¿Por qué iban a necesitar un dios si me tienen a mí?

Lex contra Clark. Enfoque número uno: el mal contra el bien. La colección se titula Pura maldad, y este segundo número está dedicado a Lex Luthor, ¿verdad? No necesitamos darle vueltas… pero se las vamos a dar.

Hombre contra Alienígena. Enfoque número dos: el intelecto humano, la razón y la ciencia, contra la fuerza bruta brotando de una versión apolínea del espacio exterior. El estudio y la tecnología sucumbiendo irremediablemente ante un personaje que se erige en una versión moderna de un dios. Peligroso aceptar este enfoque y no pertenecer al «equipo Luthor».

Luthor contra Superman. Enfoque número tres: el narcisismo y la soberbia desbocados utilizando la noble figura de Superman como excusa fácil para justificar la violencia y el uso del planeta Tierra como patio de juegos. Intentar convencer al mundo con mentiras sobre la existencia de un arma de destrucción masiva, para combatirlo con armas de destrucción masiva. Manipulación. Daños colaterales. Mártires. «Equipo Superman».

Calvicie contra tupé. Enfoque número cuatro: esto…

Después de un primer tomo estupendo dedicado a la figura del Joker, retomamos la colección Pura Maldad publicada por ECC Ediciones con su segundo número. Pura maldad: Lex Luthor hace un repaso de alguno de los títulos más representativos del megalómano de Metrópolis. Seguir la evolución del personaje a lo largo de décadas con las pinceladas que dan cinco o seis títulos sigue siendo la gran baza de una colección — popurrí — que por el momento sorprende para bien. Porque Luthor no siempre fue calvo, y a diferencia de otros malvados más planos, Lex ha variado notablemente con los años tanto su modus operandi, como su carácter y forma física.

Action Comics núm.23

Como no, la primera parada se antoja obligada: su primera aparición. Action Comics núm.23 (1940), con Jerry Siegel y Joe Shuster, presentaba a un pelirrojo — con un precioso pelazo cortado a «cazuela» que nada tiene que ver con lo que le pusieron en la cabeza a Jesse Eisenberg — con el Síndrome del Salvador, afanado en conseguir poner todo un continente patas arriba para más tarde presentarse como remedio frente al caos. Una grapa fue suficiente para comprobar los delirios de grandeza de un tipo que en cinco o seis páginas se enfrenta a Clark, al alter ego de Clark y al amor de Clark. Parece que, por lo que sea, desde un principio le tenía pelusa a Clark. El número es un buen representante de una época en la que se torturaba sin torturar, y se partía a un tipo por la mitad sin entrañas y vísceras de por medio. El mal carecía de grises y todo texto explicativo era escaso para disfrutar de la lectura. Entrañable.

Qué pelazo

A continuación hacemos un salto en el tiempo de más de tres décadas, hasta febrero de 1972, para degustar el Superman núm.148. Escrito por Len Wein, con Curt Swan a los lápices y portada de Carmine Infantino, este número retrata bastante bien al Lex Luthor que mejor se adapta a la idea más extendida sobre su figura… o eso creo. Científico afectado de alopecia vestido con un batín blanco, que en su desesperación por acabar con el alienígena que le hace sombra termina por pillarse los dedos. En esta ocasión, al más puro estilo doctor Frankenstein, insuflando vida a Galactic Golem, un ser creado a partir de materia del espacio e insaciable devorador de energía — el de los daxamitas vendría años más tarde. El objetivo cumplido resulta ser la derrota definitiva de un personaje nacido para dar voz al fracaso.

Galactic Golem…. se pone tierno

En la siguiente parada, Action Comics núm.544, Cary Bates y Curt Swan se encargan de proporcionarnos transporte a Lexor, ese planeta loco por la tecnología y que guarda eterna gratitud hacia aquel que creen que les trajo antaño el agua y la salvación, Lex Luthor. Un planeta que podría pasar por sueño húmedo de Luthor, pero que es muy real. Un planeta donde él es el héroe, ha forjado una familia, y donde un sol rojo nivela la balanza en su enfrentamiento con Superman. Ver a Luthor enfundado en una armadura nos ofrece esa faceta más activa y menos maquiavélica de lo que acostumbra. Además, es lejos de la Tierra donde le podemos ver más humano. Necesario.

De aquí en adelante hasta el truco final dominará el Luthor más «mafiosete», ese que a mediados de los años ochenta se puso de moda con John Byrne como estandarte de los títulos «kryptonianos». Y como título referencia Pura maldad: Lex Luthor incluye La biografía no autorizada de Luthor, con guiones de James D. Hudnall y dibujos de Eduardo Barreto, y con Adam Kubert tanto en las tintas como dando color al tebeo. Para mí lo más atípico y también lo más entretenido de entre las inclusiones en el recopilatorio. Atípico por introducir el género negro en una obra de Superman, e interesante por brindar «flashazos» de los orígenes de Lex, haciendo de él un personaje más taimado aún, con un fondo de maldad interminable. Otro acierto.

Con el título que da carpetazo no me extiendo, ya que es el número del All Star Superman — el quinto para ser más exactos — dedicado en especial a Luthor. A estas alturas no veo necesario alabar una obra archiconocida. El que no haya leído aún esta maravilla de Morrison y Quitely, está tardando.

Quizás, para un recopilatorio sobre Luthor no habría incluido el All Star — cosa que sin ninguna duda habría hecho si de Bizarro se tratase —, porque no lo veo interesante siendo el cometido estudiar el recorrido trazado por el personaje a lo largo del tiempo. Un Luthor iluminado como siempre, y luminoso como todo el All Star Superman.

Y como ya me estoy poniendo pesado, y aunque no pretendía repasar todos los títulos minuciosamente, cosa que prácticamente he terminado haciendo, me despido no sin antes volver a comentar que la colección está resultando más interesante de lo que presuponía, y que volveré con más números. Especiales ganas a uno dedicado a Darkseid que atisbo en el horizonte…

Eres bueno Luthor, pero siempre me quedo con los buenos.

«Un dios debe ser severo»