Es la hora de las tortas!!!

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Reseña Eternal Warrior: Días de acero

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Eternal Warrior: Días de acero

Guión de Peter Milligan.
Dibujo de Cary Nord.
Color de Brian Reber.
Aleta Ediciones. 2016
Rústica, 104 págs. Color.
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Hay algo que parece una constante en los cómics de Valiant y es un seguro de un mínimo de calidad. Aún no he leído una sola obra de Valiant que pueda considerar un mal tebeo,sin embargo, tampoco son tantas las obras que vayan a dar que hablar dentro de unos años. Eternal Warrior: Días de acero es un tebeo bien construido, entretenido y como mínimo correcto en lo gráfico, pero desgraciadamente, no cumple las expectativas.

Cuando un cómic viene de la mano de un guionista como Peter Milligan, capaz de firmar obras como X-Statix, Enigma o Blanco Humano, y Cary Nord, ganador de un Eisner y experto en escenas de batalla, se tiende a esperar casi una obra maestra y cuando lo que lees es una historia correcta y entretenida sin más, es imposible reprimir la desilusión.

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Eternal Warrior: Días de acero continúa las andanzas de Gilad Anni-Padda en un momento crítico para nuestro guerrero eterno. Estamos en la Alta Edad Media en lo que un día llegará a ser Francia, concretamente durante una época de conflicto entre los francos y los invasores magiares, podría ser durante el siglo IX o X. Gilad comienza a plantearse el sentido de su misión de guerra en guerra hastiado de seguir las órdenes del Geomante sin conocer el objetivo o percibir un resultado de sus acciones más allá de deambular de carnicería en carnicería. Será entonces cuando se le encomendará la misión de proteger un bebé del que se profetiza que será el salvador de los francos. A partir de aquí, la cosa se complicará y Milligan se dedicará a jugar al despiste para que compartamos las dudas de Gilad. La trama girará con corrección pero sin resultar excesivamente sorprendente y, si bien puede que el resultado no sea 100% predecible, casi desde el incio del cómic se espera un giro y se intuye que las cosas no son lo que parecen.

A su favor tenemos algo común en Valiant y es que no es preciso haber leído nada antes de este tomo. Lo que es imprescindible te lo aclaran durante las primeras páginas. La accesibilidad y la corrección son una constante casi en cualquier obra de esta editorial, pero que nadie se engañe al leer los nombres de los autores. Tirando del socorrido símil gastronómico Eternal Warrior: Días de acero no deja un mal sabor de boca, pero te quedas con hambre. Es algo desilusionante que a un escritor con ingenio y oficio como Milligan se le vean los hilos en esta función y para cuando llega la moraleja de esta fábula, lo que debía ser la sorpresa final, se queda a medio fuelle.

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En el apartado gráfico, Cary Nord vuelve a destacar en las escenas de batalla, aunque no tanto en las transiciones más pausadas, que abundan en este tebeo. Además, no se ve especialmente favorecido por el color de Brian Reber, a cuyo trabajo no le podemos poner ninguna pega en lo técnico, pero su estilo es quizá excesivamente vaporoso para un color directo sobre lápiz que probablemente se habría visto reforzado por un color menos detallista pero más contundente.

La verdad es que me resulta complicado poner una conclusión a esta reseña, ya que Eternal Warrior: Días de acero no me parece un tebeo desaconsejable, pero es preciso llegar virgen y sin expectativas para poder disfrutarlo.