Es la hora de las tortas!!!

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El otoño del Comisario Ricciardi: El día de los difuntos

El otoño del Comisario Ricciardi: El día de los difuntos
Guion
Sergio Brancato, Claudio Falco, Paolo Terracciano (basado en la novela de Maurizio de Giovanni).
Dibujo
Luigi Siniscalchi.
Tinta
Luigi Siniscalchi.
Color
Marco Matrone.
Formato
Cartoné, 176 págs, bitono, 19.5x26 cm.
Precio
18€.
Editorial
Panini. 2019.
Edición original
Le Stagioni del Comissario Ricciardi: El giorno dei morti (Sergio Bonelli Editore).

Con esta cuarta aventura del Comisario más famoso de Nápoles, apreciamos algunos cambios de fórmula. Un soplo de aire fresco que evita el que nos anticipemos a algunas cosas, o que nos aburra esa sensación de déjà vu, sin dejar de mantener la fórmula básica que todos los seguidores de la colección esperamos. Hay algunos cambios en estructura, pero también en dibujo, con un estilo que dista mucho de los anteriores libros, mucho menos preciosista que sus predecesores. El otoño del Comisario Ricciardi: El día de los difuntos seguirá apasionando a los aficionados a las andanzas del policía italiano, con una aventura mucho más personal en la que, por primera vez, el asesinato pasa casi a un segundo plano y las tramas personales acaparan todo el protagonismo. Edita, como siempre, Panini.

El caso de este título se centra en la aparición de Tettè, un pequeño huérfano que está a cargo de la Iglesia, muerto en la calle. Todo hace pensar que es una muerte accidental por frío y hambre, pero el Comisario Ricciardi tiene la sensación de que algo no termina de encajar porque, por primera vez, no puede ver el fantasma del muerto. Ricciardi dará todo de sí para resolver el caso, mientras que su superior lo vigila de cerca por la inminente visita a la ciudad del Duce.


El otoño del Comisario Ricciardi: El día de los difuntos
es una obra diferente por muchos motivos: El principal, diría, es el clima. No estamos acostumbrados a ver una Nápoles tan gris y lluviosa. La lluvia impregna cada página de la obra, y el bitono elegido para el otoño es un gris rosado propio de la iluminación de climas tan húmedos. Pero el gris no solo se adueña del color del cómic, sino que va más alla, con una historia muy oscura y dolorosa, centrada en las miserias de esos pobres niños huérfanos y la gente que se intenta aprovechar de ellos, a la par que muestra a un Comisario Ricciardi mucho más introvertido que nunca, y con una implicación tal, que está a punto de costarle su propia salud.

Pero no solo es diferente por esto. Por primera vez vamos a ver una fórmula de historia que intercala tramas del pasado y del presente, sin ser planteadas como una historia contada por un personaje, sino que directamente se muestra la escena con una leyenda de situación que nos muestra que estamos ante el pasado. Aunque sea un detalle menor, es la primera vez que la historia se resuelve sin un giro final que le da la vuelta a todo, y es algo que he agradecido porque lo que comenzó siendo un recurso sorpresivo había llegado a ser algo que ya te esperas en cada historia e ibas con la sensación de «Venga, va, ahora el final de verdad».


Las tramas personales acaparan mucho más espacio del habitual también: la hija del Duce pasa a la acción con el Comisario (mudándose a Nápoles para tenerlo más cerca), la relación entre Ricciardi y Enrica por fin da signos de poder avanzar en algo, y la interacción entre Maione y la prostituta travesti Bambinella gana también en profundidad. Me parece que la relación entre el policía y Bambinella está tratada con mucha sensibilidad: comenzó siendo una relación casi como alivio cómico, por la actitud tan agresiva hacia el policía intentando incomodarle y tirarle los tejos, y que aquí muestra una relación de afecto y respeto sincera. También estamos ante una obra en la que el trasfondo político gana terreno, mostrando cómo el fascismo en las altas esferas de la jerarquía policial empieza a acosar cada vez más a Ricciardi y, sobre todo, a sus colaboradores abiertamente antifascistas como es el caso del forense que colabora habitualmente con él.

Decía que el dibujo también es muy distinto. Se hace cargo de esta adaptación Luigi Siniscalchi, habitual dibujante del fumetto Dylan Dog, y con un estilo mucho más abocetado que los dibujantes que han pasado hasta ahora por la colección. Los paisajes y fondos son mucho menos detallado de lo habitual, sin llegar a estar jamás descuidados, y los personajes se muestran con un trazo a vuelapluma, que en comparación con otros títulos anteriores parecen casi un boceto rápido. Sin embargo, me ha llamado poderosamente la atención la expresividad que consigue Siniscalchi con las miradas. Los personajes pueden ser meros bosquejos, pero con los ojos expresan todo lo necesario para cada escena, consiguiendo un efecto muy interesante. El dibujante basa su Ricciardi en el actor Andy García en su juventud, muy reconocible desde el primer momento.


En definitiva, El otoño del Comisario Ricciardi: El día de los difuntos.

Con este cuarto tomo, Panini llega al punto en el que su adaptación del título ya le ha salido rana: el título original es Las estaciones del Comisario Ricciardi, aunque aquí se ha adaptado al nombre de cada una de las estaciones. El pasado julio ha salido en Italia el quinto libro de las adaptaciones a cómic, por lo que no sé cómo va a titularlo en España…

El día de los difuntos es una obra mucho más dura y melancólica de lo habitual, con una historia en la que el asesinato pasa más que nunca a ser secundario y el lector va a sentir más interés por las tramas personales de los personajes, tanto en su esfera emocional como laboral, que el propio caso, sin llegar a ser este un caso irrelevante o aburrido. Aunque se disfruta mucho más conociendo el trasfondo personal de los personajes, estas obras siguen siendo lecturas independientes que se pueden disfrutar sin necesidad de seguir las anteriores, puesto que el caso principal se plantea y resuelve en el mismo título.

Lo mejor: La relación entre Maione y Bambinella. Las tramas personales y cómo se tratan. Esa opresión fascista del momento gana relevancia y es un elemento más de la historia.

Lo peor:  El dibujo de Siniscalchi es interesante, pero acostumbrados al nivel de detalle en los libros anteriores, da la sensación de haber sido un paso atrás y corre el riesgo de apreciarse mucho menos de lo que merece.