Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: Fábulas tomo 8

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Fábulas edición deluxe tomo 8
Guión de Bill Willingham
Dibujo de Mark Buckingham
ECC
2015

Acaba de terminar Fábulas, el último gran pilar de la línea Vertigo de DC. Es cierto que Vertigo aún continúa en funcionamiento e incluso ha asistido a un (por el momento modesto) relanzamiento en los últimos meses, pero estamos en cualquier caso ante un ejército sin estandarte. Por eso, a la espera de que se alce uno nuevo, creo que es mejor rememorar tiempos pasados, que en esta ocasión a todas luces fueron mejores y aprovechar la edición de lujo de Fábulas tomo 8 que nos trae ECC.

Este tomo nos trae la saga de el buen príncipe, que se cuenta entre las favoritas de muchos aficionados y está sin duda en lo más alto del top personal de quien escribe. Aunque es bastante complicado hacer una sinopsis de esta obra sin caer en spoilers, el buen príncipe nos narra en un genial giro, cómo el príncipe Ambrose (Papamoscas) se convierte en un jugador clave en la futura guerra, al conseguir reclamar su propio reino dentro del territorio del Adversario. Provisto de un ejército compuesto por el más inesperado elenco de personajes conseguirá dar un vuelco al tablero de este juego de tronos.

El buen príncipe es el punto álgido de Fábulas por varios motivos. Supongo que a esta alturas no destripo nada si digo que en el siguiente tomo llegamos al primer final de esta serie. Es habitual que antes del final de una historia lleguemos al momento donde, aunque no estén puestas todas las piezas del puzle, los lectores ya comenzamos a ver la figura que encierra. Este juego que pide un cierto esfuerzo del lector da lugar a un fenómeno de comunicación entre la historia y el espectador que funciona en las dos direcciones. Ya no sólo somos receptores de una historia, sino que mediante un pequeño ejercicio intelectual estamos enriqueciendo la historia al adelantarnos. Bill Willingham es muy consciente de esto y parece haber calculado cuándo meter la parte más potente de toda la serie coincidiendo con este momento.

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En cualquier caso, para poder llegar a esa sinergia es necesario haber plantado las semillas y haberlas cuidado con mucho mimo. Es en Fábulas tomo 8 donde ya es totalmente evidente que estamos ante una serie pensada a largo plazo y cocida a fuego lento.Willingham y Mark Buckingham nos habían cautivado con sus personajes, sus relaciones y las mil y una ideas que habían pululado por la serie, pero aún estaba semioculta la finalidad de todo ello. Pese a que hay una trama principal clara, Willingham ya se ha tomado el tiempo suficiente como para que como lectores nos importe el destino de cada uno de los protagonistas de la serie y despliega todo un conglomerado de tramas de una densidad considerable. Estamos ante un tomo repleto de información, pero ya han conseguido engancharnos de tal manera que la digerimos sin notarlo lo más mínimo. Muchas de las tramas quedan aún sin resolver, pero los protagonistas de Fábulas ya se han hecho un hueco en nuestras mentes y lejos de frustrarnos la falta de información, consigue que esperemos cada tomo con más ganas. En la era del decompressive storytelling, podemos decir que en esta ocasión, los sesenta y tantos números anteriores de espera no sólo han valido la pena para el contenido de este tomo, sino que encima por sí solo cada libro funciona impecablemente.

Los misterios de Frau Totenkinder, los astutos planes del Príncipe Encantador, las oscuras maquinaciones de Geppetto y hasta los cómicos chascarrillos de Bufkin contribuyen a acrecentar este suspense sobre la guerra que se cierne, pero es la odisea del príncipe Ambrose la que nos mantendrá pegados al asiento, tal y como hace con el resto de los habitantes de Villa Fábula, que la siguen a través del espejo mágico en una especie de reality de hadas.

Intentando poner algo en el lado de lo negativo, quizá sí habría que achacarle a Willingham que aprovechando su mundo de cuentos de hadas, la magia es una constante para muchos de sus giros argumentales y de vez en cuando nos encontramos con algún que otro Deus ex machina, pero en general la obra consigue sorprender y enganchar,que es su principal misión. Cuando una obra ha recibido tantos premios como Fábulas, tendemos a buscar tres pies al gato y buscar algún tipo de afán renovador o planteamiento revolucionario, pero Fábulas es el ejemplo de que se pueden dar lecciones de escritura y dibujo de comics al servicio únicamente de algo tan simple y tan grande como una historia.

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Y esto nos lleva al dibujo. Hasta Fábulas siempre habíamos visto a Mark Buckingham como uno de esos dibujantes artesanos y trabajadores que cumplen con cada obra que tocan. En Fábulas se nos muestra como uno de los mejores narradores que podemos encontrar en el panorama americano. Es complicado que un planteamiento tan ceñido al servicio de la historia pueda servir tanto para el lucimiento personal del británico y sólo suelen darse estos dos factores juntos cuando estamos ante un trabajo realmente bueno. Cada personaje y cada arco tiene un planteamiento propio de página, su propia voz. En un dibujante menos competente podríamos estar ante una macedonia sin mucho sentido, pero en manos de Buckingham el efecto es el contrario y dota a la historia de una increíble coherenciaque nos ayuda a ubicar cada trama. Incluso los ornamentos de las páginas, que podrían quedarse sin más en el espectáculo visual sirven a la narrativa.

Fábulas tomo 8 nos da, con la saga de El buen príncipe, el mejor ejemplo de por qué esta serie estaba en todos los listados de premios hace unos años.