Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Quiero comerme tu páncreas

Quiero comerme tu páncreas
Guion
Yoru Sumino.
Dibujo
Idumi Kirihara.
Formato
Rústica con sobrecubierta, 440 págs, Color y B/N, 18x12 cm.
Precio
14,95€.
Editorial
ECC Ediciones. 2018.
Edición original
君の膵臓をたべたい (Kimi no suizou wo tabetai), Futabasha Publishers.

ECC nos trae Quiero comerme tu páncreas, editado en Japón en 2016 y que adapta la novela homónima editada dos años antes. Se trata de un Shojo manga (aunque en el algún sitio lo he visto catalogado como Seinen… ¡!) de Yoru Sumino (misma autora de la novela) e Idumi Kirihara, que nos cuentan la historia de la relación entre una chica con una enfermedad terminal y un chico muy introvertido.

Sakura Yamauchi es una chica adolescente muy alegre y sociable. Un día, un compañero de clase que está en un centro sanitario en una revisión médica se encuentra accidentalmente su diario y se entera de que tiene una enfermedad en el páncreas que acabará con su vida antes de un año. La chica comienza una relación de amistad con él, pero el chico es especialmente introvertido y no será nada fácil de tratar, a pesar de que el hecho de ser el único que conoce su enfermedad le hace sentirse comprometido a mantener dicha amistad.

Quiero comerme tu páncreas
A pesar de que estamos ante una obra con inevitables tintes melodramáticos, se centra en la relación entre dos polos opuestos: Sakura, pizpireta, risueña y con un curioso sentido del humor; y él, un chico hosco y que entra dentro de la calificación de hikikomori, que es como catalogan en Japón a esas personas solitarias que no salen de casa y apenas mantienen relaciones sociales. Es una vuelta de tuerca a la última tendencia de buddy movies al estilo Intocable o Antes de ti, en la que una enfermedad sirve de vínculo entre dos personajes con personalidades muy contrapuestas.

Que conste que no he especificado el nombre del chico hasta ahora porque es uno de los recursos de la autora. Hace referencia a su nombre, se lo muestra a Sakura e incluso comentan su parecido con el de cierto escritor… pero no lo nombran en gran parte de la obra. Ella se refiere a él como Chico Íntimo o Chico Cruel, dependiendo del momento, pero mantiene la incógnita del nombre como profundizando un poco más en lo introspectivo de su personalidad.

Otro de los Macguffin de la historia es la enfermedad de la chica, que se especifica que es de páncreas, que es terminal y que no le produce clínica alguna. Las enfermedades pancreáticas que conozco y que son terminales son probablemente las más dolorosas y sintomáticas que se puedan padecer. Pero da igual. Realmente la autora quiere poner esa fecha tope para que la relación madure y el lector tenga la sensación de que el tiempo se acaba. Y cuando hablo de relación no es necesariamente una relación romántica. Aunque es inevitable el tinte romántico en ciertos momentos, todo gira en torno a cómo el chico protagonista tendrá que ir saliendo un poco de su cascarón y de cómo Sakura le cambiará. Al principio se siente obligado, por compasión, y por no saber cómo tratar con su situación, y es divertido ver cómo en su clase comienzan a hablar de ellos y él se siente incómodo por ver cómo los demás piensan que están manteniendo una relación.

Quiero comerme tu páncreas
Una de las cosas que más me picó la curiosidad sobre esta obra es su título. Es un recurso que la autora ha sabido utilizar con inteligencia, pues muy al principio ya explica que es una frase en la que se alude a la tradición ancestral de que cuando tenían una afección en cierto órgano se tendía a comer la misma víscera de un animal para sanarlo. Un título con mucho gancho que despierta la curiosidad, pero para nada estamos ante un manga de canibalismo, que nadie se alarme. Bueno, lo mismo no os alarmáis sino que os estoy desanimando a leerla… XD

La novela tuvo tanto éxito en Japón que dio paso a esta adaptación en manga y posteriormente hicieron también el anime, que ha sido otro bombazo.El dibujo de Kirihara es muy apto para un Shojo, amable y preciosista, con una narrativa pausada y sin el dinamismo del Shonen en la composición de página.

Sí me gustaría advertir algo a los no habituales a este tipo de obras y que puedan sentirse atraídos por el hecho de ser una historia contenida en un solo tomo. La cultura japonesa es como es, como podría atestiguar nuestro experto en manga Lamastelle-San. Los mangakas están muy familiarizados con ella, y no se extrañan de ciertos comportamientos, pero para aquellos que no lo estén tanto puede resultarles muy llamativas algunas maneras de reaccionar e incluso de la propia relación entre personas. Hay muchos detalles que de leerlos en una obra europea o americana, sin duda, nos resultarían incluso criticables por infantiles o por incoherentes, pero hay que tener presente que se trata de otra cultura con sus propias costumbres.

Quiero comerme tu páncreas
En definitiva, Quiero comerme tu páncreas.

Una historia que profundiza en la relación entre dos personajes muy diferentes y casi opuestas. Una relación sin necesidad de etiquetas: para amar a alguien no es imprescindible un interés romántico, sino simplemente que te preocupes por esa persona, produzca cambios en ti y te sientas bien estando con ella/él. Hay un momento muy bonito en la historia en la que el chico le pregunta a Sakura qué significa vivir y la contestación de ella es probablemente el mejor resumen que se puede hacer de esta obra. Una escena muy edulcorada… pero preciosa. Tiene algunos errores o imprecisiones como el mero hecho de la enfermedad, pero son fallos que no importan, porque sabes que el mensaje que te están intentando transmitir es otro. Al menos en mi caso son los errores con los que más indulgente soy.

Lo mejor: Es una obra muy bonita y a pesar de haber visto ya otras historias similares aporta distinción suficiente con el resto que hacen que merezca la pena su lectura. El personaje de la amiga de Sakura.

Lo peor: Si no estás acostumbrado a leer Shojo y te acercas por curiosidad, hay muchas cosas que te van a resultar chocantes. La trama del asesino parece un poco metida con calzador y queda algo forzada.