotar en futuras entregas. Además sólo por el making off tan molón que se marcan, ya merecería la pena leerlo.
